La Discusión con el Sacerdote Principal y mi
Determinación
Habiendo
sido rechazada incluso antes de que pudiese decir una sola palabra, me queda
completamente incapaz de comprender lo que el Sacerdote Principal acaba de
decir. Ni siquiera había considerado la posibilidad de que alguien que conociera
la situación en el orfanato pudiese decirme que no hay ninguna razón para
mejorarla.
“¿Qué
quiere decir con que no hay razón para mejorar la situación?,” Le pregunto.
“Hay niños muy pequeños allí a punto de morir de hambre. Ese no es lugar para
criar niños...”
Pensando
que tal vez él simplemente no había escuchado todos los detalles, comencé a
explicarle con inquietud lo que había visto hoy, sin embargo, él levantó sus
manos y me interrumpió.
“Con todos
los sacerdotes y sacerdotisas con túnica gris trabajando, así como también sus
asistentes, simplemente no nosotros tenemos los fondos disponibles para
huérfanos no bautizados. Desde que tus padres te criaron desde el nacimiento,
es posible que no te has dado cuenta de ello, pero el templo no reconoce a los
niños no bautizados como personas. Cuando ellos reciben sus bautismos y son
registrados como ciudadanos, se les reconoce como personas.”
Ya sabía
que no es posible contratar a alguien que aún no ha sido bautizado, por lo que
pensé que había una especie de situación similar. Sin embargo, no puedo
imaginarme estar de acuerdo con la forma en que trata a esos niños simplemente debido
a que no son consideradas técnicamente personas.
“...
Entonces, ¿a usted no le importa si esos niños mueren?”
“Sí, si esa
fuese la voluntad de los dioses. Para ser perfectamente honesto, sería de gran
ayuda si sus números se redujeran un poco.”
Mantenía la
esperanza de que él dijera que realmente le importaban, pero en cambio él
simplemente dijo claramente que no le importan. Mientras estoy sentada,
estupefacta, él comienza a explicarme la situación con los sacerdotes y
sacerdotisas con túnica gris que actualmente permanecen en el orfanato.
“Solía haber
más del doble de sacerdotes con túnicas azul que ahora. En cuanto a sus
asistentes y aprendices, las matemáticas son simples de hacer. Un sacerdote con
túnica azul tiene, en promedio, de cinco a seis asistentes trabajando para él.
Entonces, ahora que tantos de ellos han sido llamados de regreso a la sociedad
noble, ¿entiendes cuántos asistentes ellos dejaron atrás?”
Si hay diez
clérigos de túnica azul menos que antes, entonces eso significa que hay entre
sesenta y setenta personas que permanecieron en este lugar. Aquí, en el templo,
donde los asistentes reciben apoyo como parte de las donaciones y los gastos de
manutención de los sacerdotes de túnica azul, eso definitivamente causaría un
colapso administrativo.
“Aunque
conseguimos vender treinta de los sacerdotes y sacerdotisas innecesarios a la
nobleza para trabajar como sirvientes, aún quedan demasiados aquí.”
“¿Tal vez a
algunos de esos sacerdotes se les podría encargar el cuidado de esos niños
pequeños?”
“Si son
cuidados, entonces podría ser problemático si su número aumenta nuevamente.
¿Sabes la razón por la cual el Maestro del Templo dispuso de sus sacerdotisas
de túnica gris? Hm, creo que es posible que no puedas comprender lo que estoy
intentado decir.”
Lo que yo estoy
tratando de mostrarle es que, a pesar de que la cantidad de sacerdotes y
sacerdotisas de túnica azul dentro del templo es la más baja que hayan tenido
hasta este momento, esa cantidad volverá a aumentar en los próximos años, así que
podría ser un problema si simplemente no queda alguien en los orfanatos. El Sacerdote
Principal, sin embargo, me dice que las bendiciones de los dioses ya son
insuficientes, así que sería un problema aún mayor si el número de personas en
el orfanato aumenta más de lo que ya es.
