martes, 18 de septiembre de 2018

Honzuki no Gekokujou 85


La Ira de Lutz Y La Ira de Gil

“Own, tenemos mucho que llevar hoy.”
Lutz, quien vino a recogerme esta mañana, mira hacia abajo dentro de una cesta llena de tela. La cesta, que es la que él usa cuando va al bosque, está llena de paquetes envueltos en tela. Estas son las ropa para Fran, Delia y Gil, mi túnica azul y el traje de tres piezas que compré ayer.
Mi nuevo atuendo es lindo, y tiene una especie de encanto local tradicional, pero no está cubierto de parches, está cubierto de lindos bordados y sus mangas son largas y fluidas. No es el tipo de cosa que usarían los niños en esta parte de la ciudad. Si me pongo esto y vago afuera, no puedo siquiera comenzar a imaginar lo que la gente empezaría a decir.

Desde que nosotros estamos siendo cautelosos sobre mostrarles esto a nuestras familias, Lutz y yo estamos usando la misma ropa de calle que siempre usamos. Nos dirigimos a la tienda de Benno, donde nos cambiaremos dentro del depósito de Lutz.
A medida que nosotros hacemos cosas en el lado norte de la ciudad, nuestras prendas y otros enseres personales se convierten, poco a poco, en clase alta. Esto es justo lo que se espera, puesto que los bienes de primera clase son los que se utilizan en esta parte de la ciudad. Sin embargo, si nosotros no tenemos cuidado, y la gente comienza a pensar que usualmente cargamos cosas de alto valor, nuestros viajes hacia y desde nuestros hogares comenzarán a ser más peligrosos.
El primer conjunto de aprendiz de un niño a menudo es nuevo, especialmente preparado por sus padres para celebrar la ceremonia de bautismo de su hijo, por lo cual no llama mucho la atención, sin embargo, si un niño comienza a crecer y todavía usa ropa nueva, entonces, probablemente, llamará la atención de un ladrón. Por lo tanto, creo que podría ser una buena idea para mí preguntarle a Benno si él podría conseguirme algún lugar donde pueda guardar mis cosas.
“Entonces,” le pregunto, “en base a todo eso, ¿usted podría alquilarme una habitación barata?”
Mientras Lutz se encuentra arriba en su propia habitación, cambiándose, y yo estoy aquí en la oficina en la parte trasera esperándolo, decido preguntarle si podría alquilarle una habitación. Benno, atrapado bajo un montón de papeles, me lanza una mirada, con una expresión extremadamente escéptica en su rostro.
“Claro, tu podrías alquilar una habitación, pero si quieres algo barato, sería en el ático, ¿no? ... ¿Realmente podrías subir todo el camino hasta el ático, todos los días, solo para cambiarte de ropa?”
Gimo en voz baja para mí misma, recordando cómo aún me quedo sin aliento subiendo cinco pisos para llegar a casa.
“Si lo tomo realmente, realmente, lentamente, estará bien, supongo.”
“En lo más minimo. ¿No tienes una habitación en el templo? ¿Qué haces cuando tienes visitas?”
“¿Visitas?”
Hice arreglos para ir al templo y donar mi maná y leer libros. No tengo nada arreglado sobre recibir ningún tipo de visitantes. Inclino mi cabeza sin comprenderlo, y Benno me mira, bajando su pluma.
“Incluso cuando Lutz viene a recogerte, en circunstancias normales, debería ser enviado a tu habitación, ¿cierto? ¿Cómo lo han estado haciendo?”
“...Le pidieron a Lutz que esperara fuera de las puertas, y un sacerdote con túnica gris vino a buscarme. Ummm, en otras palabras, ¿pensé que estaría bien si resolviéramos las cosas para que la biblioteca pudiese ser mi habitación?”
“¿Y eso sucedió?”
“Quiero decir, realmente me gustaría que eso sucediera...”
Sé que no hay forma de que la biblioteca, llena de libros caros, pueda ser mi habitación. Es solo un deseo.
Benno suspira. “Bueno como sea. ...Si no tienes una habitación, hoy iras a hablar con el Sacerdote Principal y pedirle prestada una.”
“¿Huh? ¿Hoy?”
