Capítulo 286. Un Banquete con la Tribu Gato Negro.
Los gatos
negros estaban exaltados. Continuaron conversando con entusiasmo mientras nos
dirigíamos de regreso hacia la aldea. Contrarios a sus alegres estados de ánimo,
sus conversaciones fueron bastante serias. Intentando seriamente crear grupos y
aprender más acerca de las áreas en donde ellos podrían cazar seres malvados.
Los alrededores de Schwarzekatze se encuentran casi completamente desprovistos
de monstruos, por lo que sus únicas opciones son dirigirse a la capital o
zarpar hacia Gilbard, el continente desde donde Fran y yo acabábamos de llegar.
Me alegra
que estén motivados, pero también estoy un poco preocupado. Probablemente
morirán si ellos se presionan tan duro desde el comienzo. Podríamos haberlos motivado
demasiado.
[Podría ser una buena idea permanecer un
tiempo en Schwartzekatze y entrenar a estos chicos un poco.]
(Pero entonces no habrá subasta.)
Fran negó
con su cabeza en desaprobación.
[Sí, lo sé, pero estoy algo preocupado de que
ellos salgan y se maten sin realmente hacer algo, ¿sabes?]
(No puedo quedarme. Necesito mantener la
promesa.)
[No estoy realmente seguro de si podríamos
llamar a lo que sucedió una promesa. Sé que Gallus nos dejó aquella carta y
todo eso, pero nunca le enviamos una respuesta. Técnicamente no le hemos
prometido nada a nadie.]
(Aun así, no.)
[Bueno… si tú lo dices.]
Fran
rechazó firmemente mi sugerencia y no dejó espacio para una negociación. Ella puede
volverse sorprendentemente terca cuando se trata de cosas como esta. La joven gata
negra odia ser indecisa. Fran siempre se apega a cualquier cosa que haya
decidido sin pensarlo dos veces. No tiene sentido discutir con ella, así que
encogí mis hombros metafóricos y me rendí.
Quería que Fran
se ocupara de los otros Gatos Negros, pero no está dispuesta retroceder en sus
palabras. Su fuerza de resolución es una de las cosas más encantadoras de Fran,
después de todo.
Los Gatos
Negros que nos había acompañado en el asalto comenzaron a jactarse de sus
hazañas en el momento en que regresamos a la aldea. Hablaron acerca de cómo
habían matado a los goblins y de cómo habían sido testigos del heroico
despliegue de fuerza de Fran. Todos y cada uno de ellos tenían sus voces llenas
de orgullo y fervor. Incluso aquellos que habían decidido no volver a luchar
hablaron bien del encuentro.
Siendo
testigo de la vigorizada juventud, el jefe de la aldea hizo una reverencia a
Fran.
[Gracias,
Princesa del Rayo Negro. No puedo agradecerle lo suficiente por lo que usted ha
hecho.]
[No fue
gran cosa.]
Fran se
encogió de hombros.
[Es por
nosotros. Nuestra tribu finalmente ha ganado el vigor y la determinación que le
faltaba. Nada de esto hubiese sido posible sin usted. Debo agradecerle por todo
lo que ha hecho. Usted hizo que nosotros nos enorgulleciéramos de ser Gatos
Negros.]
[Bueno.]
Fran se
detuvo por un momento para abrir su Almacenamiento Dimensional y extraer una
parte de su contenido. Específicamente, ella sacó todas las armaduras que
acababa de tomar de los goblins.
[Esto,
¿puedo dejarlo aquí?]
Todas están
hechas de hierro. En cuanto a un veterano concierne, son inútiles. Pero aun así
son bastante buenas en comparación con lo que la mayoría de los aventureros recién
iniciados podrían conseguir.
[Lo siento,
no puedo seguirle. ¿Qué es lo que usted quiere decir?]
El jefe se
rascó la nuca mientras miraba a Fran con una clara mirada de confusión.
[No lo
necesito.]
[¡¿U-Usted
está ofreciendo dárnoslo?! No podemos aceptarlo. Estoy bastante seguro de que usted
obtendría una buena cantidad de dinero si lo vendiera, por lo que es mejor que
usted lo retenga.]
[No es gran
cosa. Tengo suficiente dinero.]
[¿E-Esta
segura? ¿Realmente podemos tener todo esto?]
[Nn.]
[¡M-Muchas
gracias! ¡Me aseguraré de que los jóvenes aldeanos los aprovechen!]
[Nn. Bien.
Entonces esto también.]
[¡¿N-Nos
está dando todo eso?!]
Los ojos
del jefe de la aldea prácticamente salieron de sus cuencas en el momento en que
Fran descargó un montón equipamientos que habíamos estado guardando dentro de
su almacenamiento. Equipamientos que habíamos saqueado de los cadáveres de goblins,
bandidos, piratas y todo lo demás que habíamos matado en nuestro viaje. La
mayor parte de ello se encuentra roto, pero nada más allá de la reparación. El
material de cuero puede ser cosido de nuevo, mientras que el metal puede
fundirse y reforzarse.
La razón
por la cual no habíamos vendido nada de esto fue porque el gremio solo trata con
partes de monstruos. Las armaduras y similares necesitan ser llevadas a tiendas
y a comerciantes, y ni Fran ni yo realmente queríamos pasar por la molestia de
venderlos todo.
