sábado, 28 de julio de 2018

Honzuki no Gekokujou 81


Encuentro entre Benno y El Sacerdote Principal

El carruaje se detiene a la entrada del templo y el cochero baja. Puedo escuchar decir algo a los vigilantes que están de pie en las puertas.
Me levanto de mi asiento, preparándome para salir, pero Benno, sin decir una palabra, me detiene. Lo miro inexpresiva, él lentamente gira su cabeza, aun guardando silencio. Supongo que está tratando de decirme que me siente y me quede quieta, así que baja mi cabeza levemente para asentir, volviendo a sentarme, ligeramente pesada, en mi asiento.
Urgh, mi corazón late con fuerza.

No tengo idea acerca de lo que está sucediendo en este momento, y mucho menos sobre lo que podría pasar pronto. No puedo dejar de temblar ansiosamente. Aprieto mis puños firmemente, mientras miro alrededor del interior de nuestro carruaje. Mark parece estar aprovechando el hecho de que nuestro carruaje se ha detenido para escribir algo.
Mark, notando que lo estoy mirando, levanta su cabeza para mostrarme una sonrisa tranquilizadora. Trato de devolverle la sonrisa, pero mi rostro es un poco rígido, así que parece más una mueca. Mark tapa su boca, tratando de no reír. Aún no sé si está bien para mí romper este silencio, así que frunzo mi ceño, enojada, hinchando mis mejillas. Benno, a mi lado, presiona con uno de sus dedos mis hinchadas mejillas. Es como si me ridiculizaran por ser la única persona aquí que está nerviosa por toda esta situación.
Después de un tiempo, el carruaje se balancea ligeramente cuando el cochero sube a bordo. Mark rápidamente guarda su pluma y tinta, luego le entrega a Benno el papel en el cual había estado escribiendo. Benno lo mira, luego sonríe ampliamente. Me inclino, intentando ver lo que está escrito en el papel, pero en ese momento el carruaje comienza a moverse nuevamente. En el momento en que el ruido de las ruedas del carruaje llena la cabina, Benno comienza a hablar.
“En esta puerta, los visitantes se presentan y solicitan que se anuncie su presencia, luego se abren las puertas para ellos. Cuando salgamos, Mark irá primero, luego yo, luego tú. Vas a tomar mi mano y bajar lentamente. Absolutamente no bajes de golpe, y no pierdas tu equilibrio en los escalones.”
Por ‘no bajes de golpe’, él debe estar refiriéndose a la vez que Lutz y yo viajamos en el carruaje del maestro de gremio. (Para bajar, saltamos al unísono, mientras gritábamos ‘¡woo!’ cuando arribamos a nuestro destino.) Yo quien ya estoy preocupada por estar tan tensa podría perder los escalones, también. Así que miro tímidamente hacia un lado.
“Desde que ellos ha ido y anunciaron nuestra presencia, apuesto a que tus asistentes van a estar más allá de esa puerta también. Cuando nosotros caminemos hacia la oficina del Sacerdote Principal, quiero que el hombre que él te asignó esté frente, luego tú y yo, y luego Mark y tus otros asistentes deberán seguirnos, cargando nuestros regalos.”
Honestamente, yo solo había planeado entregar el dinero al Sacerdote Principal y decir ‘¡aquí está mi donación!’, Pero parece que esto se ha exagerado mucho más allá de eso. Si hubiese traído el dinero yo misma, ni siquiera puedo imaginarme qué tipo de groseros errores que podría haber cometido.
“Entonces, la caja con tu donación es algo que me hiciste llevar. Cuando lleguemos a la habitación del Sacerdote Principal, ábrela y mira adentro para comprobar su contenido, y a continuación, dame las gracias por todos los problemas que me has causado.”
“¿Huh? ¿Cómo? ¿Algo como ‘gracias’ o ‘aprecio el esfuerzo’ o algo similar?”
“Algo más similar a un noble sería mejor, pero, bueno, eso también podría funcionar.”
¿Cómo serían las palabras de agradecimiento de un miembro de la nobleza? ‘Aprecio que una tarea tan laboriosa como esta haya sido realizada.’ Sin embargo, ¡Eso me hará parecer demasiado importante!
