martes, 5 de febrero de 2019

Honzuki no Gekokujou 93


La Gran Limpieza del Orfanato.

Después de terminar el almuerzo, inmediatamente nos ponemos a trabajar en la limpieza del orfanato. Sin embargo, son los huérfanos quienes están haciendo el trabajo.
Históricamente, el programa de trabajo en este lugar ha sido lavar la ropa temprano en la mañana y realizar la limpieza en la tarde, pero como en este momento hay un exceso de sacerdotes vestidos de gris, generalmente todo termina durante la mañana. Así que, durante las tardes, es probable que haya una gran cantidad de sacerdotes sin realmente nada que hacer, así que hemos decidido arrojar nuestros excelentes planes de limpieza ahora.
La razón oficial para realizar esta limpieza es garantizar que cuando yo, una aprendiza de sacerdotisa de túnica azul, venga a visitar el orfanato como parte de mi investidura como Directora, no vea nada desagradable. Al parecer utilizar una excusa como esta para forzar a todos a realizar una tarea tan enorme e inusual es probablemente más fácil de aceptar para todos en el orfanato.

El objetivo principal de esta importante operación de limpieza es, por supuesto, limpiar el orfanato, pero también estoy utilizando esto como una oportunidad para enseñar a los huérfanos que si ellos trabajan duro, obtendrán una recompensa. Para eso, los cocineros hicieron una sopa que puedo dar a las personas que limpian como agradecimiento por su arduo trabajo, y para recompensar a las personas que toman la mayor iniciativa, planeo repartir papas con mantequilla-o, más exactamente, untada con mantequilla, a los treinta de ellos que más se destaquen.
El trabajo para limpiar el orfanato puede ser dividido en lavar a los niños mientras aún el clima es cálido, limpiar el sótano del dormitorio de las niñas donde se alojan los niños no bautizados, limpiar los otros pisos del dormitorio de las niñas, limpiar el sótano del dormitorio de los niños y la instalación de los equipos del taller allí, y la limpieza de los otros pisos del dormitorio de los niños. Haré que todos ellos se dividan en equipos y se ocupen de los diferentes aspectos del trabajo.
Cuando Benno y yo habíamos sugerido esto, Fran y Gil reaccionaron con un shock total. Ellos nos explicaron que el trabajo de servicio en el templo consistía en lavar la ropa, limpiar y entonces orar. Por la mañana, dijeron, todos lavan la ropa, luego todos oran. Esencialmente, todos realizan el mismo trabajo al mismo tiempo. Al parecer nadie había separado los trabajos para realizar diferentes cosas antes.
Después de que nosotros les explicamos que hay una gran variedad de cosas que deben hacerse, y que cosas como cargar los equipos del taller son muy exigentes físicamente, ellos acordaron realmente dividir el trabajo esta vez.
“Me pregunto, incluso si los dividimos en grupos y les explicamos claramente las cosas, ¿realmente harán su trabajo?,” Les pregunto.
“Estará bien,” Gil dice, “porque todos en el orfanato saben que Fran es el asistente del Sacerdote Principal.”
De acuerdo a Gil, los sacerdotes de túnica gris y los aprendices del orfanato reconocen a Fran, en quien el Sacerdote Principal profundamente confía, como su superior. Si él es quien da las instrucciones, entonces casi todos los seguirán, incluso aunque algunos de ellos podrían quejarse al respecto.
“Habrá... aun así habrá algunos niños que no escuchen lo que se les dice,” Fran dice, mirando brevemente a Gil.
Gil desvía su mirada. Aunque ahora es un chico bastante trabajador, no fue hace mucho tiempo que era un niño realmente problemático con el cual los otros sacerdotes vestidos de gris tenían que luchar constantemente para mantenerlo bajo el control.
Gil y Fran harán las rondas, asegurándose de que la limpieza vaya bien, descubrir quién está trabajando duro y quién está vagando sin hacer nada, y entonces se comunicaran conmigo para informarme acerca del progreso general. Lutz supervisará la limpieza del sótano del dormitorio de los niños, desde que ese es el futuro sitio del Taller de Maine, y ayudará a traer los equipos. Después de eso, él hará el kalfe con mantequilla allí en el sótano. Y Delia vigilará a los cocineros y limpiará el primer piso de mis aposentos.
