domingo, 24 de febrero de 2019

Tensei Shitara Ken Deshita 293


Capítulo 293. Un Incidente Al Norte.

A pesar de que no descubrimos nada, sin importar cuánto buscáramos, ni Fran ni Urushi pudieron calmarse. Ambos, la gata y el lobo, tienen mejores sentidos que yo. Confié en sus instintos y deduje que *algo* malo había sucedido.
[¿Qué dicen acerca de intentar mirar desde el cielo? Podría ser más fácil descubrir qué está mal de esa manera.]
[Nn.]
[On.]
Con Fran sobre su lomo, Urushi saltó desde el suelo y rápidamente ascendió. Los tres utilizamos el artificial punto de observación para examinar nuestro entorno. O al menos lo intentamos. Los cielos se encuentran nublados; Las nubes bloquearon tanto las lunas como las estrellas. Está demasiado oscuro para que pudiésemos distinguir algún detalle significativo.

[Hmm...]
[No veo nada.]
A diferencia de mí, Fran puede ver en la oscuridad, por lo que al menos fuimos capaces de recorrer los alrededores.
[¿Qué hay de ti, Urushi?]
[Ouwn…]
Por alguna extraña razón, el lobo parecía inflexible en rastrear la causa de su inquietud. Urushi continuó mirando a su alrededor incluso a pesar de que él estaba cegado por la noche. Se mantuvo en guardia e incluso trató de olfatear, sin embargo, aún así no pudo encontrar nada, desde que no tenía idea de por qué se suponía que estaba olfateando.
Y fue entonces cuando sucedió. Una pequeña franja de luz de luna momentáneamente atravesó las nubes y me permitió ver algo.
[Woah...]
[¿Maestro?]
[Creo que acabo de ver que algo moverse por allí...]
[¿Por dónde?]
[Er, mi error. Fue hacia el norte.]
Sucedió a varios kilómetros de nosotros. A primera vista, parecía estar en algún lugar cerca de la parte más árida del bosque. No había nada que obstruyera mi línea de visión. Hubiese sido capaz de verlo todo si aún fuese de día, o si no hubiese tantas nubes. Pero, por desgracia, no tendremos más remedio que trabajar bajo las condiciones sub-óptimas existentes.
La distancia hizo que ni siquiera Fran pudiese ver nada, incluso a pesar de tener visión nocturna.
[¿Podrías acercarnos un poco más, Urushi?]
[¡On!]                                                            
Urushi aceleró por el cielo. Nos llevó directamente al norte con toda la precisión de una brújula. La luna se asomó a través de las nubes durante otro segundo a mitad del viaje de Urushi.
[Maestro, ¿lo vio?]
[Sí, tan claro como el día.]
[Orn...]
Aunque solo lo vislumbré, confié en lo que acababa de presenciar. Un enorme grupo de monstruos marchando lentamente hacia el sur. La escala de aquel grupo es totalmente exagerada. Es mucho más que un simple nido o un conjunto de ellos. Había tantos que el propio desierto había sido ocultado de la vista. Solo había monstruos, monstruos y más monstruos tan lejos como mi visión pudo a ver. Un verdadero ejército.
No sabía su destino final, pero a este ritmo, chocarían con Schwartzekatze.
[¡Mierda! ¡Necesitamos acercarnos y asegurarnos de lo que he visto!]
[¡On!]
[¿Qué y por qué?]
[No lo sé, pero de cualquier manera, ¡tenemos una extraordinaria situación en nuestras manos!]
Urushi tardó otros cinco minutos en quedar justo encima de la horda. Ahora estamos a una suficiente distancia para verlos a simple vista, incluso sin la ayuda de la luna. No necesitamos contarlos para saber que el ejército posee al menos diez mil miembros.
Su marcha es rígida y constante. Está claro que estas bestias están siendo controladas. No sé hasta qué punto los monstruos están siendo manipulados, sin embargo, al menos, quien sea responsable de esto los tiene lo suficientemente controlados para mantenerlos en silencio mientras se mueven.
[¿Ahora qué?]
[Sería bastante difícil acabar con todos ellos sólo nosotros.]
[Pero los aldeanos no pueden luchar.]
[Si, lo sé. Honestamente, algo como esto requiere un ejército, en cualquier caso.]
[Nn.]
[Primero lo primero, tenemos que regresar a la aldea y evacuar a todos los aldeanos.]
[Entiendo. Primero, ¿ataque preventivo?]
[No vamos a hacerlo. Hay demasiados de ellos No podemos comprobar qué tan fuerte es cada uno, y podría haber algo demasiado fuerte para que lo manejemos mezclado entre todos esos debiluchos aleatorios.]
