La Ira de Lutz Y La Ira de Gil
“Own,
tenemos mucho que llevar hoy.”
Lutz, quien
vino a recogerme esta mañana, mira hacia abajo dentro de una cesta llena de
tela. La cesta, que es la que él usa cuando va al bosque, está llena de paquetes
envueltos en tela. Estas son las ropa para Fran, Delia y Gil, mi túnica azul y
el traje de tres piezas que compré ayer.
Mi nuevo atuendo
es lindo, y tiene una especie de encanto local tradicional, pero no está
cubierto de parches, está cubierto de lindos bordados y sus mangas son largas y
fluidas. No es el tipo de cosa que usarían los niños en esta parte de la
ciudad. Si me pongo esto y vago afuera, no puedo siquiera comenzar a imaginar
lo que la gente empezaría a decir.
Desde que nosotros
estamos siendo cautelosos sobre mostrarles esto a nuestras familias, Lutz y yo
estamos usando la misma ropa de calle que siempre usamos. Nos dirigimos a la
tienda de Benno, donde nos cambiaremos dentro del depósito de Lutz.
A medida
que nosotros hacemos cosas en el lado norte de la ciudad, nuestras prendas y
otros enseres personales se convierten, poco a poco, en clase alta. Esto es
justo lo que se espera, puesto que los bienes de primera clase son los que se utilizan
en esta parte de la ciudad. Sin embargo, si nosotros no tenemos cuidado, y la
gente comienza a pensar que usualmente cargamos cosas de alto valor, nuestros
viajes hacia y desde nuestros hogares comenzarán a ser más peligrosos.
El primer conjunto
de aprendiz de un niño a menudo es nuevo, especialmente preparado por sus
padres para celebrar la ceremonia de bautismo de su hijo, por lo cual no llama
mucho la atención, sin embargo, si un niño comienza a crecer y todavía usa ropa
nueva, entonces, probablemente, llamará la atención de un ladrón. Por lo tanto,
creo que podría ser una buena idea para mí preguntarle a Benno si él podría
conseguirme algún lugar donde pueda guardar mis cosas.
“Entonces,”
le pregunto, “en base a todo eso, ¿usted podría alquilarme una habitación
barata?”
Mientras
Lutz se encuentra arriba en su propia habitación, cambiándose, y yo estoy aquí
en la oficina en la parte trasera esperándolo, decido preguntarle si podría
alquilarle una habitación. Benno, atrapado bajo un montón de papeles, me lanza
una mirada, con una expresión extremadamente escéptica en su rostro.
“Claro, tu podrías
alquilar una habitación, pero si quieres algo barato, sería en el ático, ¿no?
... ¿Realmente podrías subir todo el camino hasta el ático, todos los días,
solo para cambiarte de ropa?”
Gimo en voz
baja para mí misma, recordando cómo aún me quedo sin aliento subiendo cinco
pisos para llegar a casa.
“Si lo tomo
realmente, realmente, lentamente, estará bien, supongo.”
“En lo más
minimo. ¿No tienes una habitación en el templo? ¿Qué haces cuando tienes visitas?”
“¿Visitas?”
Hice
arreglos para ir al templo y donar mi maná y leer libros. No tengo nada arreglado
sobre recibir ningún tipo de visitantes. Inclino mi cabeza sin comprenderlo, y
Benno me mira, bajando su pluma.
“Incluso
cuando Lutz viene a recogerte, en circunstancias normales, debería ser enviado
a tu habitación, ¿cierto? ¿Cómo lo han estado haciendo?”
“...Le
pidieron a Lutz que esperara fuera de las puertas, y un sacerdote con túnica
gris vino a buscarme. Ummm, en otras palabras, ¿pensé que estaría bien si
resolviéramos las cosas para que la biblioteca pudiese ser mi habitación?”
“¿Y eso
sucedió?”
“Quiero
decir, realmente me gustaría que eso sucediera...”
Sé que no
hay forma de que la biblioteca, llena de libros caros, pueda ser mi habitación.
Es solo un deseo.
Benno
suspira. “Bueno como sea. ...Si no tienes una habitación, hoy iras a hablar con
el Sacerdote Principal y pedirle prestada una.”
“¿Huh?
¿Hoy?”
“Lutz irá ya
al templo hoy para hablar con Fran sobre cómo manejar tu condición. Está bien.
