El Verdadero Estado del Orfanato
Han transcurrido
un par de días desde que Delia comenzó a trabajar como mi asistente. Dado que
se decidió que debía tomarme algunos días libres, me quedó en casa el día de la
tierra, junto con Tory y mi Madre que también están libres, aun así aparte de
eso, he estado yendo al templo todos los días. Desde que tuve que dedicar tanto
tiempo a tareas como recibir las cosas que le había requerido a Benno y
escribir nuevas recetas en tablas de madera para enseñarles a los cocineros, he
estado intentando obtener un poco más de tiempo para así recuperar la lectura
en mi vida
Durante
estos últimos días, mis asistentes han estado realizando cada uno de sus
deberes asignados entre ellos. Delia está a cargo de las bañeras, del baño y
del lavado de mi ropa costosa, así como atender mis necesidades diarias y
limpiar el segundo piso. También parece que Fran le está enseñando a preparar el
té, desde que Delia también comenzó a ayudar con eso.
Gil principalmente
se encarga de limpiar el primer piso y barrer el terreno exterior, además de
vigilar a los cocineros mientras trabajan. También se encuentra actualmente en
medio de conseguir un lenguaje y etiqueta adecuados, lo cual ha estado siendo calado
en su cráneo por Fran. Cuando mencioné en una conversación que Lutz había
pasado el último invierno aprendiendo a leer y hacer matemáticas, Gil se
entusiasmó y declaró que él también lo haría, pero según Fran hay una gran
cantidad de cosas que necesita aprender antes de que pueda comenzar con
cualquier otra cosa.
Hablando de
Fran, no solo él pasa el tiempo revisando el trabajo de los otros asistentes,
sino que también se encarga de todo lo demás que es necesario hacer. Además de
sus tareas habituales, él está a cargo de leer las recetas a los cocineros, así
como de hacer un inventario regular para asegurarse de que ellos no se están
apropiando indebidamente de ninguno de los ingredientes o intenten escabullirse
con algún producto terminado.
Por la
mañana, él me acompaña a los aposentos del Sacerdote Principal mientras trabajo
en el papeleo. Después de entregar las sobras del almuerzo al orfanato, él comienza
la tarde explicando el menú a los cocineros y verificando que tengan los
ingredientes correctos, luego me acompaña a la biblioteca. Él supervisa mi
condición, está allí para recibir a Benno cuando somos notificados de su
llegada, educa a los dos aprendices y me enseña todo lo que necesito saber acerca
de la nobleza, lo cual es todo. Justo ahora, todo es dejado a Fran.
Estaba un
poco preocupada acerca de cómo podría estar sobrecargado de trabajo, pero
cuando le pregunté si tal vez su carga de trabajo era demasiado intensa,
respondió que, desde que él nunca es convocado inesperadamente por la noche, lo
encuentra bastante agradable. Él es demasiado increíble. Como mi gratitud hacia
él, mi confianza en él y su salario se disparó, estoy cada vez más agradecida del
Sacerdote Principal por haberme respaldado al asignarme tan excelente
asistente. No hubiera llegado tan lejos sin él.
Hoy,
estrictamente hablando, es mi día libre, pero he venido al templo de todos
modos. Tengo una bañera de mármol, que según me han dicho se encuentra de moda entre
la nobleza, instalada en la habitación del segundo piso la cual había pensado que
era para el almacenamiento, por lo que necesito comprobarla ¿no?
Honestamente,
llevar suficiente agua para un baño parece tremendamente difícil, y ya me bañé
en casa con Tory, así que no creo que sea realmente necesario que yo tenga una
bañera. Sin embargo, cuando pregunté si solo un lavabo sería suficientemente
bueno, Delia se enojó. “Ugh, ¿qué estás diciendo?”, Ella dijo. “Como asistente
del Maestro del Templo, ¡necesito tomar muchos más baños para permanecer
decente!”
Delia
quería utilizar la bañera tan pronto como llegó, así que cuando lo hizo le dije
que ella podía entrar pero, por supuesto, se volvió a enojar. “¡Como si pudiera
usarla antes de que mi maestra lo haya tocado! ¡Ugh! Al parecer los baños para
sacerdotisas con túnica azul pueden hace uso tanto del agua como leña, pero a
las sacerdotisas con túnica gris solo se les permite utilizar agua.
