martes, 29 de mayo de 2018

Tensei Shitara Ken Deshita 196


Capítulo 196. La Historia Posterior de Kiara

[Detente niña. Hey, idiota. Cuando dijiste Kiara, ¿te referías a esa anciana? Ya sabes, la Abuela Kiara?]
La pregunta del Señor de las Bestias hizo que Sennek respondiera con un sospechoso tono.
[¿Abuela Kiara?]
[Ella es taciturna, franca y orgullosa, pero a pesar de ello una ridículamente habilidosa espadachín Gato Negro. Sé que ella ya es una anciana, pero no recuerdo cuántos años tiene. ¿Lo sabes por la parte superior de su cabeza, Royce?]

[Lord Rig, preguntar por la edad de nuestra maestra no sería muy diferente a atarse una soga al cuello uno mismo.]
[¿Qué tal, Gold?]
[Estoy bastante seguro de que ella tiene más de 60 años.]
La respuesta de Goldalfa pareció coincidir con lo que nosotros sabemos acerca de Kiara. Ella tenía 15 años 53 años atrás, por lo que actualmente debería tener alrededor de 68.
[Basándonos en lo que nosotros hemos escuchado, yo diría que la Kiara de la cual estos chicos están hablando es nuestra maestra.]
Parece que, a menos que yo estuviese malinterpretando las cosas, Kiara en realidad fue la persona que le había enseñado al Señor de las Bestias a luchar. Fran llegó a la misma conclusión, por lo que terminó acercándose a él para demandar una respuesta más clara.
[Explicar circunstancias.]
[Sabes que soy el Señor de las Bestias, ¿no? ¿Qué hay acerca de reformular eso un poco para que suene más educado?]
[Explicar.]
[Oh, maldita sea. ¡Está bien!]
El Señor de las Bestias comenzó a hablar afectuosamente de sus recuerdos poco después de una última expresión de indignación.
Aparentemente, la primera vez que Rigdis conoció a Kiara fue durante los primeros días de su juventud. En aquel entonces, ella había sido una esclava que servía en la corte imperial. Sus deberes se centraban principalmente en la eliminación de basura. En ese momento, él todavía era como cualquier otro Hombre-bestia joven y travieso. Es decir, él pensaba que los Gatos Negros eran inferiores, siguiendo los deseos de su padre.
Pero todo eso cambio. Su opinión de esa raza tomó un giro completo de 180 grados no demasiado tiempo después de que él cumplió siete años.
Un incidente ocurrió.
Un invocador de una nación hostil logró convocar a una bestia demonio en el palacio real. En aquel entonces, el Reino de las Bestias había entrado en guerra con un país vecino, por lo tanto, la mayoría de los combatientes más competentes del palacio habían sido enviados al campo de batalla. Desde que los guardias y los soldados responsables del palacio eran relativamente débiles, el lugar fue básicamente invadido al instante. Tanto Goldalfa, quien acababa de alistarse, y Royce, quien acababa de comenzar a aprender magia, habían recibido graves heridas.
La situación se veía sombría. Ninguna de las tropas dejadas dentro de los confines del palacio era capaz de lidiar con el Tirano Tigre Dientes de Sable que lo había invadido. Para Rigdis, parecía que no quedaba más remedio que abandonar el palacio.
O al menos así era como él se sentía hasta que ella entró en acción.
Una esclava Gata Negra acabó haciendo lo que ninguno de los soldados pudo y derrotó a la Bestia Demonio. El Tirano Tigre Dientes de Sable en sí no era particularmente fuerte, aún era joven, y aun no alcanzaba su madurez, sin embargo, aun así este tenía un Nivel de Amenaza Rango C.
Por lo tanto, él simplemente no pudo procesar el hecho de que ella fácilmente lo matará armada con solo un trapeador.
Ser testigo de la técnica de la esclava Gata Negra había causado que Rigdis se interesara en ella. Él se coló y eventualmente consiguió hablar con ella, solo para descubrir que se llamaba Kiara, y que tenía una personalidad franca y directa. En ese momento, Rigdis no tenía amigos, por lo que inmediatamente se sintió apegado a ella.
La mezcla de su apego y admiración hacia ella lo llevó a pedirle que lo tomara como su discípulo, por lo que pronto, ella comenzó a enseñarle el arte del combate.
Sus instrucciones eran ridículamente difíciles, pero demostraron ser más que efectivas, desde que hicieron que Rigdis se volviera mucho más fuerte en un período de tiempo bastante corto. Al notar su rápido progreso, tanto Goldalfa como Royce siguieron su ejemplo y se convirtieron en los discípulos de Kiara.
