La Gran Limpieza del Orfanato.
Después de
terminar el almuerzo, inmediatamente nos ponemos a trabajar en la limpieza del
orfanato. Sin embargo, son los huérfanos quienes están haciendo el trabajo.
Históricamente,
el programa de trabajo en este lugar ha sido lavar la ropa temprano en la
mañana y realizar la limpieza en la tarde, pero como en este momento hay un
exceso de sacerdotes vestidos de gris, generalmente todo termina durante la
mañana. Así que, durante las tardes, es probable que haya una gran cantidad de
sacerdotes sin realmente nada que hacer, así que hemos decidido arrojar
nuestros excelentes planes de limpieza ahora.
La razón
oficial para realizar esta limpieza es garantizar que cuando yo, una aprendiza
de sacerdotisa de túnica azul, venga a visitar el orfanato como parte de mi investidura
como Directora, no vea nada desagradable. Al parecer utilizar una excusa como
esta para forzar a todos a realizar una tarea tan enorme e inusual es probablemente
más fácil de aceptar para todos en el orfanato.
El objetivo
principal de esta importante operación de limpieza es, por supuesto, limpiar el
orfanato, pero también estoy utilizando esto como una oportunidad para enseñar
a los huérfanos que si ellos trabajan duro, obtendrán una recompensa. Para eso,
los cocineros hicieron una sopa que puedo dar a las personas que limpian como
agradecimiento por su arduo trabajo, y para recompensar a las personas que
toman la mayor iniciativa, planeo repartir papas con mantequilla-o, más
exactamente, untada con mantequilla, a los treinta de ellos que más se
destaquen.
El trabajo
para limpiar el orfanato puede ser dividido en lavar a los niños mientras aún el
clima es cálido, limpiar el sótano del dormitorio de las niñas donde se alojan
los niños no bautizados, limpiar los otros pisos del dormitorio de las niñas,
limpiar el sótano del dormitorio de los niños y la instalación de los equipos
del taller allí, y la limpieza de los otros pisos del dormitorio de los niños.
Haré que todos ellos se dividan en equipos y se ocupen de los diferentes
aspectos del trabajo.
Cuando
Benno y yo habíamos sugerido esto, Fran y Gil reaccionaron con un shock total. Ellos
nos explicaron que el trabajo de servicio en el templo consistía en lavar la
ropa, limpiar y entonces orar. Por la mañana, dijeron, todos lavan la ropa,
luego todos oran. Esencialmente, todos realizan el mismo trabajo al mismo
tiempo. Al parecer nadie había separado los trabajos para realizar diferentes cosas
antes.
Después de
que nosotros les explicamos que hay una gran variedad de cosas que deben
hacerse, y que cosas como cargar los equipos del taller son muy exigentes
físicamente, ellos acordaron realmente dividir el trabajo esta vez.
“Me
pregunto, incluso si los dividimos en grupos y les explicamos claramente las
cosas, ¿realmente harán su trabajo?,” Les pregunto.
“Estará
bien,” Gil dice, “porque todos en el orfanato saben que Fran es el asistente
del Sacerdote Principal.”
De acuerdo
a Gil, los sacerdotes de túnica gris y los aprendices del orfanato reconocen a
Fran, en quien el Sacerdote Principal profundamente confía, como su superior.
Si él es quien da las instrucciones, entonces casi todos los seguirán, incluso aunque
algunos de ellos podrían quejarse al respecto.
“Habrá... aun
así habrá algunos niños que no escuchen lo que se les dice,” Fran dice, mirando
brevemente a Gil.
Gil desvía su
mirada. Aunque ahora es un chico bastante trabajador, no fue hace mucho tiempo
que era un niño realmente problemático con el cual los otros sacerdotes
vestidos de gris tenían que luchar constantemente para mantenerlo bajo el
control.
Gil y Fran
harán las rondas, asegurándose de que la limpieza vaya bien, descubrir quién
está trabajando duro y quién está vagando sin hacer nada, y entonces se
comunicaran conmigo para informarme acerca del progreso general. Lutz
supervisará la limpieza del sótano del dormitorio de los niños, desde que ese
es el futuro sitio del Taller de Maine, y ayudará a traer los equipos. Después
de eso, él hará el kalfe con
mantequilla allí en el sótano. Y Delia vigilará a los cocineros y limpiará el
primer piso de mis aposentos.
