jueves, 26 de julio de 2018

Honzuki no Gekokujou 80


Batas Azules y las Diferencias en el Conocimiento Común

“Lu~utz!”
En el instante en que veo el rostro de Lutz, la sensación de alivio por haber vuelto a un mundo donde mi propio sentido común prevalece me hace sentir que toda la fuerza está abandonando mi cuerpo. Corro las escaleras abajo hacia él, tomo su brazo firmemente, y hundo mi cabeza en él.
“¡Estoy tan agotada, Lutz!”
“Sí, te ves un poco pálida. Día difícil, ¿huh?”

Él me mira con simpatía mientras me da una palmadita sobre la cabeza. Lo que hice hoy fue básicamente sólo leer un libro, pero parece que estar conmigo es el trabajo completo de mis asistentes, así que básicamente todo el tiempo alguien estuvo parado cerca de mí, observándome constantemente.
Por supuesto, cuando me encuentro absorta en un libro, es típico para mí sentirme completamente despreocupada de mi entorno, pero cada vez que recuperaba mi sentido pude sentir la mirada de alguien fija en mí, lo que me hizo sentir realmente incómoda. Quizás podrías llamar a esas miradas dolorosas o pesadas, pero de cualquier manera ser observada constantemente fue una enorme carga para mí. Me dejó extenuada.
Hmm, los nobles son increíbles. ¿Cuánto tiempo tomará acostumbrarse a eso?
Estoy feliz debido a que puedo ir a mi casa a dormir. Si tuviese que lidiar con todo esto desde ‘buenos días’ hasta ‘buenas noches’, ciertamente podría volverme loca.
“Hey, Lutz. Quiero reunirme con el Señor Benno hoy, ¿está él en la tienda?”
“De hecho, él acaba de regresar justo cuando me iba, por lo que probablemente debería estar en este momento, ¿supongo? Por qué, ¿sucedió algo?”
Lutz se ve preocupado, así que niego sacudiendo mi cabeza.
“No, solo necesito ir al Gremio de Comerciantes para retirar dinero para mi donación y llevárselo al Sacerdote Principal. Pensé que debería contarle de antemano...”
“¡Hmm! Está bien vamos.”
Cuando él dice eso, por alguna razón, el trío de asistentes detrás de nosotros comienza a dirigirse con nosotros también. Ni siquiera quiero que me sigan en el templo, ¡¿así que porque querría que me siguieran afuera también?! Realmente no quiero que me miren.
“...No es necesario que vengan conmigo, ¿saben?”
“Me temo que no puedo dejarle,” Fran responde. “Soy su asistente, después de todo.”
“¡Es cierto!,” Delia agrega. “Es imposible que usted pueda reunirse con alguien sin sus asistentes.”
Desde que no solo Fran me está diciendo que es imposible, sino que incluso también Delia, supongo que debe ser de conocimiento público que un sacerdote con túnica azul nunca se reúne con nadie sin sus asistentes. Tendré que agregar este hecho a la lista que guardo en mi cabeza.
“¿Hmm?,” Gil dice. “Bueno, si no tengo que ir, entonces sí, me voy. Estoy hambriento.”
Justo como pensé, Gil, quien no se muestra interesado ni siquiera en el sentido común de un asistente, me lanza una mirada resentida mientras nos da la espalda y comienza a regresar al interior. Los otros dos, sin embargo, no siguieron su ejemplo. Si tuviese que comprometerme y traer a alguno de ellos conmigo, Fran sería la única persona que podría seguirme. Aun así, podría relajarme mucho más si no tuviese a ninguno de mis asistentes siguiéndome. Además, solamente iré a la Firma Gilberta, donde voy todo el tiempo, y como tengo a Lutz conmigo, no tengo ningún uso particular para un asistente.
... ¿Puedo hacer que se marchen?
“Oh, Delia,” le digo. “¿Podrías decirle al Padre Ferdinand que volveré con mi donación una vez que termine de hablar con el Señor Benno? Realmente necesito que sepa sobre esto. ¡Confío en ti!”
“¿Hmm? ¿Realmente lo necesitas? Está bien entonces. Voy a asegurarme absolutamente de ir a decirle de inmediato.”