“Voy a salir--”
“Te quedarás aquí,” Lutz me dice. “Será un gran problema si colapsas en alguna parte.”
Antes de que pudiese terminar de decir que también quiero ir, Lutz me detiene. Mientras gimo, después de haber perdido mis palabras, Gil me mira con asombro.
“Entonces, Hermana Maine. Desde que toda esta limpieza está ocurriendo para que una sacerdotisa de túnica azul pueda venir a visitarla, ¿no sería un problema si apareciera antes de que realmente se hiciera?”
“Supongo que tienes razón…”
Desde que Fran no se encuentra conmigo, tampoco puedo ir a la biblioteca, así que dejo escapar un largo suspiro. Fran, mirándome con una cariñosa sonrisa, coloca una hoja de papel frente a mí. Esta se encuentra cubierto con su pulcra caligrafía, cada letra formada con precisión refleja su meticulosa personalidad.
“Hay muchas cosas que usted debe aprender, Hermana Maine. En primer lugar, cuando usted visite el orfanato esta noche y pronuncie su discurso inaugural, me gustaría que usted haya aprendido este saludo completamente de memoria. Por favor, preste mucha atención en especial al nombre de los dioses para que usted no lo diga incorrectamente.”
También me escribió un recordatorio, pero parece que realmente debería tenerlo todo memorizado por lo menos tanto como eso me sea posible. Miro las oraciones escritas cuidadosamente, luego suspiro. Fran, al ver esto, sonríe ampliamente, luego comienza a colocar una serie de tablillas de madera sobre mi escritorio, una por una.
“Si usted tiene tiempo, me gustaría que memorice esta lista de tés y leches que han sido traído aquí para sus aposentos, así como el lugar donde se originaron. Este es el par que usted prefiere. Este es del Maestro Benno, este es del Maestro Lutz, y por supuesto este es el conjunto preferido del Padre.”
“¿Huh? ¿Qué? Le digo, estupefacta.
“Es esencial memorizar los gustos de quienes vienen a visitarnos con frecuencia,” dice.
Decido no mencionar que el Sacerdote Principal en realidad hasta ahora no viene aquí. Probablemente sea una buena idea aprender lo qué le gusta a mi jefe, con quien trabajo junto, beber.
Lutz, tratando desesperadamente de reprimir una carcajada, levanta su pulgar arriba.
“¡Esto es genial, Maine! ¡Mira todas las cosas que puedes leer!”
“Me gusta leer, sí, pero... soy muy mala memorizando...”
A menos que sea algo en lo que estoy realmente interesada, mi cerebro no es bueno para retener información. Cada vez que reviso mecánicamente libro tras libro, el contenido de un libro sale de mi cabeza en el momento en que comienzo a leer el siguiente.
Mis hombros se inclinan cuando alcanzo abatida la pila de documentos de Fran.



◇◇◇
 
Fran regresa después de que suena la quinta campana. Escribe una serie de nombres en una tablilla de madera, con su bolígrafo arañando la superficie, enumera los nombres y las apariencias de los niños que tomaron la iniciativa y se esforzaron, así como los niños que rehuyeron su trabajo.
“Aunque el baño completo de los niños más jóvenes era la tarea que a usted más le preocupaba,” Fran dice, “conseguimos usar el jabón y las toallas que preparamos para terminar de bañarlos mientras aún estaba lo suficientemente cálido. Actualmente están vestidos con ropa barata de segunda mano y paja fresca está siendo empaquetada en las sábanas.”
Las sábanas fueron compradas a bajo costo, por lo que están parcheadas, pero en este momento los niños están llenando esas sabanas limpias con paja la cual compramos a un granjero local para hacer su propio colchón.
“No hay niños enfermos o que no responden, ¿cierto?,” Le pregunto.