“Ahora
bien, ¿quizás podrías prepararme el baño?,” Le pregunto.
Ella tiene
que cargar agua caliente desde la cocina, por lo que pensé que sería una tarea costosa,
pero Delia, quien casi siempre está punzando por la ira, salta felizmente por
las escaleras mientras lo hace. Así que, decido que si ella se divierte podría
dejarla sola.
Delia lava
mi cabello con Rinsham, me ayuda a
vestirme, seca mi cabello y, después de cuidadosamente asegurase que mi cabello
luce bien, ella declara que hará uso del agua de baño restante y salta dentro.
Me imagino que ella es tan entusiasta sobre esto debido a su propio deseo de auto-superación.
“Hermana
Maine,” Fran dice, después de traerme algo de beber mientras Delia está en el
baño, “por favor no confíe demasiado en Delia. Ella todavía se encuentra
conectada con el Reverendo.”
Él frunce
el ceño con incomodidad mientras entrega su advertencia. Cuando veo lo seria
que es su expresión, no puedo evitar reírme un poco.
“Lo sé,” le
respondo. “Ella se describió a sí misma como ‘una asistente del Maestro del
Templo’ hace unos minutos, después de todo.”
Parece que
Delia todavía está firmemente convencida de que nadie podría deshacerse de
alguien tan linda como ella. Sin embargo, también parece que ella no puede
regresar al lado del Maestro del Templo y, en cambio, ella me ha convertido en
la base de su vida diaria. Estoy bastante segura de que ella está haciendo esto
no solo porque puede usar esto para obtener mucha información sobre mí, sino
también debido a que el trabajo en sí es fácil y la paga es buena.
A partir de
lo que ella ha dicho, el Maestro del Templo tiene dos sacerdotes vestidos de
gris y tres sacerdotisas vestidas de gris en sus aposentos. También tiene tres
ayudantes aprendices, incluida Delia. Esos tres aprendices deben atender las
necesidades diarias de seis personas. Aquí, sin embargo, la única persona que realmente
necesita cuidar soy yo. Además de eso, en comparación con otros miembros del
clero de túnica azul, realmente no tengo mucho de lo que ella necesite tomar
cuidado. Además de aquello, Fran, que desconfía de ella, no la está utilizando
como él lo haría con un aprendiz diferente, por lo que le está dando mucho
menos trabajo del que podría esperarse.
Por lo
tanto, al parecer Delia todavía está obsesionada con la idea de convertirse en
la amante del Maestro del Templo y, por ende, está interesada en los tipos
particulares de auto-superación. Como asistente, no está buscando ser útil para
alguien, está buscando a alguien que pueda usar. Sin embargo, aparte de aquellos
objetivos particulares, ella es muy trabajadora en su búsqueda de ellos.
“Incluso si
Delia aún le comunica todo al Maestro del Templo, siempre que trabaje duro en
su tareas, no me importa particularmente. Simplemente debemos tener cuidado con
la información que estamos dispuestos a dejar que ella obtenga. ...Sin embargo,
no estoy completamente segura de qué información debemos ocultarle.”
Él suspira.
“Usted es claramente audible en este momento,” Fran dice.
Fran me
dice que las cosas más importantes que debo mantener son cualquier cosa sobre
mi familia o sobre Lutz. Esos son mis puntos más débiles.
Delia
regresa de su baño, y almorzamos. El almuerzo de hoy consiste en rollos de pan
esponjosos, un consomé, tocino y sopa de verduras, y pollo al horno con
hierbas. Gil y Delia se turnan para esperar en la mesa, y aquellos que no
sirven la mesa comen casi al mismo tiempo que yo. Fran no está sirviendo la
mesa debido a que llevará las sobras al orfanato como las bendiciones de los
dioses, considerando que después del almuerzo me acompañará a la biblioteca.
“Entonces,
Hermana Maine, entregaré las bendiciones de los dioses al orfanato, él dice.
“Por favor,
hazlo,” le respondo.
En el
exterior, un carrito ya ha sido cargado con la sopa, el pan y el pollo
sobrantes, que aún están calientes. Desde que el carrito es bastante pesado,
Gil y Delia aún no tienen la fuerza para empujarlo, por lo que la tarea queda
en manos de Fran.
“¿Oh? ¿Fran
ya se ha ido?”