La amplia sonrisa que ella me da es increíblemente fácil de leer. Me pregunto ¿si ella simplemente no va a hacer literalmente nada, o simplemente irá directamente al Maestro del Templo? Ella se da media vuelta, luciendo más feliz de lo que la he visto en todo el día, y regresa al interior del templo.
Dejo escapar un suspiro de alivio al haber logrado alejarla. Fran, sin embargo, hace una mueca de disgusto, mirando hacia adelante y hacia atrás entre mí y Delia entrando en el templo.
“Señorita Maine, si desea que le entreguen un mensaje al padre Ferdinand, lo haría con gusto. Por favor, permíteme acompañar a Delia.”
“Fran, ya envié a Delia. Si me estás diciendo que tengo que tener un asistente conmigo, ¿estaría realmente bien que tu vayas con ella?”
Fran sacude su cabeza, su disgusto aún se refleja claramente en su rostro.
“Pero, no puedo decir si ella incluso irá realmente a ver al Padre Ferdinand...”
“...Tengo a Lutz conmigo, así que estaré bien si tú le dices al Padre Ferdinand, ¿sabes? Realmente necesito que alguien le cuente sobre esto.”
Mientras le decía eso, agarré la mano de Lutz y comencé a caminar. Fran se detuvo en la entrada del templo por un momento, volviéndose indeciso y moviéndose de un lado a otro, sin embargo, finalmente pareció decidir que él preferiría informarle al Sacerdote Principal y regresó al interior del templo.
“Maine, ¿estás segura de que está bien? ¿No se supone que él debería estar aprendiendo cómo mantener un ojo en tu condición?”
Lutz mira por encima de su hombro, inclinando su cabeza mirando hacia la entrada vacía del templo. Ahora que pienso en ello, me dijeron que permitiera que mis asistentes monitorearan mi salud, ¿no? Cuando pienso ello, dejo escapar un enorme suspiro.
“... Hmm. Él es uno de los asistentes escogidos por el templo para mí, pero todavía creo que será difícil. Primero que todo, realmente no tiene ningún entusiasmo por eso.”
“¿Huh?,” Lutz responde, incrédulo.
“Creo que, probablemente, él realmente quería servirle al Sacerdote Principal, pero le dijeron que en lugar de eso él había sido asignado a mí. Siempre parecía estar haciendo las cosas a regañadientes, sin importar lo que estuviésemos haciendo. Si pudiese hacer que me considerara su maestra por sobre el Sacerdote Principal, podría cambiar, pero estoy bastante segura de que aquello no tiene remedio, ¿verdad?”
“Tú, una maestra... ¿no necesitas, digamos algo como, dignidad y presencia para eso?”
Se ríe burlonamente de mí, y no puedo evitar comenzar a reír también. Me siento mucho mejor ahora que estoy de vuelta en un ambiente tan cómodo.
“Buenas tardes, Señor Mark,” le digo. “¿Está el Señor Benno?”
Cuando Lutz abre la puerta de la tienda, veo a Mark dentro y, como siempre hago, lo saludo mientras lo llamo. En el instante en que me vio, sin embargo, su rostro se puso pálido.
“...Maine, rápido, por favor entra.”
“¿Huh?”
Mark, con una atípica prisa, se apresura a mostrarnos el interior. Bajo circunstancias normales, cuando venimos sin haber hecho arreglos con antelación, generalmente nos piden que esperemos dentro de la tienda por un tiempo, luego nos llevan a la trastienda cuando Benno puede vernos. Hoy, sin embargo, Mark inmediatamente abre la puerta de la habitación de atrás y nos empuja, con su cara aún sin sangre mientras llama a Benno.
“Maestro Benno, Maine ha venido a visitarlo. La estoy presentando.”
“¿Qué sucede ahora, Mark?”, Benno le responde. “¿Por qué estás tan apresurado cuando solo es Maine... visitando...”
Mark cierra la puerta detrás de nosotros cuando Benno levanta la vista de su escritorio. Cuando él me ve, solo me mira por un momento, luego inmediatamente se enfurece, con los ojos muy abiertos.