Tarareo pensativamente para mí misma mientras cavo en mis recuerdos. Puedo recordar leyendas medievales y colecciones de poesía, sin embargo, aquello suena de esa manera demasiado teatral, y no estoy hablando con alguien que no está simplemente citando las líneas de un libro, ser capaz de recitar líneas memorizadas no va a cortar esa situación. Si estuviese hablando con un comerciante, podría extraer las diversas frases que aprendí de los libros acerca de modales comerciales, pero no pienso que eso sea exactamente como un noble podría sonar.
Al final, saco a relucir mis recuerdos de cómo suenan las chicas ricas mimadas e intento probarlos.
“Umm... estoy agradecida desde el fondo de mi corazón de que usted haya aceptado tan gustosamente mi pedido, por más difícil que haya sido... ¿algo como eso?”
“¿Y dónde aprendiste a hablar así?”
Benno me mira, sus ojos muy abiertos en absoluto estado de shock. No puedo entender si eso fue demasiado dominante, o si estuve en lo correcto, o si simplemente falle por completo.
“Entonces... ¿no fue bueno?”
“... No, eso fue perfecto. Intenta seguir hablando así hasta que regresemos al carruaje.”
Muerdo mi lengua ante un grito de incredulidad, mi rostro se contorsionó en una mueca nerviosa. Actualmente, lo más probable es que yo misma sea lo más alejado posible de la imagen de una elegante chica rica. Me obligo a respirar lenta y profundamente, enderezando mi espalda.
“Entiendo,” Le respondo tan suavemente como puedo.
Brevemente después, el carruaje pasa a través de las puertas, y nos detenemos dentro de los terrenos del templo. La puerta es abierta para nosotros por nuestro cochero, y Mark sale primero. El siguiente es Benno. Finalmente, me adelanto para pararme en el marco de puerta.
La escena que veo cuando miro por la puerta es completamente diferente al templo que conozco. Parece que la entrada donde se detienen los carruajes podría ser la verdadera entrada frontal del templo. Esta entrada parece ser para el uso exclusivo de la nobleza y las personas muy ricas, con esculturas adornadas y hechas de una variedad de materiales dispuestas en medio de jardines verdes colmados de flores. Y la boca de la entrada está decorada con baldosas de colores de la misma manera que la pared frontal de la sala de adoración.
La entrada que he estado utilizando hasta ahora, la cual conduce directamente desde el camino principal, parece ser la entrada utilizada por los plebeyos que arriban a pie. Comparado con esto, parece ser solo la puerta de atrás. Hay una separación estricta entre el aburrido monocromo de ese mundo y el vivo color de este. La escena frente a mis ojos es un duro recordatorio de que hay demasiadas diferencias que aún no sé.
Para un templo, un lugar que en sí mismo pretende ser una casa de los dioses, para ser demasiado diferente, incluso simplemente en su entrada, es algo que ni siquiera podría haber imaginado. Cuando la inesperada evidencia de esta clara disparidad golpea mis ojos, mi corazón se congela.
“Maine, tu mano...”
La voz de Benno me sacó de mi trance y le tendí la mano. Miro hacia abajo, a mis pies, preocupada de caerme, y en ese momento me toma de la mano con fuerza y ​​me levanta.
“No mires hacia abajo,” él me dice en voz baja, con su sonrisa inquebrantable. Un sudor frío corre por mi espina dorsal, y sonrío ampliamente en respuesta, asintiendo. Uno de los puntos clave que él me explicó fue “incluso si no tienes confianza en ti misma, no bajes la cabeza,” pero parece que esto se extiende a la prohibición de mirar hacia abajo por cualquier motivo. .
Suavemente me deja en el terreno, más cortésmente de lo que jamás podría imaginarlo haciendo bajo circunstancias normales. Fran se acerca rápidamente.
“Hermana Maine,” Fran dice.
“Maestro Benno,” le digo, “Este es uno de mis asistentes. Fran,” yo continúo, mirándolo con una ligera inclinación en mi cabeza, “¿podría tal vez requerir una reunión con el Padre Ferdinand?”
Una expresión de extrañeza destella brevemente en el rostro de Fran, entonces cruza suavemente sus manos frente a su pecho y se inclina ligeramente.
“Los preparativos ya están en marcha,” Él responde.