Le preguntaré sobre eso.”
La
conversación se apaga un poco, y Benno recoge y toca la campana en su
escritorio. Después de un momento, una de sus empleadas pasa por la puerta interior.
“¿Usted me
llamó, señor?”
“Ayúdala a
cambiarse,” le ordena. “Maine, usa esa mampara y cámbiate. Subir al ático es
demasiado para ti.”
¿Eh? ¿Quieres que me cambie aquí?
Ahogo esas
palabras que amenazan con volar de mi garganta. Benno, habiendo dado sus
instrucciones, recoge su pluma y vuelve al trabajo. Enérgicamente, la mujer
extiende la mampara, configurando un área para poder cambiarme. Con la forma en
que todo va de manera práctica, siento que yo soy la más rara por encontrar todo
esto desconcertante, y realmente no puedo encontrar una buena manera de
objetar.
“...Ummm, Señor
Benno. Estoy agradecida por la oferta, sin embargo, estoy segura de que puedo
subir las escaleras si avanzo lentamente, ¿sabe?”
“No
desperdicies la poca energía que tienes justo antes de salir.”
Benno rompe
mi endeble resistencia con una sola frase. Quizás él está haciendo esto por
preocupación, o quizás por consideración, o quizás porque soy una niña pequeña,
por lo que si me digo a mí misma que no necesito avergonzarme, no me
avergonzaré, ¿verdad? ...No, no, ¡todavía estoy bastante avergonzada!
“Ummm...”
“¿Cuáles
prendas usted usará?,” Me pregunta la mujer. “¿Estas? ... Está bien, todo
listo. Por favor, regrese aquí, si quiere.”
“Asegúrate
de estar lista para cuando Lutz regrese,” Benno dice.
Sin tiempo
para objetar, todo está preparado para que me cambien. Me doy por vencida,
yendo detrás de la mampara.
“...Entonces,
muchas gracias por su ayuda.”
Solo quiero
terminar con esta cosa tan embarazosa tan rápido como sea posible. Si dejo que
esta mujer me ayude, entonces podré cambiarme en poco tiempo. Si me quito mi
vestido y me pongo la blusa inmediatamente, la blusa colgará más allá de mi
trasero, así que incluso si alguien me viese, no sería indecente.
La mujer me
ayuda a abrochar la mitad de los botones diminutos de mi blusa, me ayuda a
ajustar la longitud y cintura de mi falda y me ayuda a atar los cordones del
corpiño. Finalmente, nosotros colocamos la horquilla que Benno me dio sobre mi cabello,
y todo está completo.
“Ya
terminé, Señor Benno. Gracias.”
Sosteniendo
doblada mi ropa para calle, salgo de detrás de la mampara. Benno levanta la
vista de su escritorio, mirándome lentamente de arriba abajo.
“...Bueno,
funcionará bastante bien.”
“¿Eh? Eh?
Por ‘funcionará’, ¿quieres decir que me veo como una apropiada joven? ¿Me veo
realmente linda?”
“Siempre y
cuando no estés hablando.”
“¿Ngh?”
Cerré mi
boca, poniendo mi ropa de calle dentro de la cesta. Mark entra a la habitación,
trayendo a Lutz con él.
“Disculpe
mi intrusión,” él dice. “Ah, Maine. Has terminado de cambiarte, ¿veo?”
“Gracias a
la ayuda del Señor Benno,” le respondo.
Él hace una
pausa, mirando a Benno. “... ¿Maestro Benno?”
“¡Maine, tu
idiota!,” Benno dice. "¡No saltes la parte importante! Todo lo que hice
fue llamar a Matilda.”
Benno, rascando
su cabeza toscamente, mira deliberadamente a Matilda mientras guarda la mampara.
“Ahh,” Mark dice, asintiendo, antes de permitirle entrar a Lutz, quien ya se ha
puesto su ropa de aprendiz, empujándolo frente a él. Benno mira brevemente a
Lutz, asegurándose de que él lleva una tablilla de madera en particular, luego
asiente.
“Muy bien,
Lutz, hoy tu trabajo será ir al templo y hablar con Fran, una de los asistentes
de Maine, sobre cómo manejar su condición física. ¿Has terminado el resumen de
lo que vas a explicarle?”
“Sí, Maestro
Benno".