Poco
después de que Fran sale, Gil sale de la cocina con una canasta con algunos
rollos más en ella. Cuando mira por la puerta principal y ve que el carrito ya
ha sido retirado, mira la canasta que lleva.
“¿Qué sucede,
Gil?” Le pregunto.
“Delia era
todo, como, ‘¡Como si pudieras comerte
todo eso! ¡Ugh!’ Así que pensé que si me apresuraba podría llegar antes de
que se fuera el carro. Pensé que sería una buena idea guardar un poco para que
nos quede algo a la hora de la cena, pero parece que los cocineros van a
hornear un pan diferente esta tarde, así que...”
“Las
bendiciones de los dioses faltan en este momento, ¿no? ¿Tal vez sería mejor
para ti llevarlos allí tú mismo?”
“Claro,
¡voy a hacer eso!”
Gil sonríe
con confianza, levantando la canasta en sus brazos. Solo hay cuatro rollos, sin
embargo, estoy segura de que los huérfanos estarán felices de recibir más
comida.
“Hey, Gil,”
le digo, “¿tal vez podría ir contigo? Nunca he visto el orfanato.”
“¡Le
mostraré los alrededores! En realidad, sé un atajo. ¡Aquí, por este camino!”
Con Gil a
la cabeza, nos dirigimos hacia el orfanato.
Incluso aunque
la entrada a mis habitaciones es diferente de las entradas del orfanato, el
orfanato aún está bastante cerca, por lo que no sería extraño para mí ver a los
niños más pequeños. Curiosamente, sin embargo, nunca lo he hecho. He visto a
niños de la edad de Gil y Delia, que ya han sido bautizados, haciendo cosas
como barrer los pasillos y los salones de adoración, lavar la ropa junto al pozo
y cuidar del ganado en sus corrales, pero en realidad, nunca he visto a niños
que no han sido bautizados.
“Bien,” Gil
dice, “así que una vez que caminemos, tomaremos el camino que rodea ese
edificio allí. El carro no puede subir por ninguna escalera, ¿sabes? Así que
esta manera es mucho más corta. Probablemente incluso vamos a vencer a Fran.”
Gil, con el
tipo de jactancia que solo ves cuando alguien está echando a perder un gran
secreto, comienza a dirigirse hacia las puertas del templo. En cuanto a mí, si
realmente conoce un atajo, me gustaría mucho tomarlo para guardar la poca
resistencia que tengo.
Caminamos
alrededor del edificio, llegando a las escaleras frente al salón de adoración.
A medida que descendemos, la radiante luz solar del verano hace que la piedra
blanca de las escaleras sea aún más brillante. Realmente no he caminado demasiado
salvo las horas frías de la mañana y la tarde, pero aquí, bajo el sol de
mediodía, puedo sentir el verdadero calor del verano.
“La
cafetería del orfanato está en el dormitorio de las niñas. El dormitorio de las
niñas tiene a todos los niños que aún no han sido bautizados y también a
cualquier sacerdotisa de túnica gris que no asiste a nadie. Cuando los niños son
bautizados, van al dormitorio de los niños. Entonces, desde que las bendiciones
de los dioses se distribuyen por igual a todos, es mucho más fácil que los
niños vayan al dormitorio de las niñas desde donde sea que trabajen, en lugar
de hacer que las niñas lleven a los niños pequeños con ellos, ¿verdad?”
“Huh...”
digo, pensativamente.
Escucho a
Gil hablar sobre el orfanato mientras bajamos las escaleras y nos dirigimos al
dormitorio de las niñas. Cerca de las escaleras, hay una puerta trasera oculta
al orfanato. Parece que está enrejado desde el exterior, como si nadie
estuviese particularmente preocupado por la intrusión de los intrusos, sino que
intentara asegurarse de que nadie pudiese salir de esta manera.
“Básicamente,
nadie más que yo sabe que realmente se abre. Desde el otro lado, solo se ve
como el resto de la pared, y tampoco puedes abrirla desde ese lado.”
“¿Cómo
sabes sobre esto, entonces?”
“Una vez,
cuando era muy pequeño, la vi abrir en medio de la noche. Alguien estaba
llamando desde afuera, y una sacerdotisa vestida de gris salió corriendo a su
encuentro. También quería salir, pero la puerta se cerró de inmediato. En ese
entonces, realmente quería poder salir, así que pensé que tal vez alguien había
venido para sacarme de aquí.”