“¡Maine! ¡Tú! ¡Idiota!”
Chillo de miedo, cubriendo mis oídos mientras retrocedo. Lutz también se estremece, su respiración fue audible cuando él retrocedió.
“¿Uh? ¿Huh? ¿Usted también? ¡¿Qué es ahora?!”
“¡Niña imprudente! ¿Viniste aquí luciendo así? ¡¿No me digas que caminaste hasta aquí desde el templo vistiendo eso?!”
Me miro a mí misma, luego inclino mi cabeza con curiosidad. “... Sí, lo hice, ¿hay algún problema con eso?”
Lutz inclina su cabeza también. Benno nos mira a los dos, ve que no somos capaces de entender por qué aquello podría ser un problema, y rasca su cabeza vigorosamente en frustración. Mark cierra sus ojos, frotando sus sienes.
“Maine,” Benno dice. “Estás vistiendo la ropa que usa una sacerdotisa con túnica azul, ¿no es así?”
“Sí,” le respondo.
“Normalmente, las sacerdotisas vestidas de azul son miembros de la nobleza.”
“Eso es correcto,” le respondo.
“Cuando la nobleza tiene que viajar, viajan en carruajes. No pueden simplemente pasear por la ciudad a pie. ¿Podrías decirme la razón de eso?”
Inclino mi cabeza más mientras considero su pregunta. Pienso en las pocas veces que he viajado en un carruaje. Se sacudió mucho mientras se movía y se sintió terriblemente mal montarlo. Aunque, montar uno es algo que nosotros, los plebeyos, nunca hacemos realmente a menudo. Todo lo que nosotros podemos hacer es mirar anhelando mientras pasan. Por lo tanto, es una gran manera de mostrar al instante cuán alta es tu posición social.
En mis días como Urano, tenía un automóvil, por supuesto, para usarlo como medio de transporte, sin embargo, no lo utilizaba todo el tiempo. Tenía sentido cuando salía de compras y sabía que iba a comprar más de lo que podía cargar, o cuando iba en viajes largos. También manejaba cuando el clima era tan malo que dificultaba caminar.
“Hmm... porque caminar es demasiado duro y no es suficientemente ostentoso”
“¡Incorrecto! Si pasearan por las calles, ¡serían secuestrados y retenidos para un rescate! Entonces, si no quieres ser secuestrada, ¡no uses esa túnica fuera del templo!”
“¡S-S-S-Sí S-Señor!”
Inmediatamente empiezo a quitarme mi túnica en el acto. Desde que ya tengo puesto mi vestido de mi aprendiz debajo, es tan simple como deshacer la faja y quitarme la túnica por mi cabeza.
Siempre he sido la hija de personas pobres. Ni siquiera había considerado la idea de que alguien quisiera secuestrarme y pedir un rescate.
Ya veo. Había estado pensando en esta túnica azul como si fuera simplemente otro tipo de uniforme, pero para otras personas básicamente estoy portando una señal diciendo ‘HOLA, SOY NOBLE, TENGO DINERO’ escrita con grandes y brillantes letras.
Después de que termine de doblar cuidadosamente mi túnica, Benno suspira exhausto, mirando el bulto de tela en mis brazos con una expresión complicada.
“Bueno, así que... ¿por qué estás aquí, Maine? Seguramente no apareciste aquí solo para tratar de darnos un susto que podría habernos llevado a la muerte, ¿verdad?”
“Cierto. Tengo que pedirle un favor. ¿Le importaría acompañarme al Gremio de Comerciantes, y luego después de eso al templo?”
“¿Para qué?,” Benno me pregunta, inclinado su cabeza en incomprensión.
“Me gustaría que me ayude a retirar cinco pequeñas monedas de oro para mi donación y llevarla al templo. Ya le pregunté al Sacerdote Principal, y dijo que estaba bien.”
“¿Por qué yo?”
“Todas mis grandes transacciones hasta ahora se han hecho a través de mi tarjeta de gremio, sin embargo, el Sacerdote Principal no posee una. Estoy un poco asustada de llevar tanto dinero conmigo. Cuando le conté eso al Sacerdote Principal, él me dijo que hiciera que mis asistentes se ocuparan de todo eso, lo cual en realidad me sorprendió un poco.”
