domingo, 24 de febrero de 2019

Tensei Shitara Ken Deshita 295


Capítulo 295. Soldados y Guerra.

[Lo lamento mucho, pero nuestro ejército no puede ser desplegado inmediatamente.]
Marmanno habló en un tenso tono. Él quiere ayudarnos y casi parecía mortificado por el hecho de que no podía hacerlo.
[¿Por qué?]
[El ejército bashariano se enfrentó a nuestro ejército cerca de nuestra frontera suroeste hace solo tres días atrás.]
Maldición. Supongo que eso significa que ellos tienen sus manos llenas.

[Más de la mitad de los soldados de Greengoat han sido enviados para servir en el frente de guerra.]
[¿Pero aún quedan algunos aquí?]
[Las fuerzas que permanecen en este lugar son demasiado tímidas para poder enfrentar a un ejército de diez mil monstruos.]
Marmanno miró hacia abajo y frunció el ceño.
[Lo lamento. Todo lo que puedo hacer es rezar para que los aldeanos consigan escapar y llegar aquí, a Greengoat. Los muros de esta ciudad son los únicos lo suficientemente resistentes para alejar a un ejército literal de monstruos, y además, necesitaré que mis tropas defiendan esta ciudad cuando el momento llegue. No me puedo permitir que ellos se marchen. Aquello no sería diferente a decirles que arrojen sus vidas.]
Oh ya entiendo. Él está pensando en dejar que los monstruos asedien su ciudad, ya que no posee las suficientes tropas para enfrentarlos directamente, y ciertamente no podría realizar esto sin los números necesarios para luchar contra esas malditas cosas.
[¿Algún mago de tierra? Podría hacer una gran pared para retrasarlos.]
[El único hombre en este país capaz de crear un muro lo suficientemente grande como para detener a un ejército entero ya ha tomado su lugar en la contención del ejercito de Bashar. Dudo que podamos conseguir que él responda a nuestro llamado.]
[Está bien.]
[Sin embargo, por lo menos, me pondré en contacto con todos los demás gobernadores inmediatamente y comprobaré si ellos tienen tropas restantes. También consultaré con el ejército, sólo por si acaso.]
[¿Cuánto tiempo tomará?]
[Por lo menos unos días... Tendremos que esperar hasta que estén aquí para marchar. No podemos permitir que nuestras tropas pierdan su vida antes de lograr acumular nuestras fuerzas.]
Entiendo que Marmanno no esté lanzando sus tropas al ejército inmediatamente porque eso provocaría una gran pérdida de vidas, pero realmente yo no puedo aceptar la idea de abandonar todas las aldeas. Sé que, en última instancia, es una elección que salvará más vidas, pero prácticamente está simplemente dejándolos morir. No es que esté intentando culparlo. Como gobernador, sus elecciones tienen sentido. Cada aldea solo posee unos pocos cientos de personas en el mejor de los casos. Y hablando numéricamente, tiene mucho más sentido centrarse en proteger a las decenas de miles de personas viviendo aquí en Greengoat. No tengo nada que decir. No hay ninguna falla en su lógica.
Fran también entendió las penurias del Señor, por lo que inmediatamente se puso de pie y se preparó para partir.
[Entiendo.]
[G-Gracias por entender. ¿A dónde se dirige ahora?]
[Asunto terminado aquí. A continuación, Gremio de Aventureros.]
[¿Q-Qué piensa acerca de pasar unos días más en Greengoat?]
Marmanno podría beneficiarse enormemente si Fran permanece aquí. El conocimiento generalizado sobre su fuerza podría hacer que su mera presencia fuese suficiente para aliviar la preocupación de las personas de la ciudad y aumentar la moral de los soldados, sin mencionar que Fran podría contribuir drásticamente a la fuerza de combate de esta ciudad. No cabe ninguna duda de que ella fortalecería sus defensas.
[No. No abandonaré a mi tribu.]
Fran se volvió hacia él y habló con un propósito, directo y conciso como siempre. Esto es irónico. Ambos están trabajando efectivamente por el mismo objetivo: proteger a su pueblo. El tono de Fran reflejaba eso. No había malicia en su voz, solo convicción.
Marmanno, sin embargo, pareció fallar en entenderla. Parecía pensar que su declaración irónica era simplemente una crítica a su política. El hombre-chivo se puso rápidamente de pie cuando su expresión se torció debido a su frustración.
Oh, mierda. Él está enojado. Bueno, o eso pensé.
[Lo... lamento.]
Contrariamente a mis expectativas, Marmanno no estaba enojado. Estaba frustrado, pero no irritado por las acciones de Fran.
[Como hombre y como guerrero, respeto su decisión. Haría lo mismo si estuviese en sus zapatos. Salvar a los necesitados no es otro que mi credo, el pilar sobre el cual descansa mi orgullo. Pero como el Señor de esta tierra, no puedo actuar.]
Más bien, se sintió molesto por su propia incapacidad para salir al campo y salvar todo lo que él podría salvar.
[Nn.]
[Por favor, Princesa del Rayo Negro, vaya en mi lugar. ¡Salve a los aldeanos a quienes no podré extender mi mano!]
El cuerpo del hombre-cabra tembló de emoción cuando él se inclinó tan profundamente como era capaz de hacerlo.
[Entiendo]
[Gracias. Posiblemente no puedo expresar cuánto significa esto para mí.]