Gil, con
una mirada nostálgica en sus ojos, coloca el cesto a sus pies y afloja el
cerrojo. La puerta no parece querer moverse, como si estuviera oxidada, así que
tira todo su peso para abrirla.
Tan pronto
como la puerta se abre, una ráfaga de aire caliente y asqueroso sale disparada
e instintivamente tapo mi nariz con las manos. Gil, haciendo la misma cara, aprieta
su nariz. Aunque estoy acostumbrada al hedor de la ciudad, este hedor es más de
lo que puedo manejar.
La puerta
se abre de par en par y puedo ver claramente lo que hay más allá. Un número de
niños completamente desnudos yacen sobre pilas de paja sucias que apestan a
mierda y orina, mirando fijamente hacia el techo con ojos sin vida. La
habitación parece estar completamente cerrada, así que a pesar de que el sol
del mediodía brilla intensamente afuera, el interior de la habitación es oscuro
y sombrío.
“...
¿Bendiciones de los dioses?”
Tal vez atraída
por el olor del pan, un pequeño niño esquelético, su piel manchada con algo
negro comienza a arrastrarse hacia nosotros, con un brillo desesperado en sus
ojos mientras nos grita con una voz ronca.
Solamente había
visto algo como esto en revistas o en televisión, en imágenes de niños
demacrados que huyen de África. Mientras veo a este niño arrastrarse hacia mí
por el suelo, lo primero que cruzó mi mente no fue la pena, sino el miedo. Me
congelé en el lugar, incapaz de decir una palabra, con los dientes rechinando
de terror.
“N... no…”
gimoteé.
Gil vuelve
a sus sentidos cuando me oye, cerrando frenéticamente la puerta y cerrando el
cerrojo. Hay golpes en el otro lado de la puerta, como si algo intentara
escapar, pero no hay fuerza detrás de los golpes. No hay manera de que la
puerta se rompa y deje que todo lo que hay dentro salga.
Tan pronto
como el alivio por haber huido, mi miedo se apoderó de mí, las imágenes de la
impensable escena que vi dentro de ese orfanato se abrieron camino hacia mi
cerebro. Mi mente se queda en blanco y mi conciencia se apaga cuando me desmayo
en el lugar.
Cuando me
despierto, me encuentro dentro de mi propia habitación. Muevo mi mano
experimentalmente, sintiendo que estoy recostado sobre algo duro, y me doy cuenta
de que no estoy recostada en un colchón relleno de algodón como un noble
usaría, ni un colchón relleno de paja como el que tengo en casa, sino tableros
lisos y sin adornos de la cama con los que nunca me había molestado en hacer
nada. Giro la cabeza, miro a mi alrededor y veo a Gil en una silla junto a mi
cama, sentado en posición fetal, haciéndose lo más pequeño posible.
“... ¿Gil?”
Le digo.
“¿Estas
despierta? …Oh dios. Lo siento mucho. Yo…”
Parece que él
podría estar a punto de llorar cuando comienza a hablar, pero antes de que
pueda decir otra palabra, la voz de Delia resuena detrás de él.
“¡Ugh, en
serio! ¿Llevaste a la Hermana Maine al dormitorio de las chicas y de todas las
cosas la llevaste a la puerta trasera? ¡Completa idiota!”
“¡Como si
lo hiciera a propósito! ¡¿Sabías lo que había allí?!
Tan pronto
como las palabras “lo que había allí” salen de su boca, imágenes de lo que vi
en el orfanato pasan por mi cabeza. La habitación, completamente cerrada del
mundo exterior. La paja, empapada con suciedad humana. Los niños, enteramente
piel y huesos y completamente desnudos. Ese no es ambiente para criar niños.
Incluso los corrales de animales poseen mejor ventilación que eso.
Cuando
recuerdo, todo mi cuerpo estalla con la piel de gallina y algo agrio comienza a
surgir de mi estómago. Me incorporé de golpe, tragando con fuerza, obligándolo
a bajar. Fran, al verme repente mente sentarme y agitar desesperadamente mi
mano sobre mi boca, aparta al indefenso Gil a un lado cuando se acerca.