Terminaríamos huyendo si realmente hubiese algo así de fuerte. El único lugar para poder retirarnos es la aldea, y guiar a un monstruo fuerte hacia ella, sería un desastre en sí mismo.
[Sé que quieres luchar, pero probablemente deberíamos esperar hasta que por lo menos hayamos vaciado Schwartzekatze primero.]
[Entiendo.]
[¡Muy bien Urushi, regresa al pueblo! ¡A máxima velocidad!]
[¡On!]
[¡Rápido!]
[¡On’on!]
Nuestra primera parada fue en la casa del jefe de la aldea. Urushi ladró y aulló para llamar su atención mientras nos acercábamos.
[¡Jefe! ¡Abra! ¡Ahora!]
Fran saltó desde el lomo de Urushi y comenzó a golpear la puerta en el momento en que ella aterrizó.
[¿Q-Qué es lo que sucede, Princesa?]
El lobo había conseguir despertarlo, por lo que respondió al llamado inmediatamente, frotando sus ojos cansados ​​mientras lo hacía.
[¡Emergencia!]
[¿Q-Qué tipo de emergencia...?]
[Horda de monstruos. Dirigida a la aldea.]
[¿¡Q-Qué!? ¿Suficiente para que incluso usted tenga este pánico, milady?]
[Nn. En tierra baldía ahora mismo. Grupo enorme Necesito ejército.]
[¡¿Q-Qué?! ¿Están justo al norte? ¡Voy a despertar a los guardias inmediatamente!]
[Evacuación. Necesita comenzar pronto.]
[Entendido, milady!]
[¿Qué es todo este ruido, jefe?]
Unos cuantos gatos negros, que habían despertado por el ladrido de Urushi, se unieron a nosotros justo antes de que el jefe se pusiera en marcha, por lo que inmediatamente les advirtió para que lo ayudaran. El proceso fue mucho más simple de lo que lo habría sido en cualquier otro lugar. Todos los gatos negros confían en Fran, así que inmediatamente ellos creyeron en la advertencia en el momento en que supieron que ella era su fuente.
[¡Escuchen bien! ¡La Princesa ha hallado un enorme ejército de monstruos marchando directamente hacia nosotros! ¡Hay tantos que llenan toda la tierra baldía!]
[¿Qué?]
[¿E-En serio...? ¡¿Qué demonios?!]
Un par de gatos negros comenzaron a entrar en pánico, pero el jefe los detuvo antes de que perdieran totalmente su cabeza.
[Mantengan la calma, ¡no pierdan la calma! Ellos están cerca, pero todavía no están en nuestras puertas. ¡Tenemos tiempo suficiente para organizar una evacuación siempre y cuando todos hagan su parte! ¡Despierten a todos y prepárenlos para partir! Divídanse para que puedan despertar a todos lo más rápido posible.]
[¡L-Lo tengo!]
[¡Por supuesto, jefe!]
[Gracias. Iré a despertar a los guardias mientras tanto.]
Los gatos negros se movieron rápidamente. Según ellos, están bastante acostumbrados a esto. Huir es la única cosa en la que ellos sobresalen.
Muchos vivieron como vagabundos antes de establecerse en Schwartzekatze. Pulieron su habilidad para escapar huyendo de los monstruos y bandidos que encontraron en sus viajes. De hecho, los simulacros de evacuación aparentemente son parte de la vida cotidiana en Schwartzekatze. Mantiene un entrenamiento de esto aproximadamente una vez al año.
[¿Pero hacia dónde se supone que debemos evacuar?]
Esta vez, sin embargo, es un poco diferente. Normalmente, la evacuación sería simple porque todo lo que tendrían que hacer los gatos negros es encontrar otro pueblo cercano. Pero esta vez, realmente no saben hacia dónde ir. Schwartzekatze es una de las aldeas más robustas de los alrededores. Ningún otro asentamiento cercano posee paredes lo suficientemente grandes para soportar a más de diez mil monstruos.
[Probablemente necesitaremos dirigirnos a Greengoat.].
Los aldeanos son buenos para escapar, sin embargo, no significa que puedan superar a los monstruos. Necesitan tener todas sus cosas preparadas para partir de inmediato y así poder obtener una ventaja tan pronto como sea posible. Pero aun así, muchos dudaron que fuesen capaces de realizar todo el camino.
La respuesta del jefe a sus preocupaciones fue una tranquila y racional.
[Sin importar, tenemos que asegurarnos de que la información se propague. Tendremos que dispersarnos y enviar personas por todas partes. Les advertiremos a las otras aldeas cercanas y haremos que nuestro pueblo se dirija a Greengoat para contarle al ejército lo que ha sucedido]
[Nn.]
Aunque la batalla aún no ha comenzado, ya se había convertido en una carrera contra el reloj.