“Voy a
salir--”
“Te quedarás
aquí,” Lutz me dice. “Será un gran problema si colapsas en alguna parte.”
Antes de
que pudiese terminar de decir que también quiero ir, Lutz me detiene. Mientras gimo,
después de haber perdido mis palabras, Gil me mira con asombro.
“Entonces,
Hermana Maine. Desde que toda esta limpieza está ocurriendo para que una
sacerdotisa de túnica azul pueda venir a visitarla, ¿no sería un problema si
apareciera antes de que realmente se hiciera?”
“Supongo
que tienes razón…”
Desde que
Fran no se encuentra conmigo, tampoco puedo ir a la biblioteca, así que dejo
escapar un largo suspiro. Fran, mirándome con una cariñosa sonrisa, coloca una
hoja de papel frente a mí. Esta se encuentra cubierto con su pulcra caligrafía,
cada letra formada con precisión refleja su meticulosa personalidad.
“Hay muchas
cosas que usted debe aprender, Hermana Maine. En primer lugar, cuando usted
visite el orfanato esta noche y pronuncie su discurso inaugural, me gustaría
que usted haya aprendido este saludo completamente de memoria. Por favor,
preste mucha atención en especial al nombre de los dioses para que usted no lo
diga incorrectamente.”
También me
escribió un recordatorio, pero parece que realmente debería tenerlo todo memorizado
por lo menos tanto como eso me sea posible. Miro las oraciones escritas
cuidadosamente, luego suspiro. Fran, al ver esto, sonríe ampliamente, luego
comienza a colocar una serie de tablillas de madera sobre mi escritorio, una
por una.
“Si usted tiene
tiempo, me gustaría que memorice esta lista de tés y leches que han sido traído
aquí para sus aposentos, así como el lugar donde se originaron. Este es el par que
usted prefiere. Este es del Maestro Benno, este es del Maestro Lutz, y por
supuesto este es el conjunto preferido del Padre.”
“¿Huh?
¿Qué? Le digo, estupefacta.
“Es
esencial memorizar los gustos de quienes vienen a visitarnos con frecuencia,”
dice.
Decido no
mencionar que el Sacerdote Principal en realidad hasta ahora no viene aquí.
Probablemente sea una buena idea aprender lo qué le gusta a mi jefe, con quien
trabajo junto, beber.
Lutz,
tratando desesperadamente de reprimir una carcajada, levanta su pulgar arriba.
“¡Esto es
genial, Maine! ¡Mira todas las cosas que puedes leer!”
“Me gusta
leer, sí, pero... soy muy mala memorizando...”
A menos que
sea algo en lo que estoy realmente interesada, mi cerebro no es bueno para retener
información. Cada vez que reviso mecánicamente libro tras libro, el contenido
de un libro sale de mi cabeza en el momento en que comienzo a leer el siguiente.
Mis hombros
se inclinan cuando alcanzo abatida la pila de documentos de Fran.
◇◇◇
Fran
regresa después de que suena la quinta campana. Escribe una serie de nombres en
una tablilla de madera, con su bolígrafo arañando la superficie, enumera los
nombres y las apariencias de los niños que tomaron la iniciativa y se
esforzaron, así como los niños que rehuyeron su trabajo.
“Aunque el
baño completo de los niños más jóvenes era la tarea que a usted más le
preocupaba,” Fran dice, “conseguimos usar el jabón y las toallas que preparamos
para terminar de bañarlos mientras aún estaba lo suficientemente cálido.
Actualmente están vestidos con ropa barata de segunda mano y paja fresca está siendo
empaquetada en las sábanas.”
Las sábanas
fueron compradas a bajo costo, por lo que están parcheadas, pero en este
momento los niños están llenando esas sabanas limpias con paja la cual
compramos a un granjero local para hacer su propio colchón.
“No hay
niños enfermos o que no responden, ¿cierto?,” Le pregunto.