“Lo lamento
profundamente, Hermana Maine. Estoy realmente arrepentido de que se le haya
mostrado una visión tan vergonzosa. Por favor, olvide lo que ha visto.”
La forma en
que Fran describe el orfanato como una ‘visión
vergonzosa’ y me dice que olvidarme de todo esto me hará sentir
profundamente incómoda.
Miro a Gil.
“¿Ese fue el orfanato?” Le Digo. “No fue como lo describiste...”
“Después de
mi bautismo, me mudé al dormitorio de los niños, por lo que no sé nada sobre
cómo es el dormitorio de las niñas en este momento, excepto la cafetería... El
lugar que vio es para los niños que no se han bautizado aún, pero no era así
cuando yo estuve allí.”
Agacha
vergonzosamente su cabeza, murmurando su respuesta. Delia lo mira fijamente,
resopla, luego comienza a hablar.
“Esto es debido
a que no hay muchos sacerdotes vestidos de azul alrededor, por lo que tampoco
quedan muchas sacerdotisas vestidas de gris. No queda nadie para cuidar a los
niños, así que los más pequeños mueren con bastante rapidez. Si ellos pueden
llegar a la ceremonia de bautismo, entonces pueden vivir en el primer piso, por
lo que solo esperan pacientemente a que llegue el día. ...Así era hace un año,
cuando me fui, así que ahora mismo es probable que sea incluso peor. No quiero
pensar en eso.”
Ella mira
al suelo, temblando.
Gil tiene
diez años, así que parece que cuando hizo su ceremonia de bautismo hace tres
años, las cosas eran mucho mejores de lo que son ahora. Delia acaba de cumplir
ocho años, y parece que en la época de su ceremonia las cosas ya eran
horribles. Según la información sombría que ella reveló, parece que desde hace
al menos un año y medio hay cada vez menos niñas viviendo en el dormitorio,
hasta el punto de que los huérfanos están casi completamente olvidados, solo
les traían comida dos veces al día.
“El día de
mi ceremonia de bautismo, una sacerdotisa vestida de gris vino a buscarme. Ella
dijo que yo era demasiado desagradable y sucia para ser mostrada a los
sacerdotes de túnica azul. Ella me frotó hasta que mi piel estuvo roja, y
cuando terminó, dijo que era linda y que sería hermosa cuando creciera. Justo
después de la ceremonia, ella me llevó al Maestro del Templo. Había otras tres
chicas que fueron traídas conmigo. Pude convertirme en aprendiz de asistente,
pero las otras chicas no fueron elegidas, por lo que regresaron al orfanato.”
Ahora que
entiendo por qué Delia está tan obsesionada con su apariencia y tan en contra
de la idea de regresar al orfanato, me siento aún más deprimida.
“Hermana Maine”,
Gil dice, “por favor, ayude a esos niños. Se lo ruego.”
“Silencio,
Gil,” Le Fran dice severamente. “Hermana, no debe involucrarse.”
Incluso el solo
hecho de recordar la imagen de lo que vi me hace sentir terrible, así que
realmente no quiero tener nada que ver con ello, sin embargo, me sorprende que
Fran, quien creció en el orfanato, me dijera que no me involucre.
“¡¿Qué?!
¡¿Por qué?!” Gil objetó, diciendo justo lo que estaba pensando.
“Es
demasiado peligroso,” Fran dice, claramente. “La Hermana Maine ha mostrado una
tendencia a ser particularmente protectora de las cosas que considera
importantes para ella, como cuando ella utilizó su maná contra el Maestro del Templo
para defender a su familia. Si ella fuese a desarrollar vínculos profundos con
el orfanato y se convirtiera también en algo importante para ella, entonces
existe una gran posibilidad de que pueda oponerse al clero de túnica azul para
proteger a los huérfanos. Estoy convencido de que reducir el número de
situaciones en las que pueda liberar inconscientemente su maná, incluso si ese solo
es un número pequeño, es algo bueno.”
Gil me rogó
que ayudara, y Fran se opuso a la idea. Por alguna razón, me dirijo a Delia,
buscando su opinión.
“... Si
puedes ayudarlos, entonces creo que deberías. Pero no quiero tener nada que ver
con eso. No quiero tener que recordar.”
Ella mira
hacia otro lado, con una dura expresión.