“Lutz irá ya al templo hoy para hablar con Fran sobre cómo manejar tu condición. Está bien. Le preguntaré sobre eso.”
La conversación se apaga un poco, y Benno recoge y toca la campana en su escritorio. Después de un momento, una de sus empleadas pasa por la puerta interior.
“¿Usted me llamó, señor?”
“Ayúdala a cambiarse,” le ordena. “Maine, usa esa mampara y cámbiate. Subir al ático es demasiado para ti.”
¿Eh? ¿Quieres que me cambie aquí?                                                           
Ahogo esas palabras que amenazan con volar de mi garganta. Benno, habiendo dado sus instrucciones, recoge su pluma y vuelve al trabajo. Enérgicamente, la mujer extiende la mampara, configurando un área para poder cambiarme. Con la forma en que todo va de manera práctica, siento que yo soy la más rara por encontrar todo esto desconcertante, y realmente no puedo encontrar una buena manera de objetar.
“...Ummm, Señor Benno. Estoy agradecida por la oferta, sin embargo, estoy segura de que puedo subir las escaleras si avanzo lentamente, ¿sabe?”
“No desperdicies la poca energía que tienes justo antes de salir.”
Benno rompe mi endeble resistencia con una sola frase. Quizás él está haciendo esto por preocupación, o quizás por consideración, o quizás porque soy una niña pequeña, por lo que si me digo a mí misma que no necesito avergonzarme, no me avergonzaré, ¿verdad? ...No, no, ¡todavía estoy bastante avergonzada!
“Ummm...”
“¿Cuáles prendas usted usará?,” Me pregunta la mujer. “¿Estas? ... Está bien, todo listo. Por favor, regrese aquí, si quiere.”
“Asegúrate de estar lista para cuando Lutz regrese,” Benno dice.
Sin tiempo para objetar, todo está preparado para que me cambien. Me doy por vencida, yendo detrás de la mampara.
“...Entonces, muchas gracias por su ayuda.”
Solo quiero terminar con esta cosa tan embarazosa tan rápido como sea posible. Si dejo que esta mujer me ayude, entonces podré cambiarme en poco tiempo. Si me quito mi vestido y me pongo la blusa inmediatamente, la blusa colgará más allá de mi trasero, así que incluso si alguien me viese, no sería indecente.
La mujer me ayuda a abrochar la mitad de los botones diminutos de mi blusa, me ayuda a ajustar la longitud y cintura de mi falda y me ayuda a atar los cordones del corpiño. Finalmente, nosotros colocamos la horquilla que Benno me dio sobre mi cabello, y todo está completo.
“Ya terminé, Señor Benno. Gracias.”
Sosteniendo doblada mi ropa para calle, salgo de detrás de la mampara. Benno levanta la vista de su escritorio, mirándome lentamente de arriba abajo.
“...Bueno, funcionará bastante bien.”
“¿Eh? Eh? Por ‘funcionará’, ¿quieres decir que me veo como una apropiada joven? ¿Me veo realmente linda?”
“Siempre y cuando no estés hablando.”
“¿Ngh?”
Cerré mi boca, poniendo mi ropa de calle dentro de la cesta. Mark entra a la habitación, trayendo a Lutz con él.
“Disculpe mi intrusión,” él dice. “Ah, Maine. Has terminado de cambiarte, ¿veo?”
“Gracias a la ayuda del Señor Benno,” le respondo.
Él hace una pausa, mirando a Benno. “... ¿Maestro Benno?”
“¡Maine, tu idiota!,” Benno dice. "¡No saltes la parte importante! Todo lo que hice fue llamar a Matilda.”
Benno, rascando su cabeza toscamente, mira deliberadamente a Matilda mientras guarda la mampara. “Ahh,” Mark dice, asintiendo, antes de permitirle entrar a Lutz, quien ya se ha puesto su ropa de aprendiz, empujándolo frente a él. Benno mira brevemente a Lutz, asegurándose de que él lleva una tablilla de madera en particular, luego asiente.
“Muy bien, Lutz, hoy tu trabajo será ir al templo y hablar con Fran, una de los asistentes de Maine, sobre cómo manejar su condición física. ¿Has terminado el resumen de lo que vas a explicarle?”