“Madame Maine,” Mark dice, “¿a quién podría pedir ayuda para cargar los obsequios del Maestro Benno al Sacerdote Principal?”
Un leve pánico recorre mi corazón, y lo miro por encima del hombro. Cuando miro lentamente alrededor del área, no veo a Gil ni a Delia cerca. No puedo decidir si debería preocuparme por no tenerlos para ayudar a cargar las cosas o aliviada de que no estén aquí para causar problemas. De cualquier manera, no tengo idea de cuál es la respuesta correcta a este problema en particular, así que decido pasarle la carga a Fran.
“Fran, ¿podría pedirte que encuentres algunas personas de confianza que me asistan?”
“Como usted desee,” él responde.
Incluso a pesar de que le había puesto un montón de trabajo, él inmediatamente asiente y comienza a cumplir rápidamente mi solicitud. Sin expresión de insatisfacción, no “sino”, solo el leve reconocimiento de un excelente asistente cumpliendo la petición de su maestro.
Inclino mi cabeza en confusión. ¿Por qué se está comportando de manera tan diferente repentinamente? Literalmente, lo único que es diferente entre esta mañana y ahora es el hecho de que estoy hablando de manera diferente...
Y entonces me golpea. Fran considera que es muy importante que hable como un noble.
Me irritó que pareciera que él solo tenía ojos para el Sacerdote Principal, pero al mismo tiempo, a él le molestaba el hecho de que yo no pareciera ser ni un poco noble. Si quiero que él se sienta bien en el trabajo que está haciendo, entonces lo que he estado haciendo no es lo suficientemente bueno. Justo como dijo Lutz, necesito poner mucho esfuerzo en aprender cómo los nobles hablan y actúan.
Fran llama a varios sacerdotes vestidos de gris y comienza a ordenarles que carguen los regalos, dividiendo el trabajo entre ellos. Después de verificar que no haya quedado nada, él dice, “por favor, por este camino,” y comienza a marcar el camino. A diferencia de esta mañana, cuando un vago aire de insatisfacción lo siguió mientras caminábamos, ahora parece animado, como si él estuviese realmente en su elemento.
Benno me mira, instándome silenciosamente a seguir y comienzo a seguirlo. Justo como lo habíamos discutido, todo encaja como Benno lo había descrito. Sin embargo, Fran es un adulto, y su acelerado ritmo es muy difícil de seguir. Mientras muevo frenéticamente mis pies lo más rápido que puedo para mantener su ritmo, Benno habla, incapaz de guardar silencio sobre la situación.
“¿No vas un poco rápido?,” Benno le dice.
Fran mira por encima del hombro. “¿Ruego su perdón?,” Él dice, parpadeando.
“Madame Maine es tu maestra, ¿no? Soy muy consciente de que sólo te han asignado a ella esta mañana, pero si no prestas atención a la rapidez con la cual caminas, ella va a colapsar. Por lo tanto, quizás podría ser un poco impertinente por mi parte preguntar, pero ¿podrías vigilar tu velocidad?”
“…Mis sinceras disculpas.”
Fran parece avergonzado de que Benno, un visitante, haya sido quien le ha indicado eso. Realmente, yo como su maestra debería haber sido quien debería haberle requerido eso. Inmediatamente comienza a disculparse, pero me doy cuenta de que si lo dejo hacerlo, yo estaría incumpliendo mis obligaciones como un noble.
“Maestro Benno, me disculpo por haberle preocupado. Fran es un excelente asistente, asignado por el propio Sacerdote Principal. No tengo dudas de que él rápidamente se ajustará. Su preocupación es apreciada, pero innecesaria.”
“Está bien,” Benno responde. “¿Qué tal, por hoy, Mark la llevará, desde que él ya está acostumbrado a usted? Sería bastante problemático si usted perdiera la conciencia hoy, como lo ha hecho en otras ocasiones.”
Al mirar a Benno, es muy fácil ver lo que está escrito en su rostro: “será mejor que no te desmayes en medio del corredor después de que hemos llegado hasta aquí.” Mark le entrega un paquete envuelto en tela que ha estado cargando a Fran, entonces, con una disculpa cortés, me levanta suavemente en sus brazos.
¡Eeek! ¡¿Esto es como cargar a una princesa?!