“No, todos se
encuentran bien. Creo que esto es quizás el resultado de que Gil les haya
traído comida estos últimos días. Esos niños adoraran a Gil como un mesías, al parecer,
y como él ha dicho que fue por orden suya, es probable que también sea muy
adorada.”
Que me
digan eso en mi cara es bastante embarazoso, sin embargo me alegra saber que
esos niños se han vuelto un poco más saludables.
“Un puñado
de sacerdotisas y aprendices que fueron asignados a lavar a los niños están
ayudando a rellenar los colchones, y el resto de ellos han sido reasignados
para ayudar con el resto de la limpieza. Ahora bien, debo hacer mis rondas
nuevamente.”
“Gracias, Fran.
Lo dejaré en tus manos.”
Fran hace
una leve reverencia y luego vuelve al orfanato. Poco después, Lutz regresa.
“Maine,
hemos terminado de limpiar el sótano en el dormitorio de los chicos. Y vamos a
comenzar a instalar los equipos del taller ahora.”
“Lo tengo.
¡Gracias, Lutz!”
“Bueno,
pero, esos tipos son increíbles,” dice por encima del hombro mientras despega. “Realmente
están acostumbrados a la limpieza. ¡Son increíblemente rápidos en eso!”
Tan pronto
como Lutz se ha ido, Fran regresa nuevamente para escribir una lista de los
nombres que escuchó de Gil, y luego se marcha rápidamente.
Mientras
todos los demás se encuentran tan ocupados, me siento en la mesa de trabajo que
me había conseguido hace unos días, mirando la letra de Fran. Geez, estos
dioses tienen algunos nombres largos. Y hay muchos de ellos también. En cierto
modo quisiera preguntarle al Sacerdote Principal si puedo inventar algún apodo
agradable y amigable para ellos.
Puesto que
se supone que Delia debe vigilar la cocina mientras ella limpia, la puerta de
la cocina ha sido dejada abierta y el delicioso aroma de la sopa que repartiré
como recompensa se desplaza por el aire. Cuando me siento allí, pensando en
cosas estúpidas, la limpieza llega a su fin.
“Hermana Maine,”
Gil dice, “el dormitorio de los chicos está completamente limpio.”
“¡Gracias
por toda la ayuda, Gil! Entonces ahora solo queda el dormitorio de las chicas,
¿no?”
“Así es.
Pero los niños no pueden ingresar al dormitorio de las niñas con excepción del
comedor.”
“Entonces,
¿puedes comenzar a preparar el comedor para la sopa?”
“¡Lo
tengo!,” Gil me dijo, corriendo emocionado fuera la habitación.
Cuando él
se marcha, Lutz llega.
“Hey, Maine.
Ya hemos terminado de establecer el taller, así que hemos comenzado a cocinar
el kalfe. ¿Suena bien?”
“¿Suena
bien…? Espera, ya has comenzado, ¿cierto?” Me reí entre dientes. “Bueno, es un buen
momento de todos modos. Gil acaba de ir a arreglar el comedor.”
Lutz se
inclina más cerca, bajando su voz. “Uh, entonces esos niños están diciendo que
nunca antes han visto un kalfe. Sólo
han visto comida preparada. A pesar de que todo lo que estoy haciendo básicamente
es simplemente cocinarlos al vapor, todos están súper curiosos. Se han estado amontonando
a mí alrededor para mirar. Ha sido bastante difícil realmente hacer algo.”
“...Ahh,
cierto, solo han visto las bendiciones de los dioses, así que nunca han
cocinado realmente algo en el orfanato. Es natural que ellos tengan curiosidad
si nunca han visto ingredientes crudos, ¿supongo?”
Ahora que
lo pienso, leí en una revista en alguna parte que incluso en Japón hay muchos
niños que únicamente conocen cómo lucen las zanahorias porque las compraron en
un supermercado y nunca las han visto crecer, así que cuando ven los campos
llenos de hojas no entienden realmente lo que están mirando. Si algo así puede
suceder en un país como Japón, donde todo tipo de información está tan
fácilmente disponible, entonces no es raro que la gente aquí no sepa nada de lo
que experimentaron en su vida cotidiana.
“Entonces,
¿qué tal si voy y les enseño cómo untarlas con mantequilla?”