“No, todos se encuentran bien. Creo que esto es quizás el resultado de que Gil les haya traído comida estos últimos días. Esos niños adoraran a Gil como un mesías, al parecer, y como él ha dicho que fue por orden suya, es probable que también sea muy adorada.”
Que me digan eso en mi cara es bastante embarazoso, sin embargo me alegra saber que esos niños se han vuelto un poco más saludables.
“Un puñado de sacerdotisas y aprendices que fueron asignados a lavar a los niños están ayudando a rellenar los colchones, y ​​el resto de ellos han sido reasignados para ayudar con el resto de la limpieza. Ahora bien, debo hacer mis rondas nuevamente.”
“Gracias, Fran. Lo dejaré en tus manos.”
Fran hace una leve reverencia y luego vuelve al orfanato. Poco después, Lutz regresa.
“Maine, hemos terminado de limpiar el sótano en el dormitorio de los chicos. Y vamos a comenzar a instalar los equipos del taller ahora.”
“Lo tengo. ¡Gracias, Lutz!”
“Bueno, pero, esos tipos son increíbles,” dice por encima del hombro mientras despega. “Realmente están acostumbrados a la limpieza. ¡Son increíblemente rápidos en eso!”
Tan pronto como Lutz se ha ido, Fran regresa nuevamente para escribir una lista de los nombres que escuchó de Gil, y luego se marcha rápidamente.
Mientras todos los demás se encuentran tan ocupados, me siento en la mesa de trabajo que me había conseguido hace unos días, mirando la letra de Fran. Geez, estos dioses tienen algunos nombres largos. Y hay muchos de ellos también. En cierto modo quisiera preguntarle al Sacerdote Principal si puedo inventar algún apodo agradable y amigable para ellos.
Puesto que se supone que Delia debe vigilar la cocina mientras ella limpia, la puerta de la cocina ha sido dejada abierta y el delicioso aroma de la sopa que repartiré como recompensa se desplaza por el aire. Cuando me siento allí, pensando en cosas estúpidas, la limpieza llega a su fin.
“Hermana Maine,” Gil dice, “el dormitorio de los chicos está completamente limpio.”
“¡Gracias por toda la ayuda, Gil! Entonces ahora solo queda el dormitorio de las chicas, ¿no?”
“Así es. Pero los niños no pueden ingresar al dormitorio de las niñas con excepción del comedor.”
“Entonces, ¿puedes comenzar a preparar el comedor para la sopa?”
“¡Lo tengo!,” Gil me dijo, corriendo emocionado fuera la habitación.
Cuando él se marcha, Lutz llega.
“Hey, Maine. Ya hemos terminado de establecer el taller, así que hemos comenzado a cocinar el kalfe. ¿Suena bien?”
“¿Suena bien…? Espera, ya has comenzado, ¿cierto?” Me reí entre dientes. “Bueno, es un buen momento de todos modos. Gil acaba de ir a arreglar el comedor.”
Lutz se inclina más cerca, bajando su voz. “Uh, entonces esos niños están diciendo que nunca antes han visto un kalfe. Sólo han visto comida preparada. A pesar de que todo lo que estoy haciendo básicamente es simplemente cocinarlos al vapor, todos están súper curiosos. Se han estado amontonando a mí alrededor para mirar. Ha sido bastante difícil realmente hacer algo.”
“...Ahh, cierto, solo han visto las bendiciones de los dioses, así que nunca han cocinado realmente algo en el orfanato. Es natural que ellos tengan curiosidad si nunca han visto ingredientes crudos, ¿supongo?”
Ahora que lo pienso, leí en una revista en alguna parte que incluso en Japón hay muchos niños que únicamente conocen cómo lucen las zanahorias porque las compraron en un supermercado y nunca las han visto crecer, así que cuando ven los campos llenos de hojas no entienden realmente lo que están mirando. Si algo así puede suceder en un país como Japón, donde todo tipo de información está tan fácilmente disponible, entonces no es raro que la gente aquí no sepa nada de lo que experimentaron en su vida cotidiana.