“... Por lo
menos, incluso si se trata de limpiar, ¿no se puede hacer algo más? Puedo imaginar
fácilmente una plaga abriéndose camino gracias a tal ambiente tan sucio.”
“Hmm. Es
antiestético, así que sería mejor enterrarlo todo, ¿dices? Tal pensamiento no carece
de méritos, pero eso ciertamente no sería bueno para nuestra reputación.”
“¡¡No!! Eso
no fue en absoluto lo que quería decir...”
¿Cómo demonios
se te ocurrió esa idea?
Mastico un
enojado grito. Nuestros puntos de vista y conjuntos de conocimiento común son
demasiado diferentes. Incluso a pesar de que escuchamos las palabras del otro,
en realidad no estamos obteniendo un entendimiento compartido.
“Padre,” le
digo, “¿por qué existe el orfanato? ¿No es un lugar para criar niños que no
tienen padres?”
“Eso no es completamente
correcto. Es un lugar que, en la caridad de los nobles, acoge a los niños que
no tienen a nadie más que los cuide y los cría para que puedan servir a la
nobleza.”
Incluso lo
que pensamos sobre lo que es un orfanato es demasiado diferente. Ni siquiera
puedo comunicar mis emociones sobre cómo son miserables o cómo quiero ayudarlos.
El Sacerdote
Principal, suspira, parece estar igualmente irritado por no ser comprendido.
“Si deseas
que algo se haga sobre las niños moribundos, entonces ¿por qué no lo haces?
Nadie hasta ahora ha querido convertirse en el director del orfanato. Si tú tomarás
esa posición, entonces serías completamente responsable de todo el orfanato.
¿Lo harás?”
Trago mi
saliva fuertemente. No esperaba que me preguntara eso. Si bien quiero ayudar a
los huérfanos, no estoy ni siquiera cerca de estar lista para asumir la carga
de cuidar a todo el orfanato. No puedo hacer algo tan aterrador.
Aprieto mis
puños fuertemente sobre mi regazo. “No puedo,” le digo, sacudiendo mi cabeza.
Él asiente,
murmurando pensativamente. Mirándome, continúa su discusión.
“Entonces,
considerando la proporción actual entre sacerdotes de túnica azul y grises, las
bendiciones de los dioses son suficientes para alimentar a unas cuarenta
personas en el orfanato. Tú, de todo el clero con túnica azul, eres la más idónea
de ser libre con su dinero. ¿Eres capaz de proporcionar alimentos a las más de
cuarenta personas que viven en el orfanato?”
“…No puedo.
Mi taller tiene la mayor parte de mis fondos. En realidad no tengo tanto dinero
que pueda utilizar libremente.”
Entre la
decoración de mis habitaciones y el pago a mis asistentes, ya estoy gastando
demasiado. Justo ahora, estoy en un nivel en el que estoy más o menos bien,
gracias al dinero que gané al vender recetas. Pero como el restaurante italiano
aún no está abierto, no tengo ninguna posibilidad de ganar más dinero. En este
momento, no hay manera de poder alimentar a todos los huérfanos.
“No puedes
asumir la responsabilidad y no puedes proporcionar ningún financiamiento. Si no
puedes hacer nada, entonces guarda silencio. Una niña como tú, con tu sentido
de la justicia a medias, no debe abrir su boca. No pienses en cosas tontas,
solo sé una buena niña y lee esos libros que tanto te gustan.”
Lo que dijo
es innegablemente correcto. Y no tengo ninguna refutación. No puedo hacer nada
al respecto, así que no tengo derecho a quejarme. En lugar de hacer algo a
medias, sería mejor que no hiciera nada.
“...Lamento
mucho hacerle perder su tiempo,” le digo.
Dejando
caer mi cabeza, salgo de la cámara del Sacerdote Principal.
