viernes, 6 de julio de 2018

Honzuki no Gekokujou 78


El Rito de los Votos Y los Asistentes.

A partir de hoy, seré un aprendiz de sacerdotisa.
Ellos me dijeron que tomaría unos días preparar un conjunto de túnicas azules para mí, por lo que mi fecha de inicio es casi un mes más tarde que la de Lutz, incluso a pesar de que fuimos bautizamos el mismo día. No pude evitar sentirme impaciente, así que fue inevitable que sintiera que los días hasta que pude ir al templo me parecieran tan largos.

Incluso aunque, dije que los días me parecieron largos, en realidad no tenía tanto tiempo libre para desperdiciar. Fui con Tory a la casa de Corinna unas cuantas veces para así enseñarle cómo hacer las horquillas, y también hubo una fiesta de degustación de pastel. Benno se enojó con Ilse durante aquella fiesta y me arrastró en su alboroto, así que fui a una fábrica de pan e incluso fui capaz de participar en las investigaciones preliminares acerca de los trabajadores que nosotros queríamos contratar. Y por supuesto, terminé sobre esforzándome, así que los últimos días acabé aferrada en mi cama con fiebre otra vez.
Me mantuve ocupada con tantas cosas diferentes, sin embargo, para mí todo ese tiempo fue simplemente alejarme de aquella biblioteca, así que me pareció una eternidad, cada día lo sentí como mil años. Sin embargo, hoy esta larga espera ha llegado a su fin.
Finalmente, ¡finalmente puedo leer libros! Y también tienen esos libros encadenados, ¿sabes? Aaah, ¡solo de pensar en ello me está emocionando demasiado!
“Maine, Lutz está aquí por ti.”
Mientras yo giro alegremente por la habitación, Tory entra, se detiene, me mira con asombro, y a continuación ella se encoge de hombros.
“Gracias, Tory. ¡Me voy!”                                        
“¡Maine, ten cuidado de no emocionarte demasiado!”
¡Cómo podría! Grito en mi corazón, saltando por la puerta.
Desde que el templo se encuentra en la parte norte de la ciudad, llevo el mejor conjunto de ropa que poseo: mis ropas de aprendiz de la Compañía Gilberta. Esto funcionará para mí hasta que obtenga las túnicas azules que se convertirán en mi uniforme sacerdotal.
“Hm hm hmmm, hm hmm~...”
Avanzo dado pequeños saltitos en la calle, tarareando alegremente. Lutz me agarra del brazo para detenerme, frunciendo su ceño.
“Maine, estás actuando demasiado feliz. Tu fiebre va a volver incluso antes de llegar al templo.”
“Urgh... eso no sería bueno.”
Fuerzo a mis pies a dejar de saltar por su cuenta, maldiciendo mi cuerpo por ser tan frágil desde que ni siquiera puedo saltar alegremente por la calle. Aplasto cada instinto que tengo por acelerar, incluso si este es minúsculo. Tomando la mano de Lutz, camino lentamente hacia el templo.
“Maine, ¿realmente vas a estar bien hoy?”
“Todo lo que haré hoy es obtener mis túnicas y reunirme con los asistentes que ellos me asignen, así que estaré bien, confía en mí.”
Resulta que mis días de trabajo en gran parte acabaron superponiéndose con los de Lutz. Tanto mi familia como Benno decidieron que sería mejor que Lutz se quedara conmigo como él siempre lo hace, al menos hasta que los asistentes que me acompañarán en el templo sepan cómo controlar mi condición física.
Sin embargo, creo que podría ser imposible para alguien poder juzgar mi condición tan bien como Lutz puede, sin importar cuánto tiempo pase...
Me pregunto ¿si quizás quieren que Lutz se quede conmigo para siempre? Comenzó con mi familia, sin embargo, incluso Benno, Mark y Lutz son extremadamente cautelosos de los nobles en el templo. Sin embargo, si siempre estoy dependiendo de Lutz, entonces aun voy a seguir presionándolo, lo cual haría que mi renuncia a ser una aprendiza de comerciante básicamente no tenga sentido. Cuando traté de explicarle mis objeciones a Benno, él soltó un bufido, lo que provocó que Mark me diera una vaga clase de sonrisa y, con una expresión de preocupación en su rostro, me explicara algunas cosas.