“Entonces, ¿qué tal si voy y les enseño cómo untarlas con mantequilla?”
Con la mantequilla y un cuchillo en si mano, Lutz sale nuevamente, sonriendo. Poco después, Fran regresa.
“Como se esperaba, la limpieza del sótano del dormitorio de las niñas, donde vivían los niños más jóvenes, ha sido una tarea muy ardua. Actualmente, todos los que habían sido asignados a limpiar el dormitorio de las niñas están ayudando. Debe estar listo en breve. Además, a diferencia del dormitorio de los chicos, en este momento no hay mucha gente viviendo en el dormitorio de las niñas, así que a los niños no bautizados también se les ha entregado acceso a algunas de las habitaciones pequeñas en el primer piso. Ahora, los colchones de paja y los cambios de ropa están siendo entregados.”
Suspiro aliviada al escuchar ese informe. Asegurarse de que esos niños tengan un lugar para dormir es muy importante.
“¿Usted ha memorizado su saludo, Hermana?”
“…Más o menos. Pero, para estar seguros, ¿puedo llevar este papel conmigo?”
“Ciertamente. Ahora bien, por favor llámeme cuando esté lista para partir. Delia, por favor, atiende los preparativos de la Hermana Maine.”
Mientras Fran baja por las escaleras, Delia aparece para ayudarme a poner mi cabello en orden. Ella me sienta frente al tocador y saca mi horquilla. Mientras recoge el peine, me mira en el espejo, su cara es una mezcla de dolor y tristeza.
“... ¿Los salvaste?”
“Lo hice,” le contesto. “Parece que ahora están lo suficientemente saludables como para poder rellenar su propia cama con paja.”
“Ah.”
Aunque le dije que había podido ayudarlos, su expresión no se aligeró en absoluto. Ella desvía sus ojos, frunciendo sus labios como si ella hubiese tragado algo amargo.
“...Delia, ¿por qué estás tan triste? ¿No eres feliz?”
“Lo estoy, pero... es frustrante. Por qué... ¿por qué no me salvaste en ese entonces?”
“Ni siquiera estaba aquí aún, así que no podría haber...”
“¡Lo sé!,” Ella grita. Tal parece que ella no pudo contenerse, incluso a pesar de que ella comprende que solo está desahogando su enojo conmigo. “Lo sé, pero...”
Sus pálidos ojos azules se llenan de lágrimas la cuales parecen derramarse en cualquier momento. Me duele imaginar cuántos recuerdos dolorosos ella debió haber tenido que soportar antes de su bautismo, y cuántas veces debió desear ser salvada.
“No estuve allí a tiempo para ayudarte, pero intentaré estar allí para ti la próxima vez. Realmente estaré allí para ti, así que... no llores.”
“¡No estoy llorando!,” Ella grita, frotando sus ojos.
“Lo, lo siento...”
“¡No te disculpes con tu asistente!”
“…Está bien.”
Al parecer podría haber herido su orgullo al señalar que ella está llorando.
...Aunque creo que esta pobre chica podría ser un poco irrazonable.
Dado que parece que mi investidura como Directora de orfanato es una ocasión pública, hemos decidido que usaré la misma horquilla que usé para mi ceremonia de bautismo, la de flores de glicina.
“Este es un adorno inusual,” Delia dice.
“Es la horquilla que hice para mi ceremonia de bautismo. La Compañía Gilberta está comenzando a venderlas.”
“… ¿Tú hiciste esto? ¿Por ti misma?”
“Recibí ayuda, pero sí, puedo hacer cosas así. Si tengo los materiales, claro.”
“Los materiales...” ella dice, sus ojos fijos en la horquilla como si fuera un depredador atrapando a su presa.
Después de que Delia terminó de peinarme, me puse mi horquilla. Delia no sabe cómo hacerlo aún, así que tengo que hacerlo yo misma.
“Hermana Maine,” Fran dice, “hemos terminado nuestros preparativos para partir.”