Con la
mantequilla y un cuchillo en si mano, Lutz sale nuevamente, sonriendo. Poco
después, Fran regresa.
“Como se
esperaba, la limpieza del sótano del dormitorio de las niñas, donde vivían los
niños más jóvenes, ha sido una tarea muy ardua. Actualmente, todos los que
habían sido asignados a limpiar el dormitorio de las niñas están ayudando. Debe
estar listo en breve. Además, a diferencia del dormitorio de los chicos, en
este momento no hay mucha gente viviendo en el dormitorio de las niñas, así que
a los niños no bautizados también se les ha entregado acceso a algunas de las
habitaciones pequeñas en el primer piso. Ahora, los colchones de paja y los cambios
de ropa están siendo entregados.”
Suspiro
aliviada al escuchar ese informe. Asegurarse de que esos niños tengan un lugar
para dormir es muy importante.
“¿Usted ha
memorizado su saludo, Hermana?”
“…Más o
menos. Pero, para estar seguros, ¿puedo llevar este papel conmigo?”
“Ciertamente.
Ahora bien, por favor llámeme cuando esté lista para partir. Delia, por favor,
atiende los preparativos de la Hermana Maine.”
Mientras
Fran baja por las escaleras, Delia aparece para ayudarme a poner mi cabello en
orden. Ella me sienta frente al tocador y saca mi horquilla. Mientras recoge el
peine, me mira en el espejo, su cara es una mezcla de dolor y tristeza.
“... ¿Los
salvaste?”
“Lo hice,”
le contesto. “Parece que ahora están lo suficientemente saludables como para
poder rellenar su propia cama con paja.”
“Ah.”
Aunque le
dije que había podido ayudarlos, su expresión no se aligeró en absoluto. Ella
desvía sus ojos, frunciendo sus labios como si ella hubiese tragado algo
amargo.
“...Delia,
¿por qué estás tan triste? ¿No eres feliz?”
“Lo estoy,
pero... es frustrante. Por qué... ¿por qué no me salvaste en ese entonces?”
“Ni
siquiera estaba aquí aún, así que no podría haber...”
“¡Lo sé!,” Ella
grita. Tal parece que ella no pudo contenerse, incluso a pesar de que ella comprende
que solo está desahogando su enojo conmigo. “Lo sé, pero...”
Sus pálidos
ojos azules se llenan de lágrimas la cuales parecen derramarse en cualquier
momento. Me duele imaginar cuántos recuerdos dolorosos ella debió haber tenido
que soportar antes de su bautismo, y cuántas veces debió desear ser salvada.
“No estuve
allí a tiempo para ayudarte, pero intentaré estar allí para ti la próxima vez.
Realmente estaré allí para ti, así que... no llores.”
“¡No estoy
llorando!,” Ella grita, frotando sus ojos.
“Lo, lo
siento...”
“¡No te
disculpes con tu asistente!”
“…Está
bien.”
Al parecer podría
haber herido su orgullo al señalar que ella está llorando.
...Aunque creo
que esta pobre chica podría ser un poco irrazonable.
Dado que
parece que mi investidura como Directora de orfanato es una ocasión pública,
hemos decidido que usaré la misma horquilla que usé para mi ceremonia de
bautismo, la de flores de glicina.
“Este es un
adorno inusual,” Delia dice.
“Es la
horquilla que hice para mi ceremonia de bautismo. La Compañía Gilberta está
comenzando a venderlas.”
“… ¿Tú
hiciste esto? ¿Por ti misma?”
“Recibí
ayuda, pero sí, puedo hacer cosas así. Si tengo los materiales, claro.”
“Los
materiales...” ella dice, sus ojos fijos en la horquilla como si fuera un
depredador atrapando a su presa.
Después de
que Delia terminó de peinarme, me puse mi horquilla. Delia no sabe cómo hacerlo
aún, así que tengo que hacerlo yo misma.
“Hermana Maine,”
Fran dice, “hemos terminado nuestros preparativos para partir.”
La sopa ha sido
vertida en varias ollas y ha sido cargada en el carro. Detrás de Fran, veo unos
cuantos sacerdotes vestidos de gris que no había visto anteriormente.