Aparentemente, Lutz se encuentra recibiendo mucha orientación directamente de Mark para poder ayudar con la apertura del nuevo restaurante italiano y el establecimiento de los talleres de fabricación de papel en otras ciudades también. Ya que él es el principal punto de contacto conmigo, el inventor original de estas ideas, es un plan de estudios muy diferente en comparación con el plan que obtienen los otros aprendices.
Dado que Lutz va a estar involucrado en esos nuevos negocios desde el principio, Mark dijo que, él necesita poner rápidamente en práctica lo que aprende, de modo que todo lo que Lutz necesita saber para el trabajo se le está enseñando muy rápidamente. Cuando escuché esto, sin pensarlo me opuse, insistiendo en aquello absolutamente no se trata de un entrenamiento para nuevos empleados, sin embargo, resulta que el mismo Lutz está muy entusiasmado con todo, debido a que eso significa que podrá visitar otras ciudades mucho antes de lo que él pensaba. Por lo tanto, él está esperándolo impacientemente.
Si esto hace feliz, entonces todo está bien. ¡Buena suerte, Lutz!
Llegamos al templo, donde un solitario sacerdote utilizando túnica gris nos espera junto a la puerta. Cuando el hombre relativamente bien formado me ve, inmediatamente se inclina ante mí, cruzando ambas manos sobre su pecho.
“Buenos días, Señorita Maine. Estoy aquí para guiarle hasta el Sacerdote Principal.”
“¡¿Señorita Maine?! Pfff, ¡ahahaha! ¿Es en serio?”
La forma educada en que el sacerdote vestido con túnica gris se había dirigido a mí hizo que Lutz estallara en risas. Él mira entre el sacerdote y yo, riendo. Noto que las cejas del sacerdote se contraen con una breve expresión de incomodidad, por lo que comienzo a empujar frenéticamente a Lutz, mientras se agarra su estómago, en dirección a la tienda de Benno.
“¡No te rías, Lutz!”
“Ahhh, lo siento, lo siento. Volveré a la cuarta campana para recogerte, así que espera aquí, ¿de acuerdo?”
“¡Está bien! Estaré aquí.”
Me despido, y luego de verlo partir, me doy vuelta para enfrentar al sacerdote vestido de gris.
“Lo siento mucho si mi amigo le causó alguna molestia.”
Él baja su mirada para fijarla sobre mí. “...No hay necesidad de que usted se disculpe conmigo, señorita. Dejando eso a un lado, el Padre Ferdinand le está esperando.”
Mientras estoy parada allí, sorprendida por cómo rechazó mi disculpa, me da la espalda y comienza a caminar hacia el templo. El repiqueteo de sus zapatos de madera sobre la suave piedra blanca resuena a través del templo. Me apresuro a seguirlo, sin hacer otro sonido que el sonido de mis propios pasos cuando una pesada sensación de moderación se apodera de mí.
Cuando doblamos una esquina en el pasillo, comienzo a escuchar otros ruidos además del de nuestros pasos. Miro adelante, buscando la fuente del ruido, y veo un puñado de sacerdotisas con túnicas grises barriendo los pasillos. Había visto algunas sacerdotisas vestidas de gris durante mi ceremonia de bautismo, aunque estas mujeres no parecen ser tan limpias como las que había visto en ese momento. No es solo porque están en medio del barrido o debido a que sus túnicas se han ensuciado un poco. Quizás sea un reflejo de la frecuencia con lo cual ellas se bañan, o de cuánto esfuerzo ponen en su apariencia personal, sin embargo, cuando ellas son comparadas con el sacerdote caminando, tienen una atmósfera completamente diferente sobre ellas.