Ahogo un grito por haber sido recogida de una manera completamente diferente a la que estoy acostumbrada. Sé elegante, elegantemente, me repito a mí misma, poniendo la sonrisa más elegante que puedo reunir.
“Fran, si quieres,” le digo, gesticulando hacia el pasillo.
“Por supuesto, Hermana,” él responde.
Cuando la habitación del Sacerdote Principal aparece a la vista, Mark me baja, toma de regreso su bulto de Fran y entonces da un paso atrás para reunirse con el escuadrón de cargadores de regalos. Fran, a pesar de que la habitación del Sacerdote Principal está literalmente frente a nosotros, constantemente revisa su hombro mientras caminamos, asegurándonos de que coincida con mi velocidad para caminar. Sonrío y asiento en respuesta con mi cabeza, tratando de transmitirle en silencio que su velocidad está bien. Una obvia mirada de alivio cruza su rostro.
A diferencia de la habitación del Maestro del Templo, ningún sacerdote monta guardia fuera de la habitación del Sacerdote Principal. Cuando Fran llega a la desatendida puerta, extrae una pequeña campana de su faja y luego la toca una vez. Solo he visto puertas como esta abrirse después de que alguien llama al sacerdote con túnica gris al otro lado de la puerta, quien después les abre la puerta, pero esta vez, él mismo abre la puerta después de tocar el timbre.
Comienzo a dirigirme a la puerta cuando se abre, pero Benno aprieta mi hombro para detenerme. Miro a las otras personas a mí alrededor y veo que todos están esperando pacientemente. Tal parece que no debemos comenzar a ingresar hasta que la puerta esté completamente abierta. Retrocedo a mi posición anterior, manteniendo una cara perfectamente recta como si nada hubiera sucedido, y espero a que la puerta termine de abrir.
Más allá de la puerta hay dos sacerdotes vestidos de gris. El Sacerdote Principal sentado en su escritorio, con Arnaud de pie junto a él. Fran entra en la habitación y se detiene frente a la mesa de recepción. Viendo esto, me detengo también. Benno y Mark se detienen detrás de mí, y el escuadrón de cargadores de regalos se extiende a lo largo de la pared.
Benno suavemente da un paso hacia adelante, hincando su rodilla izquierda justo como yo lo hice durante mi ceremonia de votos, a continuación inclina su cabeza suavemente.
“En este brillante día, concedido a nosotros por el poder de Leidenschaft, el Dios del Fuego, los dioses me han guiado aquí. Que bendigan esta reunión auspiciosa. ...Creo que esta es la primera vez que nos encontramos, Padre. Soy Benno, el propietario de la Firma Gilberta. Yo estoy aquí hoy a petición de Madame Maine. Estoy muy contento de conocerle.”
Benno recitó fluidamente el nombre del dios del fuego como si fuese la cosa más obvia, pero todavía no los recuerdo. Supongo que si no aprendo los nombres de los dioses que afectan cada temporada, seré incapaz de saludar adecuadamente a cualquier miembro de la nobleza. Cuando pienso en lo que tomará poder presentarme adecuadamente, puedo sentir que la sangre empieza a desaparecer de mi cara. De repente me di cuenta de cuán importante es realmente la tarea de memorizar las escrituras que el Sacerdote Principal me había dado. Aprender a lidiar con la nobleza va a ser muy difícil, parece.
“Te concedo mi bendición,” el Sacerdote Principal responde, "desde lo más profundo de mi corazón. Que la guía de Leidenschaft, el Dios del Fuego, se vierta sobre la Firma Gilberta.”
Él levanta su mano izquierda sobre su corazón, estirando su mano derecha ante él hasta que sus dedos descansan justo sobre la cabeza de Benno. Una suave luz azul brilla desde su palma, y ​​el cabello pálido de Benno, normalmente del color té con leche, es teñido de azul. La luz desaparece rápidamente, pero es fácil que alguien vea que Benno recibió una bendición.
Esta escena inesperadamente solemne me quita el aliento. Esa luz azul debe ser maná, ¿no? Todo lo que puedo hacer es forzar mi maná usando mis emociones, creando ese efecto de coerción, pero si me enseñan cómo usarlo, ¿podría dar bendiciones así? O, mejor dicho, desde que yo soy una sacerdotisa aprendiz, ¿se espera que pueda otorgar bendiciones así?