“Estos son
los sacerdotes que ayudarán a llevar y servir la sopa,” Fran me dice.
“Ah,
excelente. Gracias,” les digo.
“No,”
responde uno, “somos nosotros quienes deberíamos agradecerle. Las bendiciones
de los dioses han sido muy escasas últimamente, así que todos estarán muy
agradecidos por esto.”
“Oh, pero
esto no es una bendición de los dioses. Esto es una recompensa de mi parte.”
“¿Huh? ¿Una
recompensa?”
Él
parpadea, como si no estuviese muy seguro de lo que realmente quiero decirle.
Solo le sonrío, terminando nuestra conversación.
Fran me
toma en sus brazos y caminamos alrededor del edificio, cruzando los pasillos
hasta que arribamos a la puerta frontal del orfanato. Ya que estamos tomando el
camino largo, en realidad es una caminata sorprendentemente larga. Si hubiese
estado a pie, los sacerdotes no habrían podido igualar mi velocidad para
caminar.
Fran me
baja en la puerta del orfanato, luego se asegura de que ni mi cabello ni mi
ropa hayan sido desordenadas. Un sacerdote, viendo que todo está en orden, abre
la puerta con un crujido, entonces con voz clara y potente, llama a todos los
que están dentro.
“Todos, por
las bendiciones de los más altos entre todos los dioses quienes gobierna sobre
todo en los altos y elevados cielos y los cinco dioses que gobiernan sobre todo
en esta amplia y vasta tierra, la sacerdotisa que se ha convertido en la nueva
directora del orfanato ha llegado.”
Al otro
lado de la puerta está el comedor. Al principio, me sorprende un poco que lo
que veo a través de la puerta frontal sean las filas de largas mesas que llenan
la habitación, pero cuando pienso en cómo deben ser llevadas las bendiciones de
los dioses a mano, y que los niños solo entran en este edificio por el bien de
ir al comedor, parece bastante razonable.
Sentados a
lo largo de las mesas hay filas de personas vestidas de gris, pero tan pronto
como el sacerdote dio esa presentación, todos se pusieron de pie al unísono,
girándose hacia mí. Siento la presión de todos mirándome, evaluándome, tengo
que luchar contra las ganas de apartar mi mirada y protegerme de sus miradas.
“Vamos a
darle la bienvenida y elevar nuestras oraciones a los cielos. ¡Nosotros rezamos
a los dioses!”
Cuando
todos, como un grupo, repentinamente se enganchan usando la pose Glico, no solo
dejo de mirar hacia otro lado, sino que me encuentro mirándolos fijamente.
“Por aquí,
Hermana,” Fran dice.
Fran toma
mi mano y me guía a lo largo de una alfombra que ha sido tendida hacia una
mesa. Los sacerdotes en el frente de la multitud, quienes son más fáciles de
ver para mí, están todos sosteniendo sus poses de oración perfectamente, pero
detrás de ellos puedo ver a los niños más pequeños teniendo problemas para
mantener su equilibrio. Ellos son un buen partido para mí.
Una vez que
termina la oración y todos los ojos regresan a mirarme, Fran me levanta
suavemente y me pone sobre la mesa. Y en voz baja, murmura en mi oído.
“Tan noblemente
como usted pueda, por favor.”
Cuando se
trata de conseguir que los sacerdotes vestidos de gris sigan sus órdenes, tal parece
que la primera impresión es clave. Al igual que Gil sabía quién era yo desde el
principio, parece que es un conocimiento común entre el clero de túnica gris
que yo, que me uní al templo como sacerdotisa de túnica azul, soy una plebeya.
Fran me advirtió que si doy la impresión de que carezco de confianza en mí misma,
no me van a tomar en serio, así que debo mostrarles la dignidad de un noble.
Debo
pararme orgullosamente y nunca apartar mi mirada. Mi sonrisa debe mostrar tanta
calma como pueda manejar. Las bases son las mismas que cuando vine con Benno
para entregar mi donación al templo.