A medida que cada sacerdotisa y aprendiz levantan la vista, una a una, y se dan cuenta de la aproximación del sacerdote, ellas dejan de barrer y se alinean contra los lados del corredor, mirando recatadamente hacia abajo.
¿Ellas están mostrando deferencia aquí?
Desde que soy tan pequeña, estoy efectivamente escondida por el sacerdote vestido de gris mientras caminamos. Juzgando por cómo algunas de estas sacerdotisas parecían sorprendidas al verme detrás de él, estoy bastante segura de que su comportamiento no estaba dirigido a mí. La repentina comprensión de que hay una estricta jerarquía incluso entre los huérfanos que conforman el sacerdocio de túnicas grises me deja completamente inquieta por la forma absolutamente diferente en que el mundo en el que me he metido se compara con lo que estoy acostumbrada.
Hasta ahora, mi vida diaria realmente no ha sido afectada por ningún miembro de la nobleza. Básicamente, he pasado toda mi vida interactuando con personas que son como yo. Incluso cuando me encontré con algunos comerciantes adinerados, la calidad de los productos que traía conmigo significaba que aún me trataban más o menos como a un igual.
¿Realmente voy a estar bien en este lugar? No entiendo nada acerca de las sociedades jerárquicas. Voy a cometer un grave error masivo, ¿verdad?
Cuando nosotros pasamos por los pasillos vacíos, ricamente nombrados, nuestros pasos son lo único que rompe el ensordecedor silencio. Siento que el mundo en el que he entrado es algo que, incluso con todo lo que aprendí como Urano, está más allá de mis imaginaciones más descabelladas.
“Padre Ferdinand, la Señorita Maine ha llegado.”
Escucharlo presentarme como “Señorita Maine" me suena totalmente extraño y no me gusta en absoluto. Soy una niña, y ciertamente no soy importante, pero este sacerdote de túnica gris es un adulto completamente desarrollado, y el hecho de que él se dirigiera a mí con un honorífico respetuoso me hace sentir muy incómoda. Me molesta.
Sin embargo, en este templo, cuando me den mis túnicas azules, recibiré el mismo trato que a un noble, por lo que no voy a ser capaz de decir constantemente “por favor no me llamen ‘Señorita’.”. No tengo más remedio que acostumbrarme a que me llamen así.
“Disculpe mi intrusión,” digo por instinto, agachando mi cabeza cuando entro al cuarto del Sacerdote Principal.
Cuando miro hacia arriba, veo que un altar simple se ha instalado en el medio de la habitación. A primera vista, puedo ver que esta es una versión simplificada del enorme altar de varios pisos en la sala ceremonial a la cual fui para mi ceremonia de bautismo.
El nivel superior de esta plataforma de tres niveles contiene dos muñecas, una con un manto negro y otra con una corona dorada, al igual que las estatuas que vi durante mi ceremonia de bautismo. En el nivel medio hay cinco muñecas, llevando un báculo, una lanza, un cáliz, un escudo y una espada respectivamente. El nivel inferior contiene flores, frutas, un quemador de incienso y una campana, pero lo más cercano al borde es un conjunto prolijamente doblado de túnicas azules. Una alfombra azul se ha extendido ante el altar, lo cual, sin importar cuánto trate de evitarlo, trae a mi mente los recuerdos de las oraciones de mi ceremonia de bautismo.
Estoy bastante segura de que no había un altar como este la última vez que visité la habitación del Sacerdote Principal. Mientras yo estoy parada en la entrada, buscando en mis recuerdos, el Sacerdote Principal se levanta de su escritorio, dejando de lado lo que estaba haciendo, y camina delante del altar.
“Por aquí, Maine.”
“Sí, por supuesto,” le respondo, caminado hacia donde se encuentra el sacerdote.
Él me mira con sus ojos anaranjados los cuales casi parecen dorados. Suspira por un momento, a continuación mira hacia el altar.
“Nosotros estamos aquí porque coaccionaste mágicamente al Reverendo,” él dice. “Lo asustaste, así que él tiene un gran disgusto hacia ti.”