Le pedí
ayuda y me dijo no. No hay nada más que pueda hacer. No tengo más remedio que
soportarlo. Sin embargo, no importa lo mucho que intente decirme eso a mí misma,
aún siento que tengo una bola de plomo revuelta en mi estómago.
“Hermana Maine,”
Fran me dice, arrodillándose a mi lado, “¿debería llevarle a la sala de la
biblioteca? Creo que eso podría ayudar a aliviar tu mente.”
Hay una
preocupación genuina en su voz, a diferencia del tono amargo que había usado
cuando le dije que quería hablar con el Sacerdote Principal.
“... Fran, ¿sabías
que esto iba a suceder?”
“Era mi
trabajo entender lo que el Padre estaba pensando. Y como tal, juzgué que esta
conversación solo le desalentaría. Por favor, olvídese del orfanato.”
Fran me
toma de la mano y vamos a la biblioteca. Mientras leo, me sumerjo en el libro,
sin pensar en nada innecesario. Sin embargo, antes de que me pudiese dar cuenta,
suena la sexta campana y Fran me dijo que era hora de que Lutz venga a
buscarme. Necesito salir de la biblioteca y regresar a mi habitación para
cambiarme.
En mi
camino de regreso a mi habitación, vislumbro el orfanato desde el pasillo. En
ese instante, todas las imágenes regresan a mi mente y mi estómago comienza a
agitarse.
“Urgh...”
En el
instante en que comienzo a levantarme, me tapo la boca con mi palma, tratando
desesperadamente de mantener todo en el interior. Fran me levanta
apresuradamente y me lleva hasta un cubo de limpieza.
Intento no
llorar mientras vomito en el cubo.
No hay forma
de que pueda olvidar lo que vi. Si pudiese pasar cada momento de vigilia
leyendo, entonces podría olvidarme de ello, pero sé que cuando no esté leyendo,
todo volverá.
En mis días
como Urano, había una gran distancia física entre Japón y África. No había
mucho impacto en mi vida diaria, así que donar un par de cientos de yenes era
más que suficiente para calmar mi conciencia. Todo lo que veía era la imagen en
la pantalla del televisor, así que mi reacción fue solo “oh, esos pobres niños”. Incluso si el tema surgía cuando estaba
cenando, podía olvidarme de ello inmediatamente.
Ahora, sin
embargo, mis habitaciones están literalmente conectadas al orfanato. Ahora que estoy
consciente que solo hay una pared que me separa de esa terrible situación, no
podré descansar en absoluto.
“Hermana Maine,
¿cómo le fue?”
Gil
inocentemente corre hacia mí, preguntándome cómo fue mi conversación. Sus ojos purpuras,
tan oscuros que son casi negros, se encuentran tan llenos de esperanza que son
dolorosos de mirar.
Aparto mis
ojos. “Lo siento, Gil. El Sacerdote Principal me rechazó.”
“Po... ¡¿Por
qué?!”
Gil me mira
con incredulidad y pánico. No solo no puedo salvar a los huérfanos de tal
situación, sino que tampoco soy capaz de satisfacer las expectativas de Gil.
Miro hacia el suelo, preparándome para lo que sea que él vaya a decir a
continuación.
“Gil,
detente,” Fran dice.
“Ugh,
idiota,” Delia dice. “¿No te dije que no tenía sentido hacerse ilusiones?”
Sus
palabras lo detienen. Muerde sus labios, parece que tiene algo que realmente
quiere decir, pero a continuación agacha su cabeza en silencio.
Cuando
Delia prepara las cosas para ayudarme a cambiar, ella encoge sus hombros, con
una expresión de saberlo todo sobre su rostro.
“Quien realmente
es responsable de toda esta situación es el Maestro del Templo,” ella dice de
manera casual, “quien dice que las sacerdotisas que están criando a los hijos
no pueden hacer su trabajo y son inútiles, por lo que siempre son las primeras
personas en ser expulsadas. No hay nada que el Sacerdote Principal pueda hacer
al respecto.”
