martes, 11 de abril de 2017

Honzuki no Gekokujou - Prologo



Prólogo

Mi nombre es Urano Motosu, y tengo veintidós años. Amo los libros. Realmente amo los libros. Amo los libros más de lo que me gusta comer comida.
Adoro cómo las palabras impresas me permiten llegar y tocar las ideas de otra persona, sus fantasías. Mi corazón baila a lo largo de los caminos de pensamiento establecidos por el autor, y no puedo evitar sonreír. Absorber el vasto conocimiento contenido en un solo volumen siempre me deja sentir que he crecido como persona. El mundo entero, el cual nunca he visto con mis propios ojos, está al alcance de mis dedos, apilados perfectamente en las estanterías de librerías y bibliotecas; ¿No es esto intoxicante? Los cuentos de hadas de tierras extranjeras, reflejos de la vida en tiempos y lugares lejanos, los alcances de cada rama de la historia... cuando estoy absorta en un libro, el tiempo se evapora a mí alrededor.

Psicología, religión, historia, geografía, educación, folklore, matemáticas, física, geología, química, biología, arte, fitness, lenguaje, ficción... Todo el conocimiento acumulado de la humanidad y su visión ha sido comprimido en estos libros, y amo cada uno de ellos desde el fondo de mi corazón.
Enciclopedias, que se extienden para llenar toda la estantería; La colección de literatura, con cada volumen en su lugar; Revistas especializadas que lucen tan simples en la portada, pero que contienen contenidos tan avanzados; Periódicos coloridos llenos de fotografías; Innumerables novelas, escritas con prosa fastidiosa; Novelas ligeras, carentes de profundidad pero que sin embargo se venden fantásticamente; Libros de imágenes enormes, destinados a los niños; Manga, los cómics que son el orgullo de Japón; Cómics y revistas publicadas por y para los fans... el sonido de cada página girando es más intoxicante que el vino más fino.
También amo el olor de los rincones más oscuros de los archivos de la biblioteca, donde un olor polvoriento, incluso ligeramente mohoso de los libros antiguos llena el aire. Solamente respirar lentamente el olor de los libros viejos envía ondas de éxtasis a través de todo mi cuerpo. ¡El olor de los libros nuevos es igualmente irresistible! El olor de la tinta fresca en papel nuevo me dice que hay algo nuevo que espera ser descubierto entre esas páginas, y solamente pensar en ello me llena de emoción.
Quiero vivir toda mi vida rodeada de libros. Si puedo, quiero pasar el resto de mi vida en un lugar de archivos oscuro, pero bien ventilado, donde los libros se encuentran protegidos de los dañinos rayos del sol. Pasando cada segundo que pueda leer, sin ser separada de mis libros, hasta que mi piel se vuelva fantasmalmente pálida, mi cuerpo se debilite por falta de ejercicio y olvidando tantas comidas que tendría que alejarme por la fuerza. Quiero morir enterrada en libros. ¡No quiero tranquilamente esperar en la cama! Ser ahogada hasta la muerte por una montaña de libros me haría increíblemente feliz.
... Bueno, yo debería haber utilizado el tiempo pasado aquí.
Porque, ¡hace un momento...! ¡Hubo un gran terremoto, y fui aplastada hasta morir debajo de un montón de libros! Hmm, realmente, de todos mis deseos a conceder, ¿por qué este?
Realmente quería esto, pero no estoy realmente sintiendo que Dios me hizo un favor aquí. Acababa de obtener mi certificado de bibliotecaria, y de alguna manera había conseguido, en esta era de desempleo, ¡encontrar una posición en una biblioteca de una universidad!
Dios, por favor. Si puedo, me gustaría renacer. Todavía hay mucho más que quiero leer. Incluso en mi próxima vida, quiero leer.
Así que, hazme bibliotecaria. Déjame pasar cada día rodeada de libros. Por supuesto, sé que trabajar como bibliotecaria no me dejaría leer todo el tiempo. Es un trabajo, y estaré ocupada, y lo sé. Pero aun así, otros trabajos no me dejarán pasar el día entero rodeada de libros. Estar rodeada de libros me hará feliz. El olor intoxicante de la tinta y el papel... ¿quién más podría apreciar estos sentimientos? ¿Quién más puede sentir este revoloteo en mi corazón que ocurre cada vez que me encuentro mirando hacia atrás toda aquella historia amasada, aquellas palabras escritas para preservar las visiones del hombre, un trabajo exclusivamente de la mente humana que es tan viejo como escribir?
Si puedo leer, estaré bien. Por favor, Dios. Si has escuchado mi deseo, por favor, permíteme renacer. Cuando lo este, podré leer nuevamente.