“Eso es... bueno, comprensible.”
La arrogante actitud y aquellos comentarios del Maestro del Templo me habían cortado profundamente. Lamentablemente, mis emociones hicieron que mi maná explotara al salir de su prisión, mezclándose con mi enojo y molestia y corrieran hacia él. Sin embargo, puedo entender por qué él, como resultado de tener mi maná fuera de control forzado sobre él, me odie, e él incluso podría guardar rencor.
Incluso en circunstancias normales, como la hija de gente pobre, él me despreciaría de todos modos...
“En circunstancias normales, tu irías a la habitación del Maestro del Templo para jurar ante los dioses y el templo y luego te darían tus túnicas, pero parece que el Reverendo Bosewanz desea que no tu entres en su habitación, por lo que urgentemente tuve que construir un altar aquí.”
“...Lamento todos los problemas,” le respondo.
Tal parece que él me odia mucho. Para que la máxima autoridad en el templo me odie tan decisivamente desde el momento en que me uní… esta realmente es una situación extremadamente horrible para estar, ¿no?
Mientras me preocupo por todos los obstáculos que repentinamente podría enfrentar en mi vida dentro del templo, el Sacerdote Principal sacude la cabeza lentamente.
“Me gustaría evitar agregar combustible a esa llama, por lo que por ahora creo que es mejor que no lo veas.”
“Por supuesto,” le respondo.
Desde que el Sacerdote Principal sabe mucho más sobre el temperamento del Maestro del Templo que yo, si él lo dice, entonces definitivamente debería evitar el contacto con el Maestro del Templo.
“Ahora, comencemos la ceremonia de votos.”
“Muchas gracias.”
El Sacerdote Principal toma el quemador de incienso, lo agarra por la cadena y comienza a oscilarlo lentamente como un péndulo. Mientras lo hace, el humo del incienso comienza a danzar, llenando la habitación con un aroma calmante que no es diferente al Olíbano*.
<*El Olíbano es usado generosamente en ritos religiosos. Según el Evangelio de Mateo 2:11, oro, olíbano y mirra fueron los tres regalos dados a Jesús por los Reyes Magos que venían del oriente.>
A continuación, en voz baja y cuidadosa, comienza a explicar los significados detrás de cada uno de los objetos rituales dispuestos sobre el altar. En el escalón más alto, la capa negra representa el cielo nocturno y, por lo tanto, es el símbolo del dios de la oscuridad. La corona dorada representa el sol, y es el símbolo de la diosa del día. Estos dos dioses casados ​​gobiernan sobre todo el cielo, convirtiéndolos en los dioses mejor clasificados, razón por la cual se colocan en el escalón más alto.
En el escalón del medio, el báculo es el símbolo de la diosa del agua que lava la nieve y el hielo, la lanza es el símbolo del dios del fuego que insta a la vida a crecer larga y alta, el escudo es el símbolo de la diosa de viento que hace retroceder el frío del invierno, el cáliz es el símbolo de la diosa de la tierra que acepta todo lo que recibe, y la espada es el símbolo del dios de la vida que penetra en la tierra.
En el nivel más bajo se encuentran las ofrendas a los dioses. El Sacerdote Principal me dice que ofrecemos plantas para simbolizar el aliento, frutas para celebrar la cosecha, incienso para mostrar la paz y telas para expresar piedad.
“El color santo de la primavera es el verde. Es el color de la vida que pasa a través del duro invierno para brotar nuevamente. El color santo del verano es el azul. Es el color del cielo al que intenta llegar la vida a medida que crece cada vez más. El color santo del otoño es el amarillo. Es el color en que el trigo se convierte cuando está maduro, y cada tallo se dobla por su propio peso. El color santo del invierno es el rojo. Es el color de la chimenea que se enciende con la esperanza de que suavice el frío.”
Tal parece que los colores venerados en el templo cambian justo como lo hacen las estaciones. Me dice que la tela que adorna los altares, las alfombras que se extienden ante ellos, y las decoraciones que los sacerdotes vestidos de azul usan sobre sus túnicas siguen los colores de la estación.