“¿Delia?” Le
digo.
“¡Es
verdad! Las sacerdotisas cuyos vientres ya son demasiado grandes o que acaban
de dar a luz viven allí, pero cada vez que se decide que hay demasiadas
personas ahí, son las primeras en salir, ¿verdad? Pero, cuando vienen
invitados, él debe poder ofrecerles flores, así que debe haber reemplazos
disponibles para las sacerdotisas cuyos vientres sean demasiado grandes, así que
no puede deshacerte de muchas de ellas.”
Delia me
dice que en este momento, las sacerdotisas y aprendices con túnica gris que
quedan en el orfanato limpiando y lavando la ropa son bastante jóvenes y
atractivas. Las sacerdotisas que dan a luz son descartadas. Las que no son
bonitas son vendidas como sirvientes para la nobleza. Todo lo que queda son las
candidatas a ser flores. Parece que es el resultado de mantener solo lo que es
necesario para los sacerdotes de túnica azul.
Los hombres
no pueden tener hijos, así que trabajan por mucho más tiempo. Y como resultado,
se vuelven altamente educados y, por lo tanto, cobran un alto precio cuando son
vendidos a la nobleza como asistentes. Sin embargo, dado que la cantidad de
nobles en la ciudad ha disminuido, no hay tanta demanda. Así que, en este
momento, hay más sacerdotes que sacerdotisas.
“Entonces,
¿me estás diciendo que los niños en el orfanato son hijos de los sacerdotes
vestidos de azul?,” Le pregunto. “¿Acaso eso no significa que tienen sangre
noble?”
“...
Alrededor de la mitad de ellos, ¿creo? Quiero decir, lo estoy,” ella dice, sin
dudarlo.
“¿Huh?
Entonces, ¿también tienen maná?”
“Cuanto más
mana tienen, más difícil se vuelve concebir un hijo. Entonces, los únicos
sacerdotes con túnica azul que son capaces de engendrar hijos son los que
tienen muy poco mana. Escuché que ser padre de un hijo significa que un
sacerdote nunca volverá a ser llamado a la sociedad noble,” ella dice.
Entonces,
ahora, todo lo que queda en el templo son sacerdotes con túnica azul que no poseen
casi maná. Este estilo de gestión excesivamente egocéntrico hace que me duelen
la cabeza y el estómago.
“El Maestro
del Templo,” Delia continúa, “es quien decide lo que sucede en el templo, así
que en lugar de intentar ir contra él, pienso que sería mejor hacer cosas con
las que él estaría feliz. ¡Ahora, bien! Caballeros, por favor váyanse. La Hermana
Maine debe cambiarse.”
Ella
aplaude un momento, para así sacar a Fran y Gil de la habitación, a
continuación comienza a cambiar rápidamente mi ropa.
“¡Ugh! No
pongas esa cara. Parece que vas a morir. Solo olvídalo, ¿de acuerdo? Incluso si
te preocupas, no hay nada que puedas hacer al respecto,” Delia lo dice,
ayudándome hábilmente a vestirme.
No hay manera
de que no haya nada que pueda hacer. Si invierto todos los fondos del Taller de
Maine, debería poder hacer algo.
Sin
embargo, ni el Maestro del Templo ni el Sacerdote Principal están buscando
mejorar el orfanato. Además, si lo invierto, una vez que mis fondos se agoten,
todo volverá a ser como era. Además de eso, no tengo la capacidad de asumir la
carga de cuidar todas las vidas de esas personas. Estoy demasiado atrapada por
el miedo como para poder invertir dinero en su problema.
◇◇◇
“¡Lutz! ¡Lutz!”
“¡¿Maine?!”
Corro a
través de las puertas del templo, aferrándome fuertemente a Lutz. En el
instante en que lo agarro, todas las lágrimas que he estado conteniendo
brotaron, como una presa rompiéndose. Probablemente esto se deba a la sensación
de alivio que siento al haber regresado a un lugar donde mi propio conocimiento
sobre cómo funcionan las cosas es realmente el correcto.