“Sí, Maestro Benno".
Lutz se inclina cortésmente, justo como Mark, a continuación levanta su cesta y sale de la habitación. Verlo actuar como un asistente de tienda modelo me hace sentir un poco orgullosa. Puedo entender, al menos un poco, como debe sentirse un padre cuando va a ver a su hijo a la escuela en el día de los padres.
Aaah, Lutz está creciendo también...
“Wow, Lutz, tu postura y tono son realmente buenos,” le digo, mientras lo sigo dejando la tienda.
“Aun no estoy listo, pero esto también es parte de mi trabajo.”
Lutz resopla orgulloso, sonriendo. Creo que es maravilloso que él pueda estar orgulloso de su propio trabajo duro. Definitivamente tengo que seguir su ejemplo.
“Te está yendo tan bien siendo cortés en la tienda. Tengo que hacer lo mismo e intentar hablar como una señorita en el templo también.”
“… ¿Puedes hacer algo como eso?”
“Cuando lo intenté, el Señor Benno no me dijo que había fallado, por lo que no creo que fuese tan extraño. Pero esto es algo que necesito practicar para poder acostumbrarme. ...Cuando lleguemos ahí, comenzaré a hablar de manera diferente, así que incluso si no me queda bien, será mejor que no comiences a reír.”
Si Lutz se pone a reír, mi acto de niña rica, al cual todavía no estoy acostumbrada, se derrumbará instantáneamente.
“... ¿Tendré que hablar cortésmente también?”
“El Señor Benno realmente me sorprendió con cuan cuidadoso él fue con sus palabras cuando estaba hablando con los nobles. Creo que deberías apuntar a ser bastante cortés, ¿quizás?”
“S... sí...”
Cuando arribo al templo, mis tres asistentes me están esperando en el patio más allá de las puertas. Mientras me preguntaba cómo ellos se las arreglaron para hacer esto cuando nadie los había contactado con anticipación, Lutz atentamente me informa que la Firma Gilberta había enviado un mensajero antes que nosotros. Parece que incluso al regresar a casa, una palabra debe ser enviada con anticipación. La sociedad noble es demasiado molesta, un dolor en el trasero.
Ahora bien, ¿cómo los saludo? ‘Hola,’ ¿quizás? ‘Estoy de vuelta,’ o ¿tal vez? Hmmm...
“Heh, heh, te metí en problemas, ¿no?”
“... ¿Huh?”
Había planeado usar mi voz de niña rica para todas mis interacciones en el templo hoy, pero Delia arruinó aquel plan desde el principio. Hago un ruido confuso, inclinando mi cabeza. Fran da un paso adelante, empujando a Delia a un lado.
“Bienvenida, Hermana Maine. Me alegro por su regreso seguro. Realmente he estado esperando su llegada.”
Rápidamente me repongo. “Gracias, Fran,” le respondo, teniendo cuidado de hablar lo más elocuentemente que puedo. “Algo digno de mencionar ha sucedido mientras yo me encontraba fuera, ¿tal vez?”
Fran cruza sus manos frente a su pecho, inclinándose levemente. “Todo está bien,” dice.
“¿Qué está bien?,” Delia interviene. “¡Ella tuvo un visitante, sin embargo, no tenía a sus asistentes con ella! Ahora eso fue una vergüenza pública, ¿no? Heh, heh, esto me hace tan feliz.”
Basado en cómo ella está presumiendo su pecho, parece que esto debería ser un evento excepcionalmente embarazoso, aunque no recuerdo haberme sentido particularmente avergonzada. En lugar de eso, aprendí cuán habilidoso es Fran, y realmente me sentí bastante aliviada de que ninguno de estos dos estuviese allí para causarme problemas.
“... Fran estaba allí, por supuesto,” le digo.
“¡Hmph! Eso simplemente significa que ahora todos saben que solo puedes llamar a un asistente. ¡Ni siquiera podrías ofrecerles flores! Estoy segura de que tu visitante debe haber estado muy decepcionado.”
¿Qué implica ‘ofrendar flores’? Incluso simplemente por el contexto, realmente no siento necesidad de saberlo. Benno se reunió con el Sacerdote Principal, consintió al Sacerdote Principal con sus regalos, y tomó la iniciativa en la conversación acerca de la distribución de los beneficios del Taller de Maïne, así que fue totalmente satisfactorio, ¿no?