◇◇◇

Fran dejó la mansión de Marmanno y se dirigió directamente al Gremio de Aventureros. Greengoat es tan grande como se podría esperar de una ciudad en la cual convergen varias de las principales rutas comerciales, por lo que le tomó un buen trecho recorrerla completamente.
[¿Holaaaaa?]
Fran llamó cuando entró al gremio para obtener una respuesta tan rápida como pudiera.
[Buenas noches, Princesa del Rayo Negro. ¿Cómo puedo ayudarle?]
[Emergencia. Necesito hablar con el Maestro del Gremio. Déjeme reunirme con él ahora mismo.]
[Sí, Señora.]
Una vez más, la reputación de Fran resultó ser útil. Logró que la recepcionista hiciera exactamente lo que ella quería sin hacer ninguna pregunta. Desapareció durante unos tres minutos para conseguir el permiso antes de regresar y llevar a Fran a su destino: la habitación del Maestro del Gremio.
El hombre con el cual nos reunimos es un viejo mago con una larga barba blanca. Como Fran, él había conseguido evolucionar. Es condenadamente fuerte.
[¿Qué le trae por aquí hoy, Princesa del Rayo Negro?]
[Norte. Ejército de monstruos viniendo.]
[¿Viniendo?]
Los ojos del viejo mago se agrandaron.
Fran inmediatamente le dio detalles. Primero reaccionó a su pregunta con sorpresa, pero pronto se arrepintió.
[¿Dice que este ejército contiene más de diez mil miembros?]
[Quiero que los aventureros ayuden.]
[Por supuesto. No veo ninguna razón para impedirlo, pero...]
El Maestro del Gremio dijo aquello mientras presionaba su puño contra su barbilla.
[¿Problema?]
[Nosotros carecemos de nuestros números habituales. Alrededor de la mitad de nuestros aventureros ya se han marchado hacia el sur.]
[¿Aventureros uniéndose a la guerra?]
Espera un momento. ¿Acaso no se suponía que los aventureros se encontraban exentos de la conscripción? Podría haber jurado que vi algo así en las reglas cuando nos unimos por primera vez.
Después de reflexionarlo un momento, pronto recordé que los aventureros suelen ser personas que no quieren estar atados a ningún estado en particular. Viajando por todas partes y trabajando a menudo fuera de su país de origen. Así que, les falta patriotismo. La mayoría de ellos no quiere ser envuelto en conflictos internacionales. Estoy bastante seguro de que habría muchos menos aventureros afiliados al gremio si no tuvieran esa cláusula contra la conscripción.
De hecho, el gremio había firmado muchos tratados internacionales que garantizaban a sus miembros la libertad para no ser reclutados. El gremio es responsable de lidiar con bandidos y monstruos, pero eso es todo. Por supuesto, como cada tratado, el contrato del gremio no fue respetado por todos. Los reidosianos lo habían ignorado descaradamente y habían reclutado a aventureros en el pasado. Todos aquellos que intentaron desafiarlos fueron deportados y expulsados ​​del país. Y, sin embargo, a pesar de su manifiesta estupidez, los reidosianos aun así fueron completa y totalmente derrotados. El Gremio de Aventureros de Reidos terminó cerrado, y el propio país quedó casi completamente desprovisto de algún practicante de la profesión, incluso hasta el día de hoy.
Los Reidosianos fueron tanto el primero como el último en intentar reclutar aventureros. Los países aún intentan formalizar contratos con aventureros específicos con cláusulas que mencionan casos relacionados con la guerra, pero eso es todo lo que pueden hacer en estos días. Y las únicas personas que aceptan esos contratos son personas que sienten una gran pasión por los países en los que ellos viven, como Amanda y Jean.
El consentimiento se había convertido en la palabra clave--reclutar a los aventureros por la fuerza era simplemente un caso perdido.
[Todos aquellos que fueron lo hicieron por su propia voluntad. Este país fue creado por hombres-bestia, para hombres-bestia. Los caballeros y soldados que sirven en el ejército no son los únicos que desean protegerlo.]
El Maestro del Gremio dijo eso mientras sonreía.
Ohhh Es cierto. Lo había olvidado. Este país es un caso especial. El Señor de las Bestias solía ser un aventurero, ¿no? Supongo que sus políticas realmente deben apoyar a las personas que comparten su experiencia en tal caso. Huh. Pienso que puedo ver por qué tantos de los aventureros de este país están dispuestos a luchar.
[Bueno nos encontramos cortos de maños. Dudo que usted pueda conseguir suficientes personas para luchar contra un ejército, incluso si reclutáramos aventureros de todos los pueblos cercanos.]
[Quiero toda la ayuda que pueda conseguir.]
[Lo entiendo. Pero tenga en cuenta que es posible que no podamos reunir más de lo que se necesita para defender Greengoat.]
[Nn... Entiendo.]
[¿Luchará hasta el final?]
El maestro del gremio dirigió su mirada a Fran cuando se puso de pie. Sus ojos parecían decir que quería decirle que era mejor para ella no ir, pero una sola mirada a su rostro lo silenció. Él ya sabía. Él sabía que su gente yace al norte. Y solo con sus ojos, él había determinado su postura.
[Adiós.]
Escogiendo no responder, Fran dejó su pregunta sin respuesta.
[Adiós. Quizás las mareas de la batalla surjan a su favor.]