“Ahora, para hablar de los votos.”
Él se arrodilla sobre la alfombra frente al altar, descansando sobre su pierna izquierda. Luego, cruza las manos frente a su pecho, inclinando su cabeza. Tomo mi lugar junto a él en la misma postura, y él, después de asegurar rápidamente que todo está en su lugar, abre su boca para hablar.
“Repite después de mí,” él dice.
“Bien,” le respondo.
Miro fijamente el rostro del Sacerdote Principal, mirando cuidadosamente su boca para estar absolutamente segura de que no estoy cometiendo ningún error. Habla despacio, sus delgados labios se mueven de una manera que hace que sus palabras sean fáciles de entender, mientras nos movemos a través de cada frase de los votos.
“Los más altos entre todos los dioses, quienes gobiernan sobre todo en los cielos altos y elevados, los dioses de la oscuridad y la luz.”
“Los cinco dioses que gobiernan sobre todos en la vasta y amplia tierra.”
“La diosa del agua, Frühträne.”
“El dios del fuego, Leidenschaft.”
“La diosa del viento, Schutzaria.”
“La diosa de la tierra, Geduldig.”
“El dios de la vida, Ewigeliebe.”
“El brillante poder divino de los más altos entre todos los dioses, el cual brilla desde los cielos altos y elevados para extenderse a través de la vasta y amplia tierra.”
“El poder divino de los cinco dioses, que otorgan vida a todo lo que existe a través de la vasta y amplia tierra.”
“Devolver la bendición de este precioso poder divino.”
“Reformamos nuestros corazones, preparamos nuestros corazones, fortalecemos nuestros corazones, adoramos y creemos en los dioses, quienes no están confinados por los años.”
“A todos los dioses de la naturaleza”
“Juro dar mis oraciones fervientes, con gratitud y dedicación.”
Miro al Sacerdote Principal cuando termina su recitación, y él me asiente como diciendo que lo hice suficientemente bien. Se pone de pie, mirando a los sacerdotes con túnicas grises que se encuentran a lo largo de la pared. El sacerdote más cercano al altar camina silenciosamente hacia adelante, levantando el conjunto de túnicas azules dobladas en la parte delantera del altar y llevándoselas al Sacerdote Principal.
“El azul es el color santo del dios del fuego quien ayuda a que la vida crezca al máximo, y el color de los cielos altos y elevados sobre los cuales gobiernan los más altos entre todos los dioses. Les damos estas túnicas a aquellos sacerdotes y sacerdotisas que juran dar fe a los dioses más elevados y siempre se esfuerzan por crecer.”
Una sacerdotisa aprendiz que había estado esperando a lo largo de la pared se adelantó para vestirme con las túnicas azules que me han dado. Estas túnicas son muy simples: pasan por encima de mi cabeza, luego se atan a la cintura con una banda. Parece que soy libre de elegir lo que quiero utilizar debajo de estas túnicas para que coincida con la temporada, y durante las ceremonias voy a utilizar adornos adicionales en colores que coincidan con dioses particulares.
“Maine, ahora eres una discípula de los dioses, piadosamente conducida por su guía divina. Nosotros, los del templo, te damos la bienvenida.”
El Sacerdote Principal se inclina ligeramente hacia adelante, sus manos cruzadas frente a su pecho. Cruzo mis manos frente a mi pecho también, imitándolo.
“Muchas gracias por la cálida bienvenida, desde el fondo de mi corazón,” le digo.
“Ahora, da tus oraciones.”
“¿Um?”
De hecho, no entiendo lo que abruptamente se me instruye que haga. Inclino mi cabeza en confusión, mis manos aún cruzadas frente a mi pecho. El Sacerdote Principal frunce su ceño ligeramente, como si estuviese sorprendido por mi incapacidad de adivinar lo que él quería decir.
“Te enseñaron esto durante tu ceremonia de bautismo, ¿no? Levanta tus oraciones hacia los dioses.”