Lutz se
inclina cortésmente, justo como Mark, a continuación levanta su cesta y sale de
la habitación. Verlo actuar como un asistente de tienda modelo me hace sentir
un poco orgullosa. Puedo entender, al menos un poco, como debe sentirse un
padre cuando va a ver a su hijo a la escuela en el día de los padres.
Aaah, Lutz
está creciendo también...
“Wow, Lutz,
tu postura y tono son realmente buenos,” le digo, mientras lo sigo dejando la
tienda.
“Aun no
estoy listo, pero esto también es parte de mi trabajo.”
Lutz
resopla orgulloso, sonriendo. Creo que es maravilloso que él pueda estar
orgulloso de su propio trabajo duro. Definitivamente tengo que seguir su
ejemplo.
“Te está
yendo tan bien siendo cortés en la tienda. Tengo que hacer lo mismo e intentar
hablar como una señorita en el templo también.”
“… ¿Puedes
hacer algo como eso?”
“Cuando lo
intenté, el Señor Benno no me dijo que había fallado, por lo que no creo que fuese
tan extraño. Pero esto es algo que necesito practicar para poder acostumbrarme.
...Cuando lleguemos ahí, comenzaré a hablar de manera diferente, así que
incluso si no me queda bien, será mejor que no comiences a reír.”
Si Lutz se
pone a reír, mi acto de niña rica, al cual todavía no estoy acostumbrada, se
derrumbará instantáneamente.
“... ¿Tendré
que hablar cortésmente también?”
“El Señor
Benno realmente me sorprendió con cuan cuidadoso él fue con sus palabras cuando
estaba hablando con los nobles. Creo que deberías apuntar a ser bastante
cortés, ¿quizás?”
“S... sí...”
Cuando arribo
al templo, mis tres asistentes me están esperando en el patio más allá de las
puertas. Mientras me preguntaba cómo ellos se las arreglaron para hacer esto
cuando nadie los había contactado con anticipación, Lutz atentamente me informa
que la Firma Gilberta había enviado un mensajero antes que nosotros. Parece que
incluso al regresar a casa, una palabra debe ser enviada con anticipación. La
sociedad noble es demasiado molesta, un dolor en el trasero.
Ahora bien,
¿cómo los saludo? ‘Hola,’ ¿quizás? ‘Estoy de vuelta,’ o ¿tal vez? Hmmm...
“Heh, heh,
te metí en problemas, ¿no?”
“... ¿Huh?”
Había
planeado usar mi voz de niña rica para todas mis interacciones en el templo
hoy, pero Delia arruinó aquel plan desde el principio. Hago un ruido confuso,
inclinando mi cabeza. Fran da un paso adelante, empujando a Delia a un lado.
“Bienvenida,
Hermana Maine. Me alegro por su regreso seguro. Realmente he estado esperando
su llegada.”
Rápidamente
me repongo. “Gracias, Fran,” le respondo, teniendo cuidado de hablar lo más
elocuentemente que puedo. “Algo digno de mencionar ha sucedido mientras yo me
encontraba fuera, ¿tal vez?”
Fran cruza sus
manos frente a su pecho, inclinándose levemente. “Todo está bien,” dice.
“¿Qué está
bien?,” Delia interviene. “¡Ella tuvo un visitante, sin embargo, no tenía a sus
asistentes con ella! Ahora eso fue una vergüenza pública, ¿no? Heh, heh, esto
me hace tan feliz.”
Basado en
cómo ella está presumiendo su pecho, parece que esto debería ser un evento
excepcionalmente embarazoso, aunque no recuerdo haberme sentido particularmente
avergonzada. En lugar de eso, aprendí cuán habilidoso es Fran, y realmente me
sentí bastante aliviada de que ninguno de estos dos estuviese allí para
causarme problemas.
“... Fran
estaba allí, por supuesto,” le digo.
“¡Hmph! Eso
simplemente significa que ahora todos saben que solo puedes llamar a un
asistente. ¡Ni siquiera podrías ofrecerles flores! Estoy segura de que tu
visitante debe haber estado muy decepcionado.”
¿Qué
implica ‘ofrendar flores’? Incluso simplemente
por el contexto, realmente no siento necesidad de saberlo. Benno se reunió con el
Sacerdote Principal, consintió al Sacerdote Principal con sus regalos, y tomó
la iniciativa en la conversación acerca de la distribución de los beneficios
del Taller de Maïne, así que fue totalmente satisfactorio, ¿no?