Lutz, por
reflejo, comienza a darme palmaditas en mi cabeza mientras mira a Fran, que
vino a despedirme hoy.
“¿Sucedió
algo?,” Lutz dice.
“Lo
explicaré mientras caminamos,” Fran responde, mirando brevemente a los
porteros.
Mientras
caminamos por calles llenas de personas que se apresuran a llegar a casa, Fran
le explica a Lutz lo que había sucedido hoy.
“Todo lo
que ella hizo fue solicitarle al Sacerdote Principal que ayudara a los
huérfanos. Ella no pudo persuadirlo y fue obligada a abandonar su intento, sin
embargo, parece que su corazón sigue sin estar convencido.”
“...Whoa, ¿esos
niños van a morir? Eso sí es realmente duro. Pero, Maine, no hay nada que tú puedas
hacer al respecto, ¿verdad? Deberías ignorarlo. Olvídalo.”
Vivo una
vida pobre, pero aun relativamente cómoda, por lo que esa escena me impactó de
manera excepcional. No hay manera de que pueda ser convencida de lo contrario.
“Creo que
sería genial si pudiese olvidarme de ello,” le digo, las lágrimas corren por mi
cara. “Me encantaría no saber sobre esto. Pero ahora que sé que algo así está
sucediendo literalmente al otro lado de mi pared, ¡no hay manera de que pueda
olvidarme de ello!”
Lutz deja
de caminar, girándose para mirarme directamente.
“Realmente
odias el desastre que viste, ¿no? ¿Qué quieres que sea en su lugar?”
Las
imágenes pasan por mi mente otra vez, y pienso por mí misma acerca de lo que me
gustaría ver en el orfanato.
“... Quiero
que esos niños puedan comer hasta que ellos estén llenos, y quiero que todos
crezcan grandes y fuertes. Quiero que no tengan que dormir con esa paja sucia,
apestosa y destapada que parece que los está enfermando. ¡Quiero que duerman
sobre mantas, al menos!”
“¿Huh?
¿Quieres que coman hasta que estén llenos? Huh, tienes que ser rica para hacer
eso, ¿no? Es normal comer solo lo suficiente para tener energía y seguir
moviéndote. Ni siquiera yo puedo comer hasta estar lleno en mi casa, ¿sabes?”
Al parecer estoy
apuntando demasiado alto. Pensando en mi propia vida en casa, de repente me doy
cuenta de que yo estaba pensando en administrar el orfanato desde los
estándares de la sociedad noble en el templo.
Últimamente,
en el templo, he podido comer mucha comida deliciosa tanta como me es posible.
Ya que incluso en casa hemos logrado aumentar las ganancias de nuestro hogar,
había olvidado que es raro que los niños de las zonas más pobres de la ciudad
puedan comer lo suficiente. Lutz, por ejemplo, está constantemente hambriento,
y siempre está luchando constantemente por comer con sus hermanos en la mesa de
la cena.
“Ah,
cierto, ellos en realidad no necesitan estar llenos...”
“Y es raro
esperar que seas tú quien traiga toda su comida, ¿verdad? ¿Qué pasa con lo que
pueden obtener por sí mismos? Si tienen hambre, en lugar de simplemente
esperar, ¿hay algo que podrían hacer?”
Desde que
el templo es una institución particularmente peculiar, no había estado usando
mi propio conocimiento común para pensar en soluciones, pero si establezco el
estándar de vida como el de un niño promedio de las partes pobres de esta
ciudad, entonces la carga financiera disminuye enormemente. Cualquier alimento
que no se pueda comprar se puede buscar en el bosque y traerlo consigo.
“Desafortunadamente,
a los huérfanos no se les permite salir del templo,” Fran dice, con una
expresión dolorosa.
Los
huérfanos son, para todos los efectos prácticos, encerrados en el orfanato.