Benno frunce el ceño, sus cejas se entrelazan. “¿Qué es lo sorprendente sobre eso? Ese es el trabajo de un asistente, ¿no?”
“...Desconfío sincera y completamente de mis asistentes. La idea de confiarles una gran cantidad de dinero es completamente aterradora.”
Benno hace una pausa por un momento, con sus ojos muy abiertos, y luego parpadea un par de veces.
“Así que, la niña que nunca piensa en nada, que constantemente se encoge de hombros ante los problemas, quien es tan resistente a aprender de sus errores que todavía va a la casa del Maestro del gremio después de haber sido engañada masivamente, ¿finalmente ha encontrado a alguien de quien ella desconfía? Por favor, dime, ¿simplemente quiénes son estas personas?”
Aún voy a la casa del Maestro del gremio porque es algo beneficioso para mí. Puedo intercambiar recetas por azúcar, y aunque el Maestro del gremio me había engañado sobre las herramientas mágicas, no hay dudas de que me salvó la vida. Por supuesto, no tengo suficiente confianza en ellos como para permitirles que lleven mi dinero por mí, pero si estoy tratando con ellos como socios en una transacción mutua, me encogeré de hombros ante ese problema en particular.
No hay manera de que pueda confiar en alguien que dijo tan rotundamente en mi cara que va a causarme problemas intencionalmente.
“De los tres asistentes que me fueron asignados, uno de ellos es un espía del maestro del templo, otro es un espía del sacerdote principal, y uno de ellos es un niño problemático quien parece que me fue asignado simplemente para acosarme. Ni siquiera los quiero merodeando cerca de mí en el templo, así que mucho menos llevando cualquier cantidad de dinero por mí.”
“Eso... pensé que algo así podría suceder, pero realmente hiciste algunos enemigos allí, ¿no?”
Gimo un poco por la precisión con cual él golpeó el clavo justo en la cabeza.
“En ese entonces cuando creía que solo me quedaba medio año de vida, pensaba que no importaba como me trataran, siempre y cuando pudiese leer libros yo estaría bien, pero si va a continuar por un tiempo, realmente será un problema.”
“Las circunstancias son realmente diferentes ahora. Entonces, para los espías, todo lo que puedes hacer ahora es intentar mejorar tus relaciones a nivel superficial con ellos. No necesitas confiar en ellos, sin embargo, averigua qué puedes confiarles exactamente. ...Y para ese niño problemático, básicamente vas a tratarlo como si trataras a un animal salvaje.”
La imagen de Gil como un mono salvaje sobre un árbol, aplaudiendo y gritándome, flota en mi mente.
“¿Sin embargo, las personas no son animales?”
“Básicamente son lo mismo. Si no hacen lo que dices, dales un azote. Si lo hacen, dales un regalo. Si quieres que él sepa quién es su maestro, tendrás que domarlo.”
Esto suena menos como construir una relación sana de confianza mutua y más como simplemente forzarlo a la sumisión.
“...Parece que eso tomaría mucho tiempo, el cual preferiría gastar leyendo.”
“¡No seas perezosa! ¡Estar en la sociedad noble y no saber cómo usar a tus asistentes es un serio problema!”
“Ngh... Bien, voy a pensar en el futuro.”
Benno deja escapar un largo suspiro, a continuación sacude ligeramente su cabeza como si estuviese restableciendo sus pensamientos.
“Nos hemos salido del tema. Entonces, ¿cuándo vas a entregar esta donación?”
“Sin embargo, eso es lo que estoy aquí para discutir con usted. Les dije a mis asistentes que regresaríamos con el dinero tan pronto como fuese conveniente para usted--”
El color deja instantáneamente el rostro de Benno.
“--¡Eso quiere decir que básicamente les dijiste ‘inmediatamente’! ¡Mark, prepara ya las cosas! ¡Iremos al templo!”
“¡De inmediato, señor!”
Mark sale de la habitación, espantosamente pálido.
“Uh, um, así que, ¿entonces iremos al Gremio de Comerciantes?”