Realmente
no entiendo, pero parece que Delia quiere escuchar que, de hecho, me causó
problemas. Podría ser una gran molestia, así que no hay mejor manera que
terminar con esto tan rápido como sea posible.
“Argh. Sí.
Eso fue un problema. Estoy en un montón de problemas ahora.”
“Heh heh.
¿No es así?”
“Hermana
Maine,” Fran dice, “que--”
“Me estás
causando problemas, Delia. Incluso ahora.”
Fran mira
hacia abajo pasivamente, pareciendo entender lo que estoy buscando. Miro
brevemente la ropa en la cesta en la espalda de Lutz, luego miro uniformemente
a Delia, inclinando lentamente mi cabeza hacia un costado.
“¿Cómo podría
conseguir que trabajes para mí en serio, Delia?”
“No hay
forma de que alguna vez trabaje para ti, ¿estás ahí? ¡Eres una especie de idiota,
¿verdad?! Tan estúpida.”
Delia
sonríe triunfantemente, se da vuelta y se marcha para irse a alguna parte. Ella
no se despidió, simplemente hizo lo que quería, así que al igual que antes,
aunque terminé alejándola, no me siento ni un poquito culpable. En realidad es
un poco refrescante.
“...Hey, Maine,”
Lutz dice. "¿Quién era ella?”
“Una de mis
asistentes,” le respondo.
“¿Qué?
¿Alguien así puede ser un asistente?”
Lutz,
estupefacto, observa a Delia mientras se aleja en la distancia. Su
determinación de hablar cortésmente parece haber colapsado por completo. Lo
entiendo completamente. Si no pongo un poco de fuerza de voluntad, mi discurso de
señorita educada tampoco va a regresar.
“Me
disculpo por mi impertinencia,” Fran objeta inmediatamente, tal vez sintiendo
que su profesión había sido insultada, “sin embargo, ella está muy fuera de la
norma.”
Ser un asistente
es un trabajo que requiere que uno sea una persona excelente, como lo es Fran,
por lo cual es probable que Delia, que tiene los ojos puestos en convertirse en
la amante del Maestro del Templo, se encuentre fuera de la norma.
“Fran,
aquí, es un excelente asistente,” le digo a Lutz. “Delia tiene ciertos
problemas, sin embargo...”
“Hmm.
Entonces ellos no son todos así, ¿huh? Eso es bueno.”
Tan pronto
como Lutz expresa su comprensión, el otro niño problema pega su trasero en la
conversación, apuntando directamente a Lutz.
“¿Y qué hay
de ti, entrando sin permiso aquí? ¿Qué te da el derecho?”
“... ¿Quién
es este?,” Lutz dice, haciendo una desagradable mueca.
Puesto que ambos
poseen la misma altura y complexión, y ambos están teniendo esta conversación
aquí, supongo que Lutz ya ha descubierto que este chico es Gil.
“Un
asistente,” le respondo con naturalidad.
“Por favor,
piense en él como algo inusual también,” Fran le dice.
“¡¿Quieres
decir que eres el único decente?!” Lutz exclama. "¡¿Que sucede con eso?!”
No puedo
continuar. Para Lutz, quien ve que dos de mis tres asistentes están fuera de la
norma, obviamente parece que Fran es una minoría. Mientras Fran y yo nos
quedamos allí, al final de nuestro ingenio, Gil se vuelve para gritarle a Lutz.
“¿Qué pasa
contigo, ¡tú extraño?!”
“Soy Lutz.
El asociado de Maine. Soy el principal involucrado en el manejo de su
condición. Estoy aquí porque el Maestro Benno me pidió que hablara con sus
asistentes acerca de cómo manejar su condición también. Y tú, un asistente que
ni siquiera puede manejar un saludo simple...”
Para Lutz, quien
había estado nervioso por tener que presentarse ante un noble, esto debe haber
parecido un enorme anticlímax.
“Lo siento,
Lutz. Es porque aún no tengo experiencia como maestro.”
“¿No te
está apoyando con aquello que tus asistentes deben hacer? ¿Realmente necesitas
a alguien como él, quien ni siquiera puede hacer el trabajo que le asignaron?