Realmente no entiendo, pero parece que Delia quiere escuchar que, de hecho, me causó problemas. Podría ser una gran molestia, así que no hay mejor manera que terminar con esto tan rápido como sea posible.
“Argh. Sí. Eso fue un problema. Estoy en un montón de problemas ahora.”
“Heh heh. ¿No es así?”
“Hermana Maine,” Fran dice, “que--”
“Me estás causando problemas, Delia. Incluso ahora.”
Fran mira hacia abajo pasivamente, pareciendo entender lo que estoy buscando. Miro brevemente la ropa en la cesta en la espalda de Lutz, luego miro uniformemente a Delia, inclinando lentamente mi cabeza hacia un costado.
“¿Cómo podría conseguir que trabajes para mí en serio, Delia?”
“No hay forma de que alguna vez trabaje para ti, ¿estás ahí? ¡Eres una especie de idiota, ¿verdad?! Tan estúpida.”
Delia sonríe triunfantemente, se da vuelta y se marcha para irse a alguna parte. Ella no se despidió, simplemente hizo lo que quería, así que al igual que antes, aunque terminé alejándola, no me siento ni un poquito culpable. En realidad es un poco refrescante.
“...Hey, Maine,” Lutz dice. "¿Quién era ella?”
“Una de mis asistentes,” le respondo.
“¿Qué? ¿Alguien así puede ser un asistente?”
Lutz, estupefacto, observa a Delia mientras se aleja en la distancia. Su determinación de hablar cortésmente parece haber colapsado por completo. Lo entiendo completamente. Si no pongo un poco de fuerza de voluntad, mi discurso de señorita educada tampoco va a regresar.
“Me disculpo por mi impertinencia,” Fran objeta inmediatamente, tal vez sintiendo que su profesión había sido insultada, “sin embargo, ella está muy fuera de la norma.”
Ser un asistente es un trabajo que requiere que uno sea una persona excelente, como lo es Fran, por lo cual es probable que Delia, que tiene los ojos puestos en convertirse en la amante del Maestro del Templo, se encuentre fuera de la norma.
“Fran, aquí, es un excelente asistente,” le digo a Lutz. “Delia tiene ciertos problemas, sin embargo...”
“Hmm. Entonces ellos no son todos así, ¿huh? Eso es bueno.”
Tan pronto como Lutz expresa su comprensión, el otro niño problema pega su trasero en la conversación, apuntando directamente a Lutz.
“¿Y qué hay de ti, entrando sin permiso aquí? ¿Qué te da el derecho?”
“... ¿Quién es este?,” Lutz dice, haciendo una desagradable mueca.
Puesto que ambos poseen la misma altura y complexión, y ambos están teniendo esta conversación aquí, supongo que Lutz ya ha descubierto que este chico es Gil.
“Un asistente,” le respondo con naturalidad.
“Por favor, piense en él como algo inusual también,” Fran le dice.
“¡¿Quieres decir que eres el único decente?!” Lutz exclama. "¡¿Que sucede con eso?!”
No puedo continuar. Para Lutz, quien ve que dos de mis tres asistentes están fuera de la norma, obviamente parece que Fran es una minoría. Mientras Fran y yo nos quedamos allí, al final de nuestro ingenio, Gil se vuelve para gritarle a Lutz.
“¿Qué pasa contigo, ¡tú extraño?!”
“Soy Lutz. El asociado de Maine. Soy el principal involucrado en el manejo de su condición. Estoy aquí porque el Maestro Benno me pidió que hablara con sus asistentes acerca de cómo manejar su condición también. Y tú, un asistente que ni siquiera puede manejar un saludo simple...”
Para Lutz, quien había estado nervioso por tener que presentarse ante un noble, esto debe haber parecido un enorme anticlímax.
“Lo siento, Lutz. Es porque aún no tengo experiencia como maestro.”
“¿No te está apoyando con aquello que tus asistentes deben hacer? ¿Realmente necesitas a alguien como él, quien ni siquiera puede hacer el trabajo que le asignaron? Si él no quiere trabajar, deshazte de él. Y esa otra chica, también, no está pensando en nada más que en cómo causarle problemas.”