Ah, ¿eso es? ¿La Pose Glico? Es cierto. Ahora que me estoy uniendo al templo, eso será algo cotidiano, ¿no? ... ¿Estarás bien, mi estómago?
Las imágenes de la ceremonia de bautismo de la cual me obligaron a retirarme debido a mi total colapso abdominal pasan a través de mi cabeza. Sacudo mi cabeza para ahuyentar el recuerdo, estrechando fuertemente mi estómago para evitar que me ría. Puedo sentir intensamente la aguda mirada del Sacerdote Principal sobre mí, como si quisiera preguntarme si en serio ya he logrado olvidarla por completo, así que levanto mis alabanzas a los dioses.
“N... ¡Nosotros rezamos a los dioses!... ¡¿Ngh?!”
Me resulta inesperadamente difícil mantenerme erguida utilizando la Pose Glico. Un buen sentido del equilibrio y la fuerza suficiente para mantener todo mi peso en una sola pierna es un requisito absoluto. No puedo mantener el tipo de hermosa y perfecta Pose Glico que vi hacer a todos los sacerdotes durante mi ceremonia de bautismo, y termino tambaleando inestable.
“¡Maine! Ese tipo de oración no servirá. Algún día deberás participar en ceremonias de oración para el público en general. ¿Qué haría entonces una sacerdotisa que no puede orar? Antes de tal ceremonia, debes volverte capaz de dar oraciones apropiadas.”
“Urgh... intentaré absolutamente dar mi mejor esfuerzo.”
El Sacerdote Principal suspira, sacudiendo su cabeza, antes de volverse para mirar a los sacerdotes vestidos de gris alineados a lo largo de la pared.
“Permíteme presentarte a los sacerdotes y aprendices con túnica gris quienes serán tus asistentes. ¿Arnaud?”
Arnaud, un sacerdote con túnica gris, señala a tres personas con túnicas grises de pie en la esquina de la habitación, que luego dan un paso al frente. Uno de ellos es un hombre adulto, y los otros dos son un niño y una niña, aproximadamente de la misma edad.
Tal parece que el sacerdote que me trajo hasta esta habitación va a ser mi asistente. Él está construido relativamente sólidamente, y es casi tan alto como mi padre. Él tiene el cabello morado claro, sus ojos son marrones oscuros, y me da la impresión de que es un hombre de pocas palabras. Su expresión facial es muy rígida y silenciosa, como cuando me traía aquí. Puede deberse a la fuerza con que presionan sus labios, pero parece que podría ser un poco difícil conocerlo.
“Mi nombre es Fran. Tengo diecisiete años. Espero poder servirle.”
“El placer es todo mío,” le respondo. “Espero poder trabajar con usted también.”
Sólo buscaba devolver educadamente su saludo, sin embargo, el Sacerdote Principal inmediatamente me reprende.
“Maine. Tú eres alguien a quien se le ha otorgado una túnica azul. No te rebajes al clero vestido de gris.”
“L... lo siento. Seré cuidadosa.”
No consigo ver las sociedades jerárquicas. No sé lo que está bien o mal. No puedo hacer conjeturas basadas en nada que haya aprendido hasta el momento. Es como cuando yo me convertí en Maine y tuve que aprender todo el conocimiento común de este mundo desde cero.
Incluso cuando comienzo a sucumbir a mi ansiedad, otro asistente aún más inquietante da un paso adelante. No estoy segura de si es por nutrición o lo que sea, pero a pesar de que es casi tan alto como Lutz, tiene una mala apariencia en sus ojos y es delgado como un riel. Tiene un cabello dorado pálido, y sus ojos se ven negros a primera vista, pero después de una mirada más cercana resultan ser de color morado oscuro. Mi primera impresión de él es que él es un pequeño mocoso inteligente y travieso.
Urgh, odio este tipo de niño.
En mis días como Urano, me quedaba en mi habitación leyendo mucho, y en mi débil estado actual con frecuencia me cierro debido a la fiebre, así que básicamente soy un purasangre encerrada. Grosero... no, los chicos traviesos, enérgicos y de lengua afilada son exactamente el tipo de persona a la cual no deseo acercarme en absoluto.