La sopa ha sido vertida en varias ollas y ha sido cargada en el carro. Detrás de Fran, veo unos cuantos sacerdotes vestidos de gris que no había visto anteriormente.
“Estos son los sacerdotes que ayudarán a llevar y servir la sopa,” Fran me dice.
“Ah, excelente. Gracias,” les digo.
“No,” responde uno, “somos nosotros quienes deberíamos agradecerle. Las bendiciones de los dioses han sido muy escasas últimamente, así que todos estarán muy agradecidos por esto.”
“Oh, pero esto no es una bendición de los dioses. Esto es una recompensa de mi parte.”
“¿Huh? ¿Una recompensa?”
Él parpadea, como si no estuviese muy seguro de lo que realmente quiero decirle. Solo le sonrío, terminando nuestra conversación.
Fran me toma en sus brazos y caminamos alrededor del edificio, cruzando los pasillos hasta que arribamos a la puerta frontal del orfanato. Ya que estamos tomando el camino largo, en realidad es una caminata sorprendentemente larga. Si hubiese estado a pie, los sacerdotes no habrían podido igualar mi velocidad para caminar.
Fran me baja en la puerta del orfanato, luego se asegura de que ni mi cabello ni mi ropa hayan sido desordenadas. Un sacerdote, viendo que todo está en orden, abre la puerta con un crujido, entonces con voz clara y potente, llama a todos los que están dentro.
“Todos, por las bendiciones de los más altos entre todos los dioses quienes gobierna sobre todo en los altos y elevados cielos y los cinco dioses que gobiernan sobre todo en esta amplia y vasta tierra, la sacerdotisa que se ha convertido en la nueva directora del orfanato ha llegado.”
Al otro lado de la puerta está el comedor. Al principio, me sorprende un poco que lo que veo a través de la puerta frontal sean las filas de largas mesas que llenan la habitación, pero cuando pienso en cómo deben ser llevadas las bendiciones de los dioses a mano, y que los niños solo entran en este edificio por el bien de ir al comedor, parece bastante razonable.
Sentados a lo largo de las mesas hay filas de personas vestidas de gris, pero tan pronto como el sacerdote dio esa presentación, todos se pusieron de pie al unísono, girándose hacia mí. Siento la presión de todos mirándome, evaluándome, tengo que luchar contra las ganas de apartar mi mirada y protegerme de sus miradas.
“Vamos a darle la bienvenida y elevar nuestras oraciones a los cielos. ¡Nosotros rezamos a los dioses!”
Cuando todos, como un grupo, repentinamente se enganchan usando la pose Glico, no solo dejo de mirar hacia otro lado, sino que me encuentro mirándolos fijamente.
“Por aquí, Hermana,” Fran dice.
Fran toma mi mano y me guía a lo largo de una alfombra que ha sido tendida hacia una mesa. Los sacerdotes en el frente de la multitud, quienes son más fáciles de ver para mí, están todos sosteniendo sus poses de oración perfectamente, pero detrás de ellos puedo ver a los niños más pequeños teniendo problemas para mantener su equilibrio. Ellos son un buen partido para mí.
Una vez que termina la oración y todos los ojos regresan a mirarme, Fran me levanta suavemente y me pone sobre la mesa. Y en voz baja, murmura en mi oído.
“Tan noblemente como usted pueda, por favor.”
Cuando se trata de conseguir que los sacerdotes vestidos de gris sigan sus órdenes, tal parece que la primera impresión es clave. Al igual que Gil sabía quién era yo desde el principio, parece que es un conocimiento común entre el clero de túnica gris que yo, que me uní al templo como sacerdotisa de túnica azul, soy una plebeya. Fran me advirtió que si doy la impresión de que carezco de confianza en mí misma, no me van a tomar en serio, así que debo mostrarles la dignidad de un noble.
Debo pararme orgullosamente y nunca apartar mi mirada. Mi sonrisa debe mostrar tanta calma como pueda manejar. Las bases son las mismas que cuando vine con Benno para entregar mi donación al templo.