Fran me ha
dicho que si absolutamente llega a ser necesario, entonces debería sentirme en
libertad de liberar un poco de mi maná para someterlos ligeramente. Eso hará
que ellos comprendan la diferencia en nuestro status, él dijo, con una sonrisa.
Sin embargo, realmente no quiero que se aterroricen extrañamente de mí, así que
espero poder salir de esto sin tener que utilizar mi maná en absoluto.
De algún modo
logré memorizar mi discurso, pero la única experiencia que he tenido hablando
frente a una multitud como esta fue en mis días como Urano, cuando tuve que
presentar mi tesis de licenciatura, o incluso más atrás en mi escuela primaria
cuando yo gané algún tipo de premio por el informe de mi libro y casi muero de
vergüenza al tener que leerlo en voz alta a todo el cuerpo estudiantil.
Mientras toda
la multitud me mira, me fuerzo a respirar lentamente, aun temblando por la
tensión. Cuando lo hago, puedo sentir como las flores que cuelgan de mi
horquilla se balancean suavemente detrás de mí. Recordé que tengo la horquilla
que toda mi familia hizo para mí, así que comienzo a relajarme, aunque sea solo
un poco.
“Es un
placer conocerlos a todos ustedes en este día que brilla con la bendición del
dios del fuego, Leidenschaft. Mi nombre es Maine. Y se me ha confiado el deber
de ser la Director de este orfanato. Estoy agradecida, desde el fondo de mi
corazón, por haber escuchado mis deseos tan gustosamente hoy y darme tan cálida
bienvenida.”
Ahora que
he expresado mi agradecimiento por la bienvenida y expresado mi razón para
estar presente con palabras tan bonitas y ornamentadas, necesito unirlo todo recitando
los nombres de los dioses.
“Vamos a
levantar ahora nuestras oraciones y gratitud a los más altos entre todos los
dioses quienes gobierna sobre todo en los altos y elevados cielos y los cinco
dioses que gobiernan sobre todo en esta amplia y vasta tierra: la Diosa del Agua,
Frühträne, El Dios del Fuego, Leidenschaft, la Diosa del Viento, Schutzaria, y
el Dios de la Vida, Ewigeliebe.”
Tal parece
que los comentarios que Fran había escrito para mí resultaron ser algún tipo de
discurso estandarizado dentro del templo. En respuesta a mis palabras, los
sacerdotes asumieron inmediatamente la pose de oración.
“¡Nosotros
oramos a los dioses! ¡Nosotros damos gracias a los dioses!
Desde que
llegué a este templo, he tenido que practicar mis oraciones con Fran y el Sacerdote
Principal, por lo que he mejorado un poco en la postura de oración. Todavía yo no
soy realmente muy buena, pero aun así, mi balance es lo suficientemente bueno
ahora que no tengo arriesgo de caerme. La oración de hoy fue, si lo digo yo
misma, un excelente trabajo.
A
continuación, ahora que he terminado mi intervención y ya he superado la parte
por la cual estaba más nerviosa, es hora de repartir las recompensas.
“Hoy has realizado
un excelente trabajo en la limpieza del orfanato por mi bien. Te traje una
recompensa. Fran, si quieres, por favor sirve a todos los que trabajaron duro
hoy.”
“Como usted
desee, Hermana,” Fran responde.
Fran saca
una tablilla de madera y lee los nombres de las personas que no ayudaron con la
limpieza. Mientras Fran lo hace, los sacerdotes que están ayudando a repartir
la sopa caminan y la sirven a todos, excepto a las personas cuyos nombres
fueron mencionados.
Mientras
miraba, recordando la comida que era servida en la cafetería de mi escuela, un
niño, una edad similar a Gil, quien no había recibido sopa se volvió para
mirarme, con su rostro teñido de un color rojo brillante.
“¡Eres cruel!
¡No es igual!,” Él me grita, sonando justo como lo hizo Gil al principio. “¡Las
bendiciones de los dioses se entregan por igual a todos! Incluso una plebeya
como tú debería--”
“Ciertamente,”
le respondo, “las bendiciones de los dioses se entregan por igual.”
Le sonrío
agradablemente.