Desde que Kiara no podía instruir al grupo en público, fueron forzados a entrenar en una zona aislada, lejos de los ojos del público. Específicamente, la ubicación que hicieron propia fue el sitio para eliminación de la basura, un lugar con un olor tan horrible que automáticamente ahuyentaba a todos los visitantes no deseados.
Rigdis había ofrecido liberar a Kiara, pero ella lo rechazó firmemente. Su padre la había amenazado y le había dicho que asesinaría a su tribu si ella escapaba.
La única razón por la que el padre de Rigdis la había dejado vivir era porque sospechaba que ella podría serle útil en el futuro.
Al enterarse de sus circunstancias, Rigdis comenzó a preguntarse por qué la Tribu Gato Negro era tratada así. Empezó a investigar los misterios que rodean su incapacidad para evolucionar mientras también trabajaba para protegerlos.
Al alcanzar la edad adulta, Rigdis fue informado de un secreto conocido solamente por los miembros de la familia real, una información que revelaba por qué sus predecesores veían a los miembros de la Tribu Gato Negro de la forma en que lo hacían. Con dicho secreto, él también aprendió la razón por la cual los miembros de la Tribu Gato Negro se habían vuelto incapaces de evolucionar.
[Mi viejo hombre me contó todo porque él quería abrir mis ojos a su causa. Quería decirme que deje de hacer algo tan estúpido como proteger a los Gatos Negros.]
Pero no funcionó. De hecho, decirle a Rigdis la verdad tuvo el efecto opuesto que su padre había estado esperando, ya que, para él, la verdad simplemente reforzaba la idea de que menospreciar a la Tribu Gato Negro no era más que un error.
Por lo tanto, Rigdis y su padre entraron en conflicto por muchos años, con el primero finalmente venciendo al último a través del golpe de estado.
(¿Maestro?)
[No parece estar mintiendo.]
Algo tan importante obviamente requería verificación a través de Ley de las Mentiras. Usarla me permitió determinar que las palabras del Señor de las Bestias estaban casi completamente libres de mentiras. Las únicas veces que mi detector de mentiras sonó fue cuando él insultaba a Kiara o la llamaba por un apodo que hacía que pareciera que él no la respetaba. Por el contrario, no sonó cuando él se refirió a ella como su maestra. En otras palabras, todo lo que Ley de las Mentiras nos había hecho fue informarnos que el Señor de las Bestias fue un verdadero tsundere.
[Kiara, ¿qué estás haciendo ahora?]
[Nuestra maestra se ha vuelto vieja, así que ella está efectivamente jubilada y solo vive dentro del castillo. Ella pasa la mayor parte del tiempo durmiendo, pero ocasionalmente ella vigila a nuestros soldados si se siente preparada para el trabajo.]
Royce siguió al Señor de las Bestias mientras este se detenía para tomar aliento.
[El palacio real ha pasado de mirar hacia abajo a la Tribu Gato Negro. Ninguna de las personas que trabajan y viven dentro del palacio están dispuestas a insultarlos por más tiempo.]
[¡Eso es imposible! ¡Los Gatos Negros son una raza inferior! ¿Por qué piensas que los Gatos Azules los hemos estado persiguiendo durante todos estos años?]
Sennek respondió a las palabras del hombre-conejo con un violento grito.
[El palacio funciona a partir de un sistema de meritocracia. No evaluamos a las personas según su raza, solo su competencia. Sin embargo, admito que nosotros le hemos dando a los Gatos Negros un pequeño margen de maniobra para así compensar todo lo que ellos han sufrido.]
El Señor de las Bestias casualmente refutó la declaración de Sennek.
[Asumo que usted no ha oído hablar de lo que le sucedió últimamente a la Tribu Azul Gato.]
De acuerdo a Royce, la mayoría de los hombres-bestia habían comenzado recientemente a condenar al ostracismo a la Tribu Gato Azul. Hubo dos razones que funcionaron como la fuerza impulsora detrás del movimiento antes mencionado. La primera fue que a la mayoría de los otros Hombres-bestia les cuesta un poco confiar en la Tribu Gato Azul conociendo que ellos habían vendido a otros Hombres-Bestia como esclavos. Mientras que la gran mayoría de los demás Hombres-Bestia evidentemente menospreciaban a los Gatos Negros, nunca llegaron a tratarlos como esclavos. La razón por la cual los Gatos Azules trataron a los Gatos Negros mucho más duro que las demás tribus fue porque los Gatos Negros solían tener un estatus social más alto que los Gatos Azules. Aquello les causó un gran dolor a los Gatos Azules, y los llevó a enloquecer en el momento en que sus posiciones sociales fueron volteadas.