Fran me ha dicho que si absolutamente llega a ser necesario, entonces debería sentirme en libertad de liberar un poco de mi maná para someterlos ligeramente. Eso hará que ellos comprendan la diferencia en nuestro status, él dijo, con una sonrisa. Sin embargo, realmente no quiero que se aterroricen extrañamente de mí, así que espero poder salir de esto sin tener que utilizar mi maná en absoluto.
De algún modo logré memorizar mi discurso, pero la única experiencia que he tenido hablando frente a una multitud como esta fue en mis días como Urano, cuando tuve que presentar mi tesis de licenciatura, o incluso más atrás en mi escuela primaria cuando yo gané algún tipo de premio por el informe de mi libro y casi muero de vergüenza al tener que leerlo en voz alta a todo el cuerpo estudiantil.
Mientras toda la multitud me mira, me fuerzo a respirar lentamente, aun temblando por la tensión. Cuando lo hago, puedo sentir como las flores que cuelgan de mi horquilla se balancean suavemente detrás de mí. Recordé que tengo la horquilla que toda mi familia hizo para mí, así que comienzo a relajarme, aunque sea solo un poco.
“Es un placer conocerlos a todos ustedes en este día que brilla con la bendición del dios del fuego, Leidenschaft. Mi nombre es Maine. Y se me ha confiado el deber de ser la Director de este orfanato. Estoy agradecida, desde el fondo de mi corazón, por haber escuchado mis deseos tan gustosamente hoy y darme tan cálida bienvenida.”
Ahora que he expresado mi agradecimiento por la bienvenida y expresado mi razón para estar presente con palabras tan bonitas y ornamentadas, necesito unirlo todo recitando los nombres de los dioses.
“Vamos a levantar ahora nuestras oraciones y gratitud a los más altos entre todos los dioses quienes gobierna sobre todo en los altos y elevados cielos y los cinco dioses que gobiernan sobre todo en esta amplia y vasta tierra: la Diosa del Agua, Frühträne, El Dios del Fuego, Leidenschaft, la Diosa del Viento, Schutzaria, y el Dios de la Vida, Ewigeliebe.”
Tal parece que los comentarios que Fran había escrito para mí resultaron ser algún tipo de discurso estandarizado dentro del templo. En respuesta a mis palabras, los sacerdotes asumieron inmediatamente la pose de oración.
“¡Nosotros oramos a los dioses! ¡Nosotros damos gracias a los dioses!
Desde que llegué a este templo, he tenido que practicar mis oraciones con Fran y el Sacerdote Principal, por lo que he mejorado un poco en la postura de oración. Todavía yo no soy realmente muy buena, pero aun así, mi balance es lo suficientemente bueno ahora que no tengo arriesgo de caerme. La oración de hoy fue, si lo digo yo misma, un excelente trabajo.
A continuación, ahora que he terminado mi intervención y ya he superado la parte por la cual estaba más nerviosa, es hora de repartir las recompensas.
“Hoy has realizado un excelente trabajo en la limpieza del orfanato por mi bien. Te traje una recompensa. Fran, si quieres, por favor sirve a todos los que trabajaron duro hoy.”
“Como usted desee, Hermana,” Fran responde.
Fran saca una tablilla de madera y lee los nombres de las personas que no ayudaron con la limpieza. Mientras Fran lo hace, los sacerdotes que están ayudando a repartir la sopa caminan y la sirven a todos, excepto a las personas cuyos nombres fueron mencionados.
Mientras miraba, recordando la comida que era servida en la cafetería de mi escuela, un niño, una edad similar a Gil, quien no había recibido sopa se volvió para mirarme, con su rostro teñido de un color rojo brillante.
“¡Eres cruel! ¡No es igual!,” Él me grita, sonando justo como lo hizo Gil al principio. “¡Las bendiciones de los dioses se entregan por igual a todos! Incluso una plebeya como tú debería--”
“Ciertamente,” le respondo, “las bendiciones de los dioses se entregan por igual.”
Le sonrío agradablemente.