“No hay tiempo que perder en eso. En realidad, no necesitamos ir. ¿Tarjeta?”
Después de unir nuestras tarjetas, Benno me dice que vuelva a ponerme la túnica, dado que iremos al templo, entonces desaparece por la puerta interior, subiendo las escaleras.
Desplegué las túnicas que me había quitado hace unos momentos, y entonces las volví a deslizar sobre mi cabeza. Ato la faja alrededor de mi cintura, luego dejo mi cabeza caer desanimada. No pensé que saldría así. Solo les dije a mis asistentes eso para que ellos me dejaran en paz, y parece que eso causó muchos problemas para todos.
“... ¿Qué es lo que hice ahora, Lutz?”
Las implicaciones sutiles de las frases y la manera en que se hacen las promesas pueden cambiar dependiendo de la organización de la cual formas parte. Eso es algo tan simple y obvio. Lo sabía, sin embargo, no lo entendí.
Lutz da palmaditas reconfortantes sobre mi cabeza. “Nosotros no sabemos nada sobre cómo funciona la nobleza, ¿verdad?”
“…Sí.”
“Claro, has estropeado las cosas esta vez, pero aprovecha esta oportunidad para arreglar tus puntos débiles.”
Inclino mi cabeza. “¿Mis puntos débiles?”
Lutz asiente enfáticamente, mirándome con un poco de rigor en sus ojos.
“Mira, sé que amas los libros más que cualquier otra cosa, y sé que has estado deseando leerlos durante tanto tiempo, pero, antes de que puedas hacerlo, debes aprender la forma de vivir allí, lo que significa que debes estar preguntando a todos a tu alrededor incluso las pequeñas preguntas más pequeñas que tengas.”
“¿Su forma de vivir?”
“...Justo como, en este momento, hay tantas cosas que yo no sé sobre el mundo de los mercaderes. Son todo tipo de cosas que todos a mí alrededor piensan que son obvias, pero nunca antes había oído hablar de ellas. Entonces, he estado preguntando sobre todo lo que no entiendo, sin importar cuán pequeño sea. Cuando hago eso, no importa si son solo los otros aprendices o incluso el Señor Mark, todos me enseñarán lo que necesito saber. Si no haces el esfuerzo de preguntar, entonces nunca aprenderás nada.”
Sus palabras dan el blanco. Lutz es un hijo de artesanos, arrojándose al mundo de los mercaderes. Sé muy bien cuán duro ha estado trabajando para familiarizarse con cómo funcionan las cosas en una tienda. A pesar de saber que, incluso después de encontrarme básicamente en la misma situación al haberme arrojado al desconocido mundo del templo, no me he esforzado por aprender nada sobre el conocimiento común del templo, incluso más allá de querer pasar mi tiempo leyendo libros.
“Estoy planeando trabajar tan duro como pueda para poder vivir como un mercader. Si quieres ir al templo y leer libros, primero, debes aprender cómo hacen las cosas en el templo. Aunque vas a estar bien. Sé que puedes hacerlo. ¡Eres realmente inteligente!”
“¡No lo soy! Siempre soy tan irreflexiva. Eres mucho más inteligente que yo.”
No hay forma de que sea realmente inteligente. Al igual que Benno siempre dice: soy irreflexiva. Tengo un montón de conocimiento previo, claro, pero no diría que eso me hace inteligente.
“Sí, claro, pero incluso si eres irreflexiva, sigues siendo el tipo de persona que siempre puede abrirse camino hacia su objetivo, ¿cierto? Entonces, si tu objetivo es poder leer libros sin que nadie te moleste, entonces podrás hacer lo que sea necesario para que eso suceda, ¿cierto? Simplemente necesitas trabajar duro para asegurarte de que puedas leer esos libros en paz.”
“Ngh... me conoces demasiado bien.”
Tan pronto como empiezo a pensar un poco más acerca del futuro, escucho el ruido de pasos bajando la escalera. La puerta cruje y Mark la cruza. Está usando una prenda de mangas largas que parece hecha de un material lo suficientemente liviano como para mantenerlo fresco.