Lo miro, resignándome al hecho de que tendré que intentar ponerme en buenos términos con alguien como él. Me devuelve una mirada apreciativa, mirándome de pies a cabeza con una expresión bastante grosera sobre su rostro.
“Soy Gil,” él dice. “Tengo diez años. ¿Eres en serio mi maestra? Wow, esto apesta. Eres pequeña.”
“¿Uh?”
¿Huh? ¿Está bien que un asistente actúe así?
Estoy sorprendida de cómo parece que él se burla de todos a su alrededor. Mi boca se mueve sin decir palabra, y nuevamente, el Sacerdote Principal da una reprimenda. No para Gil, sin embargo, sino que para mí.
“Maine, Gil es tu asistente. Si muestra una actitud deficiente, es tu trabajo advertirle que no vuelva a hacerlo.”
“¿Uh? ¿Mi trabajo?”
“Si tu no lo haces, ¿quién lo hará?”
Él me está hablando como si aquello fuese la cosa más obvia del mundo, pero, ¿cómo le digo que no lo haga? ¿No es él el tipo de persona que simplemente ignoraría cualquier cosa que alguien le diga?
“Umm, ¿podrías tratar de hablar un poco mejor?”
“¡Hah! ¡¿Eres idiota?!”
... ¿Está bien que pregunte por otra persona?
El Sacerdote Principal está sacudiendo su cabeza, como si él quisiera decir que mis palabras no tuvieron ningún efecto en absoluto, pero estoy bastante segura de que este es un error bastante obvio en su selección de personal. El pensamiento cruza por mi mente que esto podría ser un acoso deliberado, y doy un paso atrás.
Esto es, sin duda, acoso. No hay forma de que alguien pueda pensar que Gil es apto para ser el asistente de alguien. Esto es claramente el resultado de alguien que decide darme la persona más problemática, el plebeyo. Ahora que entiendo esto, me doy cuenta de que tratar de lidiar con él educadamente es una completa locura. Debería tratarlo como trataría al travieso payaso de la clase: ignorándolo.
Levanto mi puño, lo cierro, luego miro hacia donde está parada la última asistente, una niña pequeña. Ella tiene un cabello carmesí y ojos azul claro. Ella tiene una expresión ferozmente determinada, pero tiene una cara linda. No es una cara hermosa, sino linda. Me da la impresión de que ella es el tipo de chica que sabe exactamente cómo es y usa eso para halagar a todos. Como las dos somos chicas, intuitivamente lo huelo.
“Mi nombre es Delia. ¡Tengo ocho! Espero que nos podamos llevar bien.”
Incluso a pesar del hecho de que está diciendo que espera que podamos llevarnos bien, su sonrisa realmente no está llegando a sus ojos. Ella tiene el tipo de aire a su alrededor que me hace pensar que no podremos hacernos amigas. Parece que ella está lista para ir a la ofensiva. Aun así, parece que Delia, aparentemente sonriente, no es una elección que el Sacerdote Jefe encuentre particularmente problemática. Él no tiene reproche esta vez.
Ninguno de estos asistentes tiene siquiera el más mínimo atisbo de amistad. No creo que tenga ninguna esperanza de poder tratar con estas personas. Siento que solo tenerlos a mí alrededor sería agotador.
“Umm, Padre Ferdinand. Yo, um, nunca antes había tenido asistentes, así que realmente no necesito--”
“No servirá. Es una obligación de un sacerdote con túnica azul tener asistentes. El Maestro del Templo y yo personalmente hemos seleccionado estos tres para ti. Eres una sacerdotisa con túnica azul. Por lo tanto, eres su maestro, y debes comportarte en consecuencia.”
“…Ya veo. Está bien.”
¿Ni siquiera puedo decir que no los quiero? Además, ¿ni siquiera puedo elegir?
Parece que, incluso desde el primer día, justo cuando hice mis votos, me enfrento a la frustración.