“Pero estas no son bendiciones de los dioses. Les dije que esta era una recompensa para aquellos que trabajaron duro, ¿no? ¿Quizás no estabas escuchando? Una recompensa no es equitativa. Me temo que no puedo recompensar a los que no trabajan. Se dice que si alguien no trabaja, tampoco debería comer. Todos, recuerden esto.”
El chico se queda mirándome en silencio, olvidando su enojo, como si mi refutación lo hubiese tomado por sorpresa.
“...Una, ¿Una recompensa?”
“Es correcto, una recompensa. Por favor, intenta trabajar duro la próxima vez. Ahora, tengo algo más para aquellos entre ustedes que trabajaron excepcionalmente duro para mí. Cuando su nombre sea llamado, por favor traiga su plato al frente de la habitación.”
En ese momento, un sacerdote de túnica gris abre la tapa de la vaporera que contiene el kalfe con mantequilla que Lutz cocino. El olor a mantequilla flota suavemente por la habitación. Cuando Fran comienza a leer los nombres, los sacerdotes y las sacerdotisas comienzan a caminar vacilantemente hacia delante, sosteniendo sus platos, mirando temerosamente alrededor de la habitación. Una por una, las kalfe con mantequilla se colocan en el plato de cada sacerdote.
“Escuché que fuiste el más rápido en correr para ver a los niños y ayudar a limpiarlos. Lo aprecio mucho.”
“Fuiste muy rápido en la limpieza, Lutz dio un gran elogio para ti.”
“Tomaste la iniciativa de llevar algunas de las cosas más pesadas, ¿no? Gracias por tu duro trabajo.”
Todo lo que estoy haciendo es leer las notas que hice cuando Fran y Gil me explicaron los motivos de sus selecciones, pero todos me miran como si estuvieran abrumados por la emoción. Algunos entre ellos están haciendo incluso la misma expresión que Gil la primera vez que lo alabé.
Repentinamente me doy cuenta de lo bendecida que soy por tener la familia que tengo. Recuerdos de cuán tremendamente ellos me elogiaron cada vez que podía hacer un poco más de lo que anteriormente podía hacer flotaron en mi cabeza.
Así como lo hizo mi familia por mí, creo que como directora voy a tener que buscar los puntos fuertes de todos y asegurarme de felicitarlos por ello.
“Por favor continúen con el buen trabajo. Ahora, por favor, disfruten de su comida.”



◇◇◇
 
La siguiente tarde, tenemos una clase de cocina, enseñando a todos a hacer sopa. Todos han sido divididos en grupos nuevamente—el grupo de lavado de vegetales, el grupo de picar vegetales y el grupo encargado de llenar las ollas y prestar atención al fuego—y ellos están aprendiendo bajo la tutela de Tory y Ella. Hugo está de vuelta en la cocina, trabajando duro para hacer la cena.
Las profesoras Ella y Tory están enseñando a todos a cortar vegetales. Aquellos entre los sacerdotes que poseen suficiente fuerza utilizan cuchillos de cocina, y aquellos aprendices quienes no son lo suficientemente fuertes aún utilizan cuchillos de pelar más pequeños. Desde que esta sopa va a ser una recompensa como parte de la cena de esta noche, todos están trabajando en serio. Incluso mientras se maravillan por la carne y las verduras que nunca antes habían visto en su forma cruda, están haciendo todo lo posible por lavar y cortar las verduras, a pesar de lo poco familiares que son sus movimientos.
Observo tranquilamente cómo va la primera tanda de cocina que el Taller de Maine ha hecho. Fran me ha dicho que, como una sacerdotisa de túnica azul, está bien que yo esté aquí mientras lo único que esté haciendo sea mirar. Bajo ninguna circunstancia se me permite ayudar.
Vagamente siento que hay ojos de alguien sobre mí. Cuando me vuelvo a mirar, veo que el chico que no había comido ayer sigue mirándome mientras él se asegura de tomar la iniciativa mientras trabaja. Me complace verlo tan ferozmente afirmándose a sí mismo, por lo que cuando les entrego rebanadas de fruta como recompensa, me aseguro de que él consiga una rebanada ligeramente más grande.