La lista de las cosas que necesito hacer un seguimiento en mi cabeza sigue creciendo. Las palabras de Lutz brotan en el fondo de mi mente: tengo mucho que hacer antes de poder leer mis libros.
“Hermana Maine,” Fran dice. “Por favor, ¿puedo ofrecerle un asiento?”
Su voz me trae de regreso a la realidad. Veo que ya se ha movido al lado de la mesa de recepción del Sacerdote Principal. Ahora que lo pienso, dado mi estatus social aquí, si no me muevo, estoy bastante segura de que nadie más podrá hacerlo.
Camino a la silla que Fran me dirige. Eso, al menos, no plantea ninguna dificultad. Sin embargo, como soy básicamente tan grande como una niña de cinco años, cada vez que necesito sentarme en una silla, tengo que subirme a ella. Normalmente, eso no plantea ningún problema, pero hoy, no será así.
¡No pensé en esto! ¿Cómo demonios me siento con gracia en una silla que es demasiado alta para mí? ¡Qué haría una chica rica y elegante en esta situación! ¡¿Acabo por hacer una pose de “oh, molestia” y espero lo mejor?!
Miro la silla, sin saber qué hacer a continuación. Entonces, no del todo segura de si esto realmente transmitiría lo que quiero, levanto mi mano derecha, apoyando mi dedo índice en mi cara, y luego llevo mi mano izquierda hacia mi codo derecho como lo haría si estuviera cruzando mis brazos. Miro a Fran, inclinando mi cabeza ligeramente hacia un lado.
Me quedo así por alrededor de tres segundos completos.
“... Discúlpeme, Hermana,” Fran dice, levantándome y sentándome en la silla.
¡Oho! ¿Pasé?
Le sonrío brillantemente a Fran mientras él empuja mi silla hacia adentro. Una sonrisa tenue, casi irónica, tira de las comisuras de su boca.
Para el momento en que aparto la mirada de Fran, Benno ya se había sentado a mi lado. Detrás de él se encuentra Mark, y, al otro lado de la mesa, detrás del Sacerdote Principal se encuentra Arnaud. Fran también debe estar detrás de mí. Los sacerdotes que cargan los regalos todavía están alineados contra la pared.
“Madame,” Benno me dice, “aquí está el artículo que solicitó que traiga para usted. ¿Es esto de su satisfacción?”
Benno se acerca a mí, sosteniendo la joyería de madera tallada que ha estado cargando con ambas manos todo este tiempo. Él abre la caja, mostrándome su contenido. En el interior hay cinco pequeñas monedas de oro. Esta es la primera vez que veo una moneda de oro. Paso un momento mirando su deslumbrante brillo, luego agradezco a Benno por su esfuerzo, tal como lo practicamos.
“Maestro Benno, le agradezco desde el fondo de mi corazón que usted haya aceptado voluntariamente mi solicitud, por muy difícil que esta haya sido.”
“No fue un gran problema en absoluto,” él responde.
Benno deja la caja sobre la mesa, dejando la tapa abierta, y se la presenta al Sacerdote Principal.
“Padre,” él dice, “esta caja contiene la donación de Madame Maine. Por favor acepte esta ofrenda.”
“...Hm, ciertamente, todo está en orden. Maine... también, Benno. Aprecio que una tarea tan laboriosa como esta haya sido realizada tan rápidamente.”
El Sacerdote Principal mira dentro de la caja, verifica su contenido y luego la cierra. Se la entrega a Arnaud, quien la lleva a alguna parte, muy probablemente a donde guardan sus monedas para resguardarla.
“Adicionalmente,” Benno dice, “me gustaría ofrecerle estos regalos, como una muestra de agradecimiento hacia usted.”
Con estas palabras, los sacerdotes vestidos de gris que cubren las paredes dan un paso adelante y colocan sus paquetes sobre la mesa. Mark también coloca su paquete. El Sacerdote Principal los mira, frunciendo el ceño.
“Lo entendería si fuese un saludo, pero ¿agradecimiento? No creo que haya hecho algo por lo que usted debería agradecido.”
“Es a través de su gentileza que el Taller de Maine podrá continuar operando. Es eso por lo cual estoy profundamente agradecido.”