Antes de su bautismo, es para que la nobleza no tenga que ver nada antiestético.
Después, es para que ellos no aprendan nada indeseable.
No pienso
comentar sobre la opinión de Fran. Lutz, sin embargo, no tiene conocimiento de
cómo funciona el templo, y objeta.
“Entonces,
dime,” Lutz dice, inclinando la cabeza, “¿quién decidió que los huérfanos no
pueden abandonar el templo? Si no son necesarios para nada, entonces no hay
problema que ellos vayan al bosque, ¿no? ¿Qué hay sobre usted y Gil? Pueden
salir.”
“Fran y Gil
son mis asistentes,” le digo, “por lo que ellos son un caso especial.”
Desde que
viajo desde mi casa hacia el templo y viceversa, acompañarme en mi regreso a
casa es parte de su trabajo. Efectivamente, es lo mismo que cuando otros
sacerdotes con túnica azul traen a sus asistentes al distrito de los nobles. No
es como que puedan ir y venir libremente.
“Así que,
¿qué tal si tomas a todos los niños que quedan y los vuleves tus asistentes? Si
haces eso, entonces todos podrían salir, ¿no?”
“... ¿Huh?”
Miro a
Lutz, parpadeando varias veces ante su inesperada propuesta.
“Por favor,
espera un momento,” Fran dice. “Piensa en cuántos... Hermana Maine, ¿no sería
irrazonable para usted proporcionarles sus necesidades para vivir a todos
ellos?”
“Bueno,” Lutz
dice, “si nosotros estamos pensando en sacarlos a la calle, entonces sí, necesitaremos
ropa para todos ellos, pero ya que estamos hablando de ropa para ir al bosque,
entonces podemos obtenerlas realmente barata de algunas de las tiendas de ropa
de segunda mano que usamos, ¿no?”
Empiezo a
hacer cálculos matemáticos dentro de mi cabeza para comprar ropa usada para
todos los huérfanos, así como para comprar cuchillos y canastas para ir al
bosque. Desde que sería imposible, después de todo, que todos abandonen
simultáneamente sus tareas en el templo para ir al bosque, podría tener una
rotación de escuadrones en su lugar, lo cual significaría que ellos podrían
compartir el equipo, reduciendo la cantidad de materiales que necesito comprar.
“... Si es
solo ropa barata de segunda mano para cincuenta o sesenta personas, más
cuchillos y canastas para poder ir al bosque, entonces sería muy barato,” le
digo. “Será aproximadamente el treinta por ciento del costo que gasté en la ropa
para ti y para los otros dos,” le digo a Fran.
Los ojos de
Fran se abren en shock, y mira hacia abajo a lo que está vistiendo. La ropa que
compré para mis asistentes es de clase alta. No son ni remotamente comparables
a las que me pongo cuando me encuentro en casa.
“Deben
poder ir al bosque, buscar alimento y cuidarse a sí mismos. Después de todo, el
orfanato no tiene dinero, así que en otras palabras, todos son personas
pobres.”
Lutz está
siendo muy directo, pero también tiene mucha razón. No deberían tener que
esperar a recibir las cosas que necesitan. Deberían poder cuidarse a sí mismos.
Me dirijo a
Fran. “Ya que les he pedido a usted y a Gil que vayan a la tienda de Benno unas
cuantas veces, ¿parece que es posible enviar asistentes a hacer recados?”
“... Tiene
razón,” Fran dice lentamente.
“Entonces,
si le pidiera a mis asistentes que vayan al bosque a cosechar, digamos, folin para mí, ¿eso sería posible?”
Los ojos de
Lutz se iluminan inmediatamente.
“¿Una rama
del Taller de Maine en el orfanato?”
“¡Sí! Si
abro una sucursal del Taller de Maine en el orfanato, y ellos pueden hacer
cosas para pagar sus propios gastos de comida, incluso si ya no me encuentro en
ese lugar, no empezarán a morir de hambre.”