Si él no quiere trabajar, deshazte de él. Y esa otra chica, también, no está
pensando en nada más que en cómo causarle problemas.”
Es
exactamente él dijo, pero como estos asistentes fueron específicamente
asignados a mí, no puedo deshacerme de ellos tan fácilmente.
“Bueno,” le
digo, “su estupidez es realmente útil, en algunos casos, por lo que todo está
bien por ahora.”
“... ¿Útil?”,
Lutz dice, con escepticismo.
“Delia es una
espía del Maestro del Templo, por ejemplo, pero cada vez que hace algo,
inmediatamente me lo cuenta. Definitivamente prefiero eso sobre alguien que
realmente se cuele en las sombras.”
Realmente
prefiero estos niños ante personas sobre las cuales no tendría ningún control. “Qué
dolor,” él murmura, encogiéndose de hombros.
“…Hey. Pequeña.
¿Te burlas de nosotros?” Gil dice.
Gil nos
mira enojado. Estoy bastante segura de que él está señalando mi estatura cuando
dijo ‘pequeña’, pero no tengo ganas
de darle la dignidad de una respuesta.
“Fran,
tengo un favor que pedirte,” le digo.
“Ciertamente,
Hermana. ¿Qué desea que haga por usted?”
“¡No me ignores!
¡Deja de ser estúpida!”
Gil se
lanza hacia delante, grita, y agarra mi brazo, tirando con todas sus fuerzas.
Dada la diferencia en nuestro físico y nuestra fuerza, no tiene problemas para
tirar de mí, con mi cuerpo apenas lo suficientemente grande como para tener el
equilibrio de alguien de cuatro o cinco años, termino perdiéndolo.
“¡Yaagh!,” Le
grito.
Cuando
perdí mi apoyo, Lutz estuvo allí para agarrarme, así que caemos al suelo
juntos. Me siento, aplastando a Lutz, parpadeando sin comprender, sin procesar
lo que acaba de suceder en este instante.
Lentamente
miro a mí alrededor. Fran, con quien acababa de hablar, parecía que había
alargado su mano para agarrarme, pero no llegó a tiempo, así que se quedó allí
de pie, mirándome, con su brazo extendido. Gil se queda allí en estado de
shock, mirando hacia adelante y hacia atrás entre mí y su mano, como si no
pudiese creer que él hubiera sido capaz de enviarme volando tan fácilmente.
“Maine,
¿estás bien?,” Lutz me pregunta.
“Me
atrapaste, así que estoy bien. ¿Estás bien?”
“Sí.
Entonces ese es uno de tus asistentes, ¿huh? Parece que necesita algo de
disciplina, ¿no?”
El tono de
voz de Lutz no es diferente del que suele ser, sin embargo, una feroz ira arde
en sus ojos cuando me mira. Casi parece que el color de sus ojos es un poco más
claro. Al darme cuenta de lo enojado que está, retrocedo.
“Él realmente
lo hizo, pero no sé si merece la clase de tiempo, esfuerzo y cuidado que eso tomaría...
además, realmente no tengo la fuerza para hacerlo yo misma.”
“Está bien,
entonces, lo haré por ti.”
Por la
forma en que él habla, tiene ganas de pelea. Me ayuda a ponerme de pie, me mira
para asegurarme de que estoy ilesa y me entrega a Fran. En el siguiente momento,
salta hacia Gil, golpeándolo en la cara.
“¡Idiota!
¿Qué ibas a hacer si ella se lastimaba?”
En la parte
pobre de la ciudad, hay, por supuesto, toneladas de peleas entre niños, pero existe
un entendimiento tácito de que debes mantener un ojo sobre tu oponente si te metes
en una pelea. Después de todo, en las partes pobres de la ciudad, tu cuerpo es
en última instancia la fuente de tus ingresos, por lo tanto está estrictamente
prohibido ir demasiado lejos en una pelea.
Esta vez,
Gil claramente fue demasiado lejos. Si él hubiese seguido hablando, entonces
Lutz se hubiera encogido de hombros y hubiese contestando con algunos de los
suyos. Sin embargo, mi familia y Benno le habían dicho a Lutz que me
protegiera, y Gil se había atrevido a levantarme la mano frente a él. Cuando se
supone que soy su maestro, también, además de eso.
“¡¿Qué
estás haciendo?!” Gil grita.