Es exactamente él dijo, pero como estos asistentes fueron específicamente asignados a mí, no puedo deshacerme de ellos tan fácilmente.
“Bueno,” le digo, “su estupidez es realmente útil, en algunos casos, por lo que todo está bien por ahora.”
“... ¿Útil?”, Lutz dice, con escepticismo.
“Delia es una espía del Maestro del Templo, por ejemplo, pero cada vez que hace algo, inmediatamente me lo cuenta. Definitivamente prefiero eso sobre alguien que realmente se cuele en las sombras.”
Realmente prefiero estos niños ante personas sobre las cuales no tendría ningún control. “Qué dolor,” él murmura, encogiéndose de hombros.
“…Hey. Pequeña. ¿Te burlas de nosotros?” Gil dice.
Gil nos mira enojado. Estoy bastante segura de que él está señalando mi estatura cuando dijo ‘pequeña’, pero no tengo ganas de darle la dignidad de una respuesta.
“Fran, tengo un favor que pedirte,” le digo.
“Ciertamente, Hermana. ¿Qué desea que haga por usted?”
“¡No me ignores! ¡Deja de ser estúpida!”
Gil se lanza hacia delante, grita, y agarra mi brazo, tirando con todas sus fuerzas. Dada la diferencia en nuestro físico y nuestra fuerza, no tiene problemas para tirar de mí, con mi cuerpo apenas lo suficientemente grande como para tener el equilibrio de alguien de cuatro o cinco años, termino perdiéndolo.
“¡Yaagh!,” Le grito.
Cuando perdí mi apoyo, Lutz estuvo allí para agarrarme, así que caemos al suelo juntos. Me siento, aplastando a Lutz, parpadeando sin comprender, sin procesar lo que acaba de suceder en este instante.
Lentamente miro a mí alrededor. Fran, con quien acababa de hablar, parecía que había alargado su mano para agarrarme, pero no llegó a tiempo, así que se quedó allí de pie, mirándome, con su brazo extendido. Gil se queda allí en estado de shock, mirando hacia adelante y hacia atrás entre mí y su mano, como si no pudiese creer que él hubiera sido capaz de enviarme volando tan fácilmente.
“Maine, ¿estás bien?,” Lutz me pregunta.
“Me atrapaste, así que estoy bien. ¿Estás bien?”
“Sí. Entonces ese es uno de tus asistentes, ¿huh? Parece que necesita algo de disciplina, ¿no?”
El tono de voz de Lutz no es diferente del que suele ser, sin embargo, una feroz ira arde en sus ojos cuando me mira. Casi parece que el color de sus ojos es un poco más claro. Al darme cuenta de lo enojado que está, retrocedo.
“Él realmente lo hizo, pero no sé si merece la clase de tiempo, esfuerzo y cuidado que eso tomaría... además, realmente no tengo la fuerza para hacerlo yo misma.”
“Está bien, entonces, lo haré por ti.”
Por la forma en que él habla, tiene ganas de pelea. Me ayuda a ponerme de pie, me mira para asegurarme de que estoy ilesa y me entrega a Fran. En el siguiente momento, salta hacia Gil, golpeándolo en la cara.
“¡Idiota! ¿Qué ibas a hacer si ella se lastimaba?”
En la parte pobre de la ciudad, hay, por supuesto, toneladas de peleas entre niños, pero existe un entendimiento tácito de que debes mantener un ojo sobre tu oponente si te metes en una pelea. Después de todo, en las partes pobres de la ciudad, tu cuerpo es en última instancia la fuente de tus ingresos, por lo tanto está estrictamente prohibido ir demasiado lejos en una pelea.
Esta vez, Gil claramente fue demasiado lejos. Si él hubiese seguido hablando, entonces Lutz se hubiera encogido de hombros y hubiese contestando con algunos de los suyos. Sin embargo, mi familia y Benno le habían dicho a Lutz que me protegiera, y Gil se había atrevido a levantarme la mano frente a él. Cuando se supone que soy su maestro, también, además de eso.
“¡¿Qué estás haciendo?!” Gil grita.