Benno cruza sus manos frente a su pecho, bajando la mirada. “Ah, ya veo,” murmura el Sacerdote Principal. Benno comienza a presentarle al Sacerdote Principal los artículos que él trajo.
“Esta tela es de la más alta calidad que mi tienda tiene para ofrecer. Esto, aquí, se llama Rinsham. Si bien actualmente yo poseo todos los derechos para su producción, este producto fue originalmente producido por el Taller de Maine. Esto, aquí, es un producto de su taller también: un papel basado en plantas, el cual apenas estamos comenzando a vender.”
“¡Hmm...!”
Lo que parece haber atraído más el interés del Sacerdote Principal es el papel basado en plantas. Él toma una hoja, sintiendo su textura.
“Me gustaría dedicarle estos regalos a usted, Padre, así como al Reverendo, el Maestro de este Templo, quien parece que no pudo estar aquí con nosotros hoy. También me gustaría dedicarle estos a Madame Maine, a través de cuya gracia ha permitido que esta reunión tenga lugar.”
¿Huh? ¡¿Yo?!
No pude evitar que mis ojos se agrandaran en estado de shock, pero por lo menos me las arregle para no decir nada en voz alta. Los dos, sin prestar atención mientras fuerzo mi sorpresa, continúan su conversación.
“Estos son excelentes regalos. Tiene mi gratitud.”
“Estoy profundamente encantado de que le hayan complacido, Padre.”
El Sacerdote Principal mira a los sacerdotes vestidos de gris. “Pon estos regalos en los estantes, si pueden.”
Ante su palabra, comienzan a guardar todo. Mark ayuda a entregarles las cosas mientras envuelve el papel en su tela.
Ahh... se acabó.
Mi donación ha sido entregada, los obsequios han sido recibidos, por lo tanto nuestros asuntos de hoy se han desarrollado sin problemas. En el momento en que yo solté un pequeño suspiro de alivio, sin embargo, la mano de Benno se mueve ágilmente debajo de la mesa, golpeando continuamente ligeramente contra mi pierna.
Me volteé para mirarlo, inclinando mi cabeza con curiosidad. Él me mira, copiando mi expresión de sorpresa. Él sonríe usando una sonrisa falsa, luego hace un gesto de mirar hacia abajo. Con cuidado de no inclinar mi cabeza, miro hacia abajo también, y veo que hay un pequeño trozo de papel escondido entre sus dedos.
Me extiendo silenciosamente para tomar el papel, de repente golpeada por la nostalgia. ¿Qué alumno no ha pasado notas similares a esta durante la clase? Yo, personalmente, intercambié algunas notas como esta con chicas antes, pero nunca recibí ninguna nota de chicos. Benno es demasiado viejo para ser llamado un niño, pero esta es la primera vez que recibo una carta de alguien del sexo opuesto. Sé que es solamente Benno, pero no puedo evitar emocionarme un poco mientras despliego el papel.
Cuando miro casualmente debajo de la mesa, teniendo cuidado de mantenerlo oculto, escrito en el papel, en letra clara, está “mantente alerta, idiota.
¿Me has emocionado para esto?
El Sacerdote Principal me mira, tal vez habiendo notado que mi comportamiento elegante repentinamente se deslizó. Frenéticamente pego una sonrisa en mi rostro, pero podría haber sido un poco demasiado obvio, ya que su expresión cambia de repente. Me enderezo, tragando mi saliva, mientras el Sacerdote Principal extiende su mano hacia un lado, agitándola suavemente. Los sacerdotes vestidos de gris, al ver esto, cruzan las manos delante del pecho, se inclinan suavemente y luego salen de la habitación uno por uno.
“Desde que tenemos esta oportunidad,” él dice, “hay algunas preguntas que me gustaría hacerle, Benno.”
El rostro del Sacerdote Principal se endurece. Él mira a Benno con ojos muy agudos los cuales no parecen tolerar ninguna mentira o engaño. Al mismo tiempo, la sensación que Benno está despidiendo repentinamente crece mucho más afilada que antes.
Parece que este es el comienzo de la conversación real. Me siento erguida, agarrado al recordatorio de Benno de “mantente alerta, idiota.en mi puño.