“¡Esa es mi
línea! ¿Qué tipo de asistente ataca a su maestro, ¡idiota?!”
Desde que
es natural que Gil pague por atacarme, permanezco en silencio mientras veo a
Lutz golpear a Gil, pensando que sería genial si esto lo hiciera comportarse
mejor.
“Hermana Maine,”
Fran dice, “um, ¿no debería detener al Maestro Lutz--?”
“¿Por qué
debería hacer tal cosa? ¿No es mi deber como maestro de Gil disciplinarlo? Todo
lo que está pasando es que Lutz amablemente lo está haciendo en mi lugar. Estoy
muy feliz por su ayuda. Después de todo, carezco de la fuerza para hacerlo yo
misma.”
Aunque
tampoco me importa lo suficiente, agrego, en mi cabeza. Fran nerviosamente mira
hacia adelante y hacia atrás entre Gil y yo, quien está siendo abofeteado.
“Desea
disciplinarlo... ¿cierto? Podrías enviarlo a la sala de reflexión, o suspender
las bendiciones de los dioses, o...”
“¿La sala
de reflexión?”
“¡Tú... no
deberías recurrir a la violencia!”
Tal parece
que incluso la disciplina es muy diferente entre las partes pobres de la ciudad
y el templo.
“Lutz, es
suficiente,” le digo.
“Este tipo aun
no lo entiende. Sigue repitiendo “por qué
me pegas” una y otra vez.”
“Fran dice
que disciplinar a las personas en el templo no implica golpearlos.”
“¿Huh? La
disciplina es disciplina, ¿verdad?”
“Parece que
aquí es diferente.”
Lutz
chasquea su lengua decepcionado mientras remueve sus manos de Gil. Aparte de
ese primer golpe, el resto de los golpes habían sido con la palma abierta, por
lo que Gil no tiene lesiones obvias.
“Seriamente.
No solo este tipo no ha hecho las cosas que debería hacer, sino que trató de
lastimarte. Él es el peor. No puedo permitir que un asistente peligroso como
este se quede contigo. Deshazte de él.”
“¡Ella
tampoco hace lo que tiene que hacer!,” Gil grita. “¡Ella no me da nada de lo que
se supone que debe darme!”
Él se
levanta y lleva una mano a su cara, mirándome. Parece que, una vez más, hay
otro conocimiento común que no sé.
“Dime,
Fran. ¿Qué se supone que debería darle?”
“¿Qué?,” Gil
dice, antes de que Fran pueda responderme, “¡¿en serio no sabes?!” ¡¿Qué tan ignorante
eres?!”
Sus
graznidos no hacen nada para conseguir avanzar en la conversación. Debería
estar completamente consciente de que no conozco ninguna de las cosas que se
consideran de conocimiento común en el templo, pero aún está gritando al
respecto. Qué idiota.
“Gil,” le
digo, “¿qué tan estúpido eres?”
“¡¿Qué
haz-?!”
“Lo dije yo
misma, ¿no? No poseo el conocimiento común de aquí. Entonces, ¿por qué sigues
pensando que debería saber sobre esto? ¿No debería ser obvio, desde el
principio, que la hija de unos plebeyos no sabrá nada sobre lo que sucede en el
templo? ¿Todavía estás esperando seriamente que yo lo sepa?”
“Ngh...”
Gil rechina
sus dientes, mirándome sin poder replicar. Lutz se interpone entre nosotros
dos, como si me estuviese protegiendo de Gil.
“Entonces,
¿por qué estás actuando con tanta importancia y gritando sobre las cosas que se
‘supone’ que ella debe darte? ¿Qué le
debe a alguien que ni siquiera se molesta en hacer su trabajo? ¿Cómo llegaste a
la conclusión de que a alguien que no hace nada se le debe algo?”
“¡Las
bendiciones de los dioses se dan por igual a todos! ¡Incluso aunque las
consigas antes si logras subir de rango, todo es igual! ¡No importa cuál sea tu
trabajo!”
“¡¿Eh?!” Lutz
responde, con un tono desafiante en su voz.
Lutz y yo
intercambiamos miradas, ninguno de nosotros comprende lo que Gil estaba
tratando de hacernos entender. Miro a Fran, que todavía está parada a mi lado.
“Fran.
¿Puedo pedirte que me expliques esto, tal vez? ¿Qué se espera que le dé a Gil?”