Gil, escuchando
el no sentir simpatía por su deseo de ayudar a los huérfanos, hace una mueca
como si hubiera estado profundamente herido. Apretando los dientes, me mira con
ojos temblorosos, a continuación se agacha lentamente sobre una rodilla delante
de mí. Cruza ambas manos delante de su pecho, bajando sus ojos.
“Hermana Maine,
le ruego que ayude a esos niños.”
Su sincera
súplica hace que mi mandíbula se apriete. Hay una parte de mí la cual piensa
que si puedo hacer algo para ayudarlos, debería hacerlo. Si alguien me dijera
que quiere que haga algo en concreto, y aquello fuese algo razonable para mí,
entonces creo que podría ayudarlo.
Sin
embargo, si me dijeran que lo siga haciendo siempre, o si me dicen que haga
algo sin darme ninguna sugerencia o consejo, entonces no sabría qué hacer.
En mis días
como Urano, realmente trabajé ayudando a un recaudador de fondos, pero ese tipo
de trabajo voluntario era una parte obligatoria de mi educación. Aparte de eso,
no me interesaba nada que no implicara leer libros. Y ahora, como Maine, soy
débil y frágil. La gente siempre me cuida y me ayuda con mi vida diaria. Si hay
algo que sé que puedo ser útil, podría sugerirlo, pero fundamentalmente todo lo
que implica una acción real tiene que ser realizado por otra persona. No puedo
pensar en nada que pueda hacer por mí misma.
“En este
momento,” Gil dice, “Realmente disfruto mi trabajo porque me sigues diciendo
que estoy haciendo un buen trabajo, y estoy feliz porque si trabajo muy duro,
mi salario subirá. La comida aquí es deliciosa, y puedo comer todo lo que
quiera, tengo mi propia habitación que es lo suficientemente grande como para
que me pueda estirar cuando duermo. Pero, esos niños, ellos...”
“Lo siento,
Gil,” le digo. “No hay mucho que yo pueda hacer. Soy una sacerdotisa de túnica
azul quien en realidad no es una noble, por lo que tampoco puedo ignorar lo que
Fran está diciendo.”
Gil me
mira, claramente herido.
Todo lo que
soy es una plebeya común que quería intercambiar su maná y dinero por el
derecho a leer más libros. No sé nada acerca de nada en este momento, por lo
que, como soy, no puedo prometer libremente que cuidaré de los huérfanos, y
realmente no puedo asumir ninguna responsabilidad para cuidarlos por siempre.
“Pero,”
continúo, “al menos intentaré preguntarle al Sacerdote Principal sobre esto. Ya
que hay un excedente de sacerdotes vestidos de gris, entonces quizás él podría
asignar a algunos de ellos para que cuiden a los huérfanos, o tal vez podamos
hacer un poco más de espacio en el presupuesto para ellos, o...” Me voy. “Le
preguntaré si se puede hacer algo para mejorar la situación en el orfanato.”
“Gracias,” él
responde.
El Sacerdote
Principal tiene la suficiente capacidad para poder manejar los asuntos diarios
del templo por sí mismo. Si le cuento sobre la situación actual, entonces
debería poder hacer algo al respecto, ya sea asignando más fondos o asignando
personas para que cuiden de los niños más jóvenes. Ahora que tengo un plan para
hablar con él, respiro para calmarme.
Fran me
frunce el ceño, sus cejas se juntan. “Hermana Maine,” dice, “no hay necesidad
de involucrarse.”
“...Solo
voy a preguntarle al Sacerdote Principal al respecto. ¿Puedo pedirte que hagas
una cita para hablar con él, si es posible?”
Si rechaza
mi solicitud, entonces no hay nada que pueda hacer. Si tiene una sugerencia,
entonces podría ponerla en acción. Pero al menos, aclarará mis preocupaciones sobre
si puedo o no hacer algo sobre esta situación.
Fran
vacila, y le pregunto de nuevo, finalmente logrando que establezca un tiempo
para reunirme con el Sacerdote Principal.
Cuando
suena la quinta campana y llega la hora acordada para mi reunión, Fran y yo nos
dirigimos a la oficina del Sacerdote Principal. Parece que Fran ya le había
dicho al Sacerdote Principal sobre lo que quería preguntar, porque cuando
llego, me mira a los ojos y me responde de inmediato.
“Tu
solicitud es denegada. No hay razón para mejorar la situación.”
¿Huh?”