[No
necesito esto. Me molesta venderlas. Estaría contenta si las toma.]
[¡Gracias!
¡Muchas gracias!]
El jefe
comenzó a llorar. Él había interpretado las acciones de Fran como generosidad,
y sus palabras como un pretexto.
Él parece
realmente conmovido. Es una pena que Fran realmente estuviese diciendo la
verdad. Ella solo decidió darle todo esto porque es demasiado perezosa para
venderlas.
◇◇◇
Y así, el
resto del día trascurrió pacíficamente. Esa noche, Schwartzekatze celebró un
banquete. La ciudad organizó una gran fiesta, todo para darle la bienvenida a
Fran. Su tierra es infértil, así que realmente no entendíamos bien dónde obtendrían
el dinero o los suministros para celebrar este evento.
El jefe nos
informó que él planeaba agotar las raciones de emergencia de la aldea. Por
supuesto, no había forma de que pudiésemos permitirle eso. Habíamos venido a visitar,
no a drenar los recursos del pueblo. Terminamos suministrando toda la comida en
su lugar. Había un montón de cosas en nuestro almacenamiento. Carnes, verduras,
granos, huevos y pescado de todas partes.
Al
principio, los gatos negros habían dudado en utilizar nuestros alimentos. De
hecho, incluso intentaron negarse, pero Fran finalmente los obligó a aceptarlos
explicando que ella realmente necesitaba limpiar el gigantesco desorden que era
su inventario. Ella les dijo que tenía tanta comida que sería literalmente
imposible que ella terminara todo, y que necesitaba que los aldeanos de
Schwartzekatze la ayudaran con ello.
Una vez
más, el jefe de la aldea terminó ahogado en lágrimas de alegría. Había pensado
en Fran como una especie de héroe desde el principio, pero ahora, él había
empezado a verla incluso como algo más que eso.
La esposa
del jefe nos había enseñado una receta tradicional de los gatos negros para un
estofado. El sabor aparentemente es un poco mediocre, pero aun así lo encontré
bastante interesante por la forma en que se hace. Es cocinado en una olla con
forma extraña. La tinaja grande es gruesa como una pared y posee la forma
general de una bola de equilibrio. Cocinar en ella había calentado toda la
habitación, probablemente debido a algo similar al efecto del infrarrojo
lejano.
La carne y los
tubérculos que llenaron la olla se ablandaron extremadamente rápido. La esposa
del jefe de la aldea añadió dos condimentos principales: sal y un condimento
fermentado semejante a la salsa de soja. Luego, ella simplemente dejó la olla
sobre una hoguera y dejó que se cociera, revolviendo ocasionalmente hasta que
estuviese espesa y almibarada.
Con todo,
resultó algo parecido a un guiso de estilo japonés. Decidí no solo memorizar la
receta, sino también mejorarla para poder hacerle a Fran una versión más
sabrosa de la sopa que había alimentado a su pueblo durante generaciones.
La esposa
del jefe de la aldea también había sentido curiosidad por nuestras recetas, así
que le enseñamos cómo elaborar un inventario, específicamente de huesos y
vegetales.
Ella no
había sido la única cocinando. Muchos otros aldeanos se habían unido también.
Allí terminó siendo una tonelada entera de comida, como cabría esperar de un
banquete. Todos los aldeanos estaban súper emocionados de ver la gran cantidad
que ellos tenían para comer.
Ellos
iniciaron el banquete prácticamente adorando a Fran. Muchos de los gatos negros
bailaron mientras entonaban las canciones que siempre se repetían cuando
enfrentaban dificultades.
Al
principio, el ambiente había sido casi solemne. Pero a medida que pasaba la
hora, la gente comenzó a emborracharse. Se animaron y comenzaron a volverse
todos festivos. Bebieron juntos, cantaron fuera de tono las canciones y
bailaron de una manera alegre que contrastaba bruscamente con la atmósfera
reverente con la que había comenzado el banquete.
Aunque
muchos se encontraban borrachos, los aldeanos no pudieron olvidar su aprecio.
Comenzaron a amontonarse alrededor de Fran; Todos querían agradecerle al menos
una vez.
Todos dejaban
el círculo en cuanto expresaban sus palabras de agradecimiento, pero el número
de personas reunidas a su alrededor no disminuyó en lo más mínimo. De hecho,
más y más comenzaron a formar la fila y amontonarse a su alrededor cuando el
alcohol comenzó a llegar a ellos.
[¿Te encuentras bien, Fran?]
(Nn. Bien.)
Ella parece
feliz.
Es cierto,
para ella, debería ser un sueño hecho realidad. Ella siempre había querido
evolucionar, tanto por su propio bien, como por su tribu.
La enorme
cantidad de gatos negros continúo cantando toda la noche con sonrisas en sus
rostros. Fran permaneció en silencio, y su expresión permaneció como siempre,
pero puedo decir que ser el centro de atención le había traído alegría.
Realmente
quiero animar a Fran a permanecer un poco más, sin embargo sé que ella no
cambiará de opinión. No tengo dudas de que me dirá que quiere irse en unos
días. Pero saben qué, está bien. Todo lo que importa es que Fran disfrute el
tiempo que pase aquí.