“¡Esa es mi línea! ¿Qué tipo de asistente ataca a su maestro, ¡idiota?!”
Desde que es natural que Gil pague por atacarme, permanezco en silencio mientras veo a Lutz golpear a Gil, pensando que sería genial si esto lo hiciera comportarse mejor.
“Hermana Maine,” Fran dice, “um, ¿no debería detener al Maestro Lutz--?”
“¿Por qué debería hacer tal cosa? ¿No es mi deber como maestro de Gil disciplinarlo? Todo lo que está pasando es que Lutz amablemente lo está haciendo en mi lugar. Estoy muy feliz por su ayuda. Después de todo, carezco de la fuerza para hacerlo yo misma.”
Aunque tampoco me importa lo suficiente, agrego, en mi cabeza. Fran nerviosamente mira hacia adelante y hacia atrás entre Gil y yo, quien está siendo abofeteado.
“Desea disciplinarlo... ¿cierto? Podrías enviarlo a la sala de reflexión, o suspender las bendiciones de los dioses, o...”
“¿La sala de reflexión?”
“¡Tú... no deberías recurrir a la violencia!”
Tal parece que incluso la disciplina es muy diferente entre las partes pobres de la ciudad y el templo.
“Lutz, es suficiente,” le digo.
“Este tipo aun no lo entiende. Sigue repitiendo “por qué me pegas” una y otra vez.”
“Fran dice que disciplinar a las personas en el templo no implica golpearlos.”
“¿Huh? La disciplina es disciplina, ¿verdad?”
“Parece que aquí es diferente.”
Lutz chasquea su lengua decepcionado mientras remueve sus manos de Gil. Aparte de ese primer golpe, el resto de los golpes habían sido con la palma abierta, por lo que Gil no tiene lesiones obvias.
“Seriamente. No solo este tipo no ha hecho las cosas que debería hacer, sino que trató de lastimarte. Él es el peor. No puedo permitir que un asistente peligroso como este se quede contigo. Deshazte de él.”
“¡Ella tampoco hace lo que tiene que hacer!,” Gil grita. “¡Ella no me da nada de lo que se supone que debe darme!”
Él se levanta y lleva una mano a su cara, mirándome. Parece que, una vez más, hay otro conocimiento común que no sé.
“Dime, Fran. ¿Qué se supone que debería darle?”
“¿Qué?,” ​​Gil dice, antes de que Fran pueda responderme, “¡¿en serio no sabes?!” ¡¿Qué tan ignorante eres?!”
Sus graznidos no hacen nada para conseguir avanzar en la conversación. Debería estar completamente consciente de que no conozco ninguna de las cosas que se consideran de conocimiento común en el templo, pero aún está gritando al respecto. Qué idiota.
“Gil,” le digo, “¿qué tan estúpido eres?”
“¡¿Qué haz-?!”
“Lo dije yo misma, ¿no? No poseo el conocimiento común de aquí. Entonces, ¿por qué sigues pensando que debería saber sobre esto? ¿No debería ser obvio, desde el principio, que la hija de unos plebeyos no sabrá nada sobre lo que sucede en el templo? ¿Todavía estás esperando seriamente que yo lo sepa?”
“Ngh...”
Gil rechina sus dientes, mirándome sin poder replicar. Lutz se interpone entre nosotros dos, como si me estuviese protegiendo de Gil.
“Entonces, ¿por qué estás actuando con tanta importancia y gritando sobre las cosas que se ‘supone’ que ella debe darte? ¿Qué le debe a alguien que ni siquiera se molesta en hacer su trabajo? ¿Cómo llegaste a la conclusión de que a alguien que no hace nada se le debe algo?”
“¡Las bendiciones de los dioses se dan por igual a todos! ¡Incluso aunque las consigas antes si logras subir de rango, todo es igual! ¡No importa cuál sea tu trabajo!”
“¡¿Eh?!” Lutz responde, con un tono desafiante en su voz.
Lutz y yo intercambiamos miradas, ninguno de nosotros comprende lo que Gil estaba tratando de hacernos entender. Miro a Fran, que todavía está parada a mi lado.
“Fran. ¿Puedo pedirte que me expliques esto, tal vez? ¿Qué se espera que le dé a Gil?”