La segunda razón fue debido a que la Tribu Gato Azul estaba considerada en declive. Sus negocios les permitieron a los Gatos Azules vivir vidas lujosas, por lo que pocos se convirtieron en verdaderos guerreros, y aún menos entrenaban tan duro como lo había hecho Zefmate. Como resultado, el número de Leopardos Azules se había desplomado mucho más allá de un grado notable. Esto, en parte, fue culpa de los antepasados ​​del Señor de las Bestias. Los anteriores Señores de las Bestias habían ordenado a los Gatos Azules convertirse en comerciantes de esclavos y persiguieron a todos aquellos que se atrevieron a desobedecerlos. Por lo tanto, la mayoría de los Gatos Azules de hoy son los descendientes de comerciantes de esclavos opuestos a descendientes de guerreros.
En otras palabras, la mayoría de los otros Hombres-Bestia desprecian a la Tribu Gato Azul tanto porque ellos son débiles como porque son repulsivos desde un punto de vista psicológico.
A Fran realmente no le importó los detalles ni la respuesta de Sennek, así que terminó preguntando más sobre Kiara.
[Feliz siempre y cuando Kiara esté viva. ¿Está bien decirles a otras personas?]
[¿Otras personas? ¿Qué quieres decir con otras personas?]
[Dias y Aurel, conocidos de Kiara. Preocupado por ella desde que no sabían lo que le sucedió después de que fue llevada por el Señor de las Bestias.]
Al escuchar la respuesta de Fran, el Señor de las Bestias asintió como si él hubiese comprendido algo repentinamente.
[Huh. Supongo que es por eso que me han estado tratando con esa actitud hostil. Eso lo explica. Sí, no me importa, vete al diablo. De hecho, qué tal si les cuento justo después de terminar aquí. Estaba planeando darles una visita a esos dos de todos modos]
[Nn. Hazlo.]
[Estoy bastante seguro de que tú tienes mucho que preguntarme, pero estoy demasiado ocupado para eso ahora. Responderé todas tus preguntas una vez que termine el torneo, así que reúnete conmigo una vez que hayas terminado.]
[Entiendo.]
[Está bien. Estaré esperando ver cómo lo haces. Demuéstrame que al menos serás capaz de llegar hasta la cuarta ronda. Realmente no habrá un punto en que yo te diga algo más si no puedes hacer algo como eso.]
El Señor de las Bestias le sonrió a Fran de una manera intimidante, pero esta vez, no se asustó. De hecho, ella le respondió hablando en un tono de voz motivado.
[Planeaba ganar desde el principio.]
[¡Hahahahaha! ¿Oyeron eso? ¿Gold? Royce?]
[Seguro es agradable ver a una joven luchadora animada y rebosante de energía.]
[Ciertamente, pero no le mostraré ni la más mínima pizca de piedad si nos encontramos en el ring.]
[Vengan.]
[¡Buhahahaha! Me gusta cómo hablas, incluso ante Gold y Royce. Bien entonces Fran, ven a visitarme después de que hayas ganado el torneo. Esperaré verte entonces.]
El Señor de las Bestias soltó una gran carcajada antes de entrar en la tienda en la cual se encontraban los restantes Gatos Azules.
Esto hizo que la expresión de Fran cambiara a una de preocupación, por lo cual Royce terminó enviándola a casa.
[Lo que sucederá a partir de ahora es un asunto del Reino de las Bestias, ¿qué tal si te vas a casa por ahora?]
[¿Qué le sucederá a Zefmate?]
[Desobedecer al Señor de las Bestias es un crimen, pero dudo que Rig haga demasiado como para lastimar a Zefmate. Después de todo, le ha tomado aprecio.]
[…Entiendo.]
El Señor de las Bestias es el tipo de persona que suelo ser un poco rudo, pero el hecho de que haya tomado aprecio a Zefmate significa que probablemente no va a ejecutarlo ni meterlo en una especie de prisión.
Aquellas palabras de Royce parecían haberle ofrecido a Fran suficiente para permitirle relajarse, así que ella se inclinó ante él antes de finalmente darse la vuelta y abandonar el área.
[Bueno. Tal parece que vamos a tener que por lo menos ganar tres rondas si queremos obtener su aprobación.]
[¡Nn! Maestro. Hacer todo lo posible a partir de ahora.]
[Por supuesto.]
[¡Nn! ¡Ganaré seguro!]