“Lamento hacerles esperar,” Mark dice.
A diferencia de su habitual ropa de trabajo, las mangas de su bata blanca son largas y revolotean, con suficiente tela extra colgando de ellas que casi me recuerda a un kimono de manga larga. Los dobladillos del abrigo se encuentran bordados, principalmente con hilo azul, colgando hacia abajo, llegando hasta sus rodillas. Debajo de eso, él utiliza un conjunto comparativamente nítido de pantalones delgados. El atuendo en general me da la impresión de una versión mucho más extravagante de la linda ropa que usan los niños en sus ceremonias de bautismo. La calidad del material es mucho más bonito también, por lo que es claro para mí que esta es la ropa utilizada cuando se trata con la nobleza.
“Gracias por esperar,” Benno dice, bajando las escaleras poco después.
Las mangas del largo abrigo blanco de Benno son incluso más largas que las de Mark, y el dobladillo de su abrigo le llega hasta los tobillos. La calidad del bordado en su abrigo está un rango superior al de Mark. En la parte superior de su abrigo, porta una capa delgada, cerrada al hombro por un broche de oro y con una piedra preciosa azul. En su mano, lleva algo similar a una flor. También puso un tipo de pomada en su usualmente extravagante cabello de color té con leche, y lo fijó en su lugar. Él parece una persona completamente diferente.
El repentino recordatorio de que interactuar con la nobleza requiere tanta atención para pagar incluso cosas tales como esa ropa hace que se me seque la garganta. Me aterra la espantosa comprensión de que acabo de tropezar en un mundo del que no sé nada. No debería haber dicho nada para arrastrar a alguien más a todo este lío conmigo.
“Realmente lo siento mucho, Señor Benno,” le digo, mientras corro hacia él. “No sabía que lo atraparía en todo esto...”
“No te preocupes por eso,” dice, sonriendo abiertamente sin miedo. Él levanta el adorno de flores. “Este es un nuevo modelo”, él me dice, y a continuación lo mete en mi cabello junto a mi habitual palillo.
“Mi lema es que encuentras tus mejores oportunidades en tus más grandes problemas. Si podemos entregar tu donación de forma segura mientras nosotros nos comportamos como deberíamos alrededor de la nobleza, entonces esta será una oportunidad para que demostremos cuán rápidos y completos son los servicios de la Firma Gilberta. Vamos”
La confianza de Benno no es falsa. No tengo idea de qué tipo de cadena de mando hay en esta tienda, sin embargo, en el momento en que Benno y Mark estaban cambiándose, los empleados ensamblaron una pequeña caja de joyería de madera con mi donación adentro, un rollo de tela, una pequeña jarra, y tres paquetes envueltos en tela. Luego, cuando salimos, ya había un carruaje tirado por caballos esperando por nosotros, lo suficientemente grande como para caber cuatro adultos, con cocheros bien presentados esperando que nos embarquemos.
¡¿Cuando pasó todo esto?!
Mientras lo miro, estupefacta, Benno me levanta, mucho más cortésmente de lo usual, y me ayuda a subir al carruaje. Mientras miro alrededor del carruaje obviamente caro, mi nivel de estrés solo comienza a subir. Preocupada, miro a Benno, sin embargo, él me da un leve golpe en la frente.
“Justo ahora, tú eres un noble. Sé lo que estoy haciendo, así que haré que todo funcione, pero lo que necesito que hagas, pase lo que pase, es no ponerte nerviosa. Sólo sonríe. Se digna. Y nunca dejes colgar tu cabeza. ¿Puedes hacerlo?”
“... Lo haré, le respondo.
A través de la ventana en el carruaje, veo a Lutz gritándome algo. No puedo oírlo, pero sus labios son fáciles de leer. “Puedes hacerlo,” él me dice. Asiento con mi cabeza en respuesta, tan exageradamente como puedo para que él pueda verme.
Mark sube a bordo y cierra la puerta detrás de él, después de un momento, el carruaje comienza a moverse lentamente hacia adelante. El traqueteo de las ruedas coincide con el ritmo inestable de mi corazón mientras nos dirigimos hacia mi primer encuentro con la noble sociedad.