Más bien,
colocarlos en una posición donde puedan ir al bosque, recolectar alimentos y
cocinar para ellos mismos sería lo primero. Cuando Lutz y yo hablamos sobre
cuál es la forma más eficiente de realizar estas cosas y desde dónde comenzar
el proyecto, Fran interviene de repente, y parece que tiene algo difícil de
decirnos.
“Todas esas
son ideas muy excelentes,” Fran nos dice. “…Sin embargo. Todas estas son
extremadamente diferentes de cómo el templo ha realizado las cosas
históricamente. El Sacerdote Principal también le preguntará si usted está
preparada para asumir la responsabilidad de todas esas personas. ¿Usted es
capaz de hacerlo?
Toda la
sangre se drena instantáneamente de mi rostro.
Es
exactamente justo como él dice. Soy una extranjera, y una niña en eso. Si tuviese
que estallar repentinamente, ignorando todas las costumbres, saqueando el
orfanato, no puedo imaginar que nada bueno saldría de ello. Estaré en conflicto
con los sacerdotes de túnica azul, incluidos el Maestro del Templo y el Sacerdote
Principal, y si pago a las personas según su trabajo en el taller, entonces no
importa cómo esto se mire, eso no lo distribuye todo por igual entre todos
“Lo siento,
Lutz. No puedo asumir tanta responsabilidad. Es demasiado aterrador...”
“Bueno. ¿Qué
es más aterrador, entonces? ¿Todos aquellos huérfanos murieron sin que tú hagas
nada o asumir la responsabilidad?”
“...”
Ambos son
aterradoras. Si abandono el orfanato tal como está actualmente, entonces todos
los días sentiré que hay un plomo en mi estómago. Sin embargo, no hay forma de
que yo pueda realmente responsabilizarme de las vidas de otras personas.
Llevo mi
mano a mi estómago. Lutz se encoge de hombros.
“Hey, Maine.
No lo pienses sobre ello demasiado. Si lo intentas y no funciona, está bien simplemente
detenerse, ¿no?”
“Lutz,
simplemente detenerse... las vidas de los huérfanos están en juego, ¿sabes?”
Lo miro con
mi ceño fruncido, pero él solo me responde con un bufido de una manera muy
parecida a Benno.
“¿No es
normal que un taller que no realiza ningún trabajo o una tienda que no tiene
ventas vayan a la quiebra? Pero si estás haciendo esto en el orfanato, incluso
si el taller acaba, no es como si los trabajadores estuvieran repentinamente
acabados, ¿sabes?”
“...Porque ellos
todavía viven en el orfanato, y por lo menos todavía están recibiendo las
bendiciones de los dioses, huh.”
“Incluso si
el taller no funciona, nadie irá a la calle, así que, ¿qué significa
exactamente que debes asumir la responsabilidad de sus vidas? Además, ya que
estamos hablando de algo que está haciendo el Taller de Maine, sabes que también
me tienes aquí, ¿verdad?”
Supongo que
probablemente habrá muchas otras cosas diferentes de las que tendré que
responsabilizarme. Si Benno me dijera que asumiera la responsabilidad, entonces
me estaría diciendo que asumiera la responsabilidad como jefa del taller. Y es
probable que haya más casos en los que no estoy pensando.
Pero aun
así. Si estoy trabajando con Lutz, entonces creo que podríamos estar bien. Me
da mucho miedo hacerlo sola, pero si tengo a Lutz conmigo, quien ha estado a mi
lado todo este tiempo, estoy segura de que podremos hacer que algo funcione.
“Vamos a
hacer esto juntos, Maine,” Lutz me dice. “¿Quieres ayudarlos, verdad?”
“¡Sí!” Le respondo,
saltando hacia adelante para tomar su mano extendida.
Fran
sonríe, luciendo como si él estuviese enfrentando lo inevitable.
“Yo también
le ayudaré, Hermana Maine,” él dice.