“Pero estas
no son bendiciones de los dioses. Les dije que esta era una recompensa para
aquellos que trabajaron duro, ¿no? ¿Quizás no estabas escuchando? Una
recompensa no es equitativa. Me temo que no puedo recompensar a los que no
trabajan. Se dice que si alguien no trabaja,
tampoco debería comer. Todos, recuerden esto.”
El chico se
queda mirándome en silencio, olvidando su enojo, como si mi refutación lo
hubiese tomado por sorpresa.
“...Una,
¿Una recompensa?”
“Es
correcto, una recompensa. Por favor, intenta trabajar duro la próxima vez.
Ahora, tengo algo más para aquellos entre ustedes que trabajaron excepcionalmente
duro para mí. Cuando su nombre sea llamado, por favor traiga su plato al frente
de la habitación.”
En ese
momento, un sacerdote de túnica gris abre la tapa de la vaporera que contiene
el kalfe con mantequilla que Lutz cocino.
El olor a mantequilla flota suavemente por la habitación. Cuando Fran comienza
a leer los nombres, los sacerdotes y las sacerdotisas comienzan a caminar
vacilantemente hacia delante, sosteniendo sus platos, mirando temerosamente
alrededor de la habitación. Una por una, las kalfe con mantequilla se colocan en el plato de cada sacerdote.
“Escuché
que fuiste el más rápido en correr para ver a los niños y ayudar a limpiarlos.
Lo aprecio mucho.”
“Fuiste muy
rápido en la limpieza, Lutz dio un gran elogio para ti.”
“Tomaste la
iniciativa de llevar algunas de las cosas más pesadas, ¿no? Gracias por tu duro
trabajo.”
Todo lo que
estoy haciendo es leer las notas que hice cuando Fran y Gil me explicaron los
motivos de sus selecciones, pero todos me miran como si estuvieran abrumados
por la emoción. Algunos entre ellos están haciendo incluso la misma expresión
que Gil la primera vez que lo alabé.
Repentinamente
me doy cuenta de lo bendecida que soy por tener la familia que tengo. Recuerdos
de cuán tremendamente ellos me elogiaron cada vez que podía hacer un poco más
de lo que anteriormente podía hacer flotaron en mi cabeza.
Así como lo
hizo mi familia por mí, creo que como directora voy a tener que buscar los
puntos fuertes de todos y asegurarme de felicitarlos por ello.
“Por favor
continúen con el buen trabajo. Ahora, por favor, disfruten de su comida.”
◇◇◇
La siguiente
tarde, tenemos una clase de cocina, enseñando a todos a hacer sopa. Todos han sido
divididos en grupos nuevamente—el grupo de lavado de vegetales, el grupo de
picar vegetales y el grupo encargado de llenar las ollas y prestar atención al fuego—y
ellos están aprendiendo bajo la tutela de Tory y Ella. Hugo está de vuelta en
la cocina, trabajando duro para hacer la cena.
Las
profesoras Ella y Tory están enseñando a todos a cortar vegetales. Aquellos entre
los sacerdotes que poseen suficiente fuerza utilizan cuchillos de cocina, y
aquellos aprendices quienes no son lo suficientemente fuertes aún utilizan cuchillos
de pelar más pequeños. Desde que esta sopa va a ser una recompensa como parte
de la cena de esta noche, todos están trabajando en serio. Incluso mientras se
maravillan por la carne y las verduras que nunca antes habían visto en su forma
cruda, están haciendo todo lo posible por lavar y cortar las verduras, a pesar
de lo poco familiares que son sus movimientos.
Observo
tranquilamente cómo va la primera tanda de cocina que el Taller de Maine ha
hecho. Fran me ha dicho que, como una sacerdotisa de túnica azul, está bien que
yo esté aquí mientras lo único que esté haciendo sea mirar. Bajo ninguna
circunstancia se me permite ayudar.
Vagamente
siento que hay ojos de alguien sobre mí. Cuando me vuelvo a mirar, veo que el
chico que no había comido ayer sigue mirándome mientras él se asegura de tomar
la iniciativa mientras trabaja. Me complace verlo tan ferozmente afirmándose a
sí mismo, por lo que cuando les entrego rebanadas de fruta como recompensa, me
aseguro de que él consiga una